El ventilador de Millet no alcanza a los políticos de Convergència

Hará falta tiempo para valorar el alcance completo del terremoto que este miércoles han provocado Fèlix Millet y Gemma Montull. Tras la confesión de que Convergència recibió comisiones de Ferrovial a cambio de obra pública, los daños se concentran en la antigua CDC. Millet, desde su silla de ruedas, ha encendido el ventilador para esparcir las acusaciones que pesan sobre él, convirtiendo definitivamente el juicio al expolio del Palau en el juicio sobre la financiación ilegal de Convergència.

Sin embargo, el aire del ventilador se ha centrado en el partido y en el extesorero de CDC, el también acusado Daniel Osàcar. Ni rastro de los dirigentes políticos, como Artur Mas, Felip Puig o Germà Gordó, que comandaban la formación en el momento de las donaciones. El fiscal Emilio Sánchez Ulled ha preguntado por alguno de ellos, pero la claridad con la que Millet y Montull han avalado la financiación ilegal de CDC se ha convertido en desmemoria.

Millet ha dicho que no se acordaba de una reunión en el hotel Diplomatic de Barcelona anotada en su agenda con su mano derecha en el Palau, Jordi Montull; el exdiputado convergente Jaume Camps (exculpado de la causa al prescribir su delito; declarará como testigo); y Germà Gordó, actual diputado de JxSí y exgerente del partido.

Tampoco ha recordado si se vio con algún responsable de CDC en los meses que tardó Osàcar en asumir el cargo de tesorero tras la muerte en 2005 de su antecesor, Carles Torrent. Millet solo ha sacado a colación a Jordi Pujol para decir que compartió con él un viaje del Orfeó Català a México allá por los años 80.

Era previsible: el propio fiscal, en su escrito de acusación, lamentó no haber podido acreditar si Osàcar, Camps y Torrent habían recibido órdenes o el beneplácito de los responsables políticos del partido para que Convergència obtuviera 6,6 millones de Ferrovial a cambio de obras públicas. En consecuencia, a los acusados les bastaba con confirmar el relato del fiscal, sin ir más allá ni proporcionar nombres de fuera de la causa.

De ahí que Millet y Montull se hayan limitado a señalar que el “Daniel” que aparece en varios documentos de la causa es Daniel Osàcar, para quien el fiscal pide siete años y medio de cárcel.

Con sus palabras, Gemma Montull busca una rebaja en los 26 años de cárcel que pide para ella el fiscal, mientras que Millet pretende acortar su estancia en prisión consiguiendo más beneficios penitenciarios de los que disfrutará por su delicado estado de salud. De hecho, Millet ha instado al fiscal a que pregunte este jueves a Jordi Montull sobre los detalles de la operación para camuflar comisiones.

“Factures convergents”

Millet ha avalado las tres vías con las que Sánchez Ulled cree que la constructora hizo llegar los 6,6 millones a Convergència a través del Palau: primero con entregas de efectivo a los extesoreros, después con facturas falsas, y finalmente a través de un convenio entre el Palau y la Fundació Trias Fargas, vinculada a CDC. También ha reconocido que él y Montull se llevaban una parte de las comisiones.

Con todo, ha dicho desconocer a cambio de qué obras concretas Ferrovial pagaba el 4% de comisión, que posteriormente se repartían al 2,5% el partido, al 1% Millet y al 0,5% Montull. “Esto lo hablaban Ferrovial y Convergència”, ha añadido. Para el fiscal, las obras señaladas son la Ciudad de la Justicia, la Línea 9 del metro, el revestimiento de la Sèquia Bellet y un pabellón en Sant Cugat del Vallès.

Montull, por su lado, ha revelado detalles hasta ahora desconocidos de los movimientos efectuados por la trama después de que Hacienda abriera una inspección al Palau por la cantidad sospechosa de dinero en efectivo que movía la institución cultural.

Tras “una llamada” de Millet a CDC (no se sabe con quién habló), Montull ha explicado que Osàcar entregó al Palau un documento con las facturas que se tenían que presentar a Hacienda para justificar los pagos. El documento aportado a la causa que ha confirmado Montull tiene el revelador nombre de “factures convergents”. Según la exdirectora financiera, una vez que Convergència les entregó estas facturas, en el Palau las falsificaron y les cambiaron de nombre para reutilizarlas en varias ocasiones.

Explicaciones de Mas y Gordó

Que Millet y Montull no hayan señalado a Mas –actual presidente del PDECat– ni a Gordó no hace que el caso Palau termine para ambos exlíderes de CDC. La oposición en pleno, salvo JxSí, ha reclamado que Mas y Gordó comparezcan en el Parlament. También la CUP, el partido que sostiene al Govern de la coalición entre la nueva Convergència y ERC. “Que nadie intente blanquear la corrupción a través del proceso independentista”, ha avisado el diputado cupaire Benet Salellas.

Mas hará una comparecencia este jueves una vez terminen de declarar Osàcar, Jordi Montull, y la exdirectora general del Palau, Rosa Garicano. Gordó, además, está cada vez más señalado en el caso del 3%.

Fuentes judiciales no esperan grandes sorpresas de la declaración de Montull de este jueves, más allá de que ratifique la confesión de su hija y de Millet. Montull es el más locuaz de los tres principales acusados: el pasado miércoles pronosticó que esta semana el juicio sería “más divertido” y hace seis años, tras declarar como imputado, alegó que no había “matado a Kennedy”. Osàcar, previsiblemente, lo negará todo. Garicano es una incógnita.

Protestas por indefensión

¿Qué credibilidad darán los jueces a la confesión de Millet y Montull? El abogado Cristóbal Martell, que representa a Pedro Buenaventura, uno de los directivos de Ferrovial encausados, ha protestado porque, tras las nuevas revelaciones, no ha podido preguntar a Millet ni a Montull, lo que ha considerado que deja en situación de indefensión a su cliente.

Martell también ha reclamado que se visione un fragmento del interrogatorio de Montull como imputada al ver contradicciones con su declaración como acusada, solicitud a la que se han sumado Xavier Melero, abogado de Osàcar y de CDC. La presidenta del tribunal, Montserrat Comas d'Argemir, ha rechazado ambas peticiones y ha añadido que el tribunal “valorará todas las declaraciones en la línea en que se están dando”. Una escueta frase abierta a interpretaciones.

A la salida de la Ciutat de la Justicia, Melero ha declarado: “Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por cien justos que se salvan”.