Xavier Trias (Barcelona, 1946) se define como una persona de orden de toda la vida y ha regresado de su jubilación para intentar ser otra vez alcalde de Barcelona, cargo que ocupó entre 2011 y 2015. Si no lo consigue se volverá a su casa porque ya ha dicho que no se quedará en la oposición.
Insiste en que su candidatura va más allá de Junts y quiere zanjar las especulaciones sobre posibles acuerdos posteriores con el PSC para evitar que, sea cual sea el resultado, Ada Colau no repita. Defiende que debe gobernar quien llegue primero. “No haré de Manuel Valls”, resume en referencia a la operación que permitió cerrar el paso a ERC, el partido vencedor hace cuatro años, y facilitar un gobierno de comuns y socialistas.
En una entrevista con Gemma Nierga afirmó hace un año que era demasiado mayor para ser alcaldable. “Hay que evitar hacer el ridículo”, llegó a decir. Y añadió que el futuro de Barcelona debe estar en manos de gente que construya la ciudad de los próximos 15 o 20 años. ¿Qué ha cambiado desde que hizo esa afirmación?
Que la gente me aprieta mucho. Me he encontrado con cantidad de gente que me pide que me presente porque creen que puedo ganar. Y que la solución para Barcelona es que encabece esta lista. No ha sido una presión normal, sino fuera de lo corriente, incluso indignada. Y si tanta gente quiere, pues te presentas. La candidatura no es solo Xavier Trias, es un equipo muy potente, no solo de presente sino de futuro.
¿Por qué las siglas de Junts no aparecen y en las papeletas incluso las han sustituido por su cara?
Porque no es solo de Junts. La apoya también el PDeCAT, Demòcrates y Més Moviment d’Esquerres. Es una candidatura de más gente que Junts.
Jaume Collboni nos dijo que usted no se puede presentar como candidato de orden porque forma parte del partido de Carles Puigdemont, que está en Bruselas, y Laura Borràs, que está condenada por falsedad documental y prevaricación. ¿Es incompatible ser un candidato de Junts y ser de orden?
En absoluto. Yo soy una persona de orden de toda la vida. Collboni lo dice porque su campaña va en esa línea. Para mucha gente su campaña electoral consiste en ver si le rompen una pierna a Trias. No lo conseguirán. Nuestra candidatura es fuerte y la gente sabe lo que es verdad. Yo soy de orden y además un hombre de pacto. De ellos depende si tienen una actitud colaborativa o si siguen con una política bastante típica actualmente que es la de destruir.
¿A quién se refiere cuando dice que hay gente que busca romperle las piernas?
A muchos partidos. Hoy en día la política se ha complicado. Pero lo más bonito de la política es colaborar, incluso con los adversarios. Ahora este ambiente no existe, es mucho más destructivo, y a mí no me gusta. Fíjese que años antes de las elecciones yo insistí en ir a comer con la señora Colau, y al final hemos ido cuando a ella le ha convenido. La imagen que debemos transmitir es que podemos tener visiones diferentes pero manteniendo la sensación de colaboración y amistad.
¿Durante los años del procés, el espacio en el que usted está ubicado, Junts, cree que ha contribuido a esta idea de diálogo y consenso?
Sí, al menos la mía.
¿Y la de su partido?
También. Hay distintas tendencias. Junts tiene corrientes distintas pero predomina la gente que quiere colaboración, que no es lo mismo que humillación. Y hay gente que nos querría humillados. Esto no lo vamos a permitir.
Ha explicado que comparte con el alcaldable socialista un mismo modelo de sociedad desde el punto de vista económico.
Igual, no. Parecido. Yo soy un socialdemócrata y él dice que también lo es. Lo que tenemos que ver es qué políticas tenemos cada uno. Collboni representa un partido que tuvo el éxito de traer los Juegos Olímpicos y de transformar el litoral de Barcelona. Gobernando PSC e ICV transformaron el frente marítimo y el barrio del 22@ y solo hicieron 100 viviendas de propiedad pública de alquiler asequible. Que cuando mandan los progres pase esto es sorprendente. ¿Qué tipo de progres son?
¿Le molesta que le digan que usted es el candidato de las élites?
No me lo dicen. Dicen que soy el candidato de la derecha. Y no estoy de acuerdo. Cualquiera que haya seguido mi trayectoria sabe que no es así. El modelo sanitario que tenemos en este país, del que soy protagonista, no es de derechas.
Hace unas semanas dijo que ir contra los poderosos “no tiene sentido” y que incluso se les debería poner “una alfombra roja”. ¿Esta afirmación es más propia de un socialdemócrata o de una persona de derechas?
Es de socialdemócrata. Que te venga el presidente de Seat y te diga que construirán en Catalunya 500.000 coches eléctricos a precio asequible y que tenga el detalle de ponerle el nombre del Raval, por considerar que lo que hay que hacer es ayudar a este barrio en dificultades, es para estar muy satisfecho como alcalde. Si decides que esto no es interesante, cometes un error inmenso. Equivocas el papel que tienes como alcalde.
La campaña de algunos es a ver si me rompen una pierna
En su diagnóstico habla de falta de autoestima en la ciudad, pero sin embargo Barcelona sigue conservando sus principales congresos, como el Mobile, y aparece arriba del todo el muchos ránquings de mejores ciudades del mundo.
Tenemos muchas cualidades, sí. Pero el Gobierno municipal ha conseguido que la gente haya perdido la autoestima. Se van a Málaga, a Santander, a Madrid, y dicen: ‘Esto sí que está bien’. ¿Y por qué pasa? Porque no gestionan bien cosas que afectan a la autoestima, como la limpieza, la seguridad o la movilidad.
En los últimos años Barcelona ha seguido captando grandes inversiones como los centros de multinacionales como Astrazeneca o Cisco.
Sí. Cisco tenía que haber venido ocho años antes, porque lo habíamos negociado. Barcelona tiene una fuerza espectacular, lo que a mí me molesta es que se pierda autoestima por errores del Ayuntamiento.
Una afirmación suya que generó revuelo es que una persona que cobra 3.000 euros no puede llegar a fin de mes. Luego matizó que se refería a una familia. ¿Se equivocó?
Sí, me equivoqué. Lo que quería explicar, insisto, es que estamos en un momento en que hay gente que gana mucho dinero, más que nunca, y luego hay otros de clase media alta y media baja, por no hablar de los que están en situación de riesgo, que en menos de un año tienen una situación difícil. ¿Trias y los 3.000 euros? Bien, me he equivocado, da igual. Pero que sepan que la gente está cabreada y disgustada, y que la clase media es ahora media baja. Si tienes alquilado un piso, te ha subido igual un 20%. Si tienes una hipoteca puede haberte pasado de 300 a 600. Por no hablar del gas, la electricidad. Eso quería explicar.
Ya ha dejado claro que si gobierna declarará Barcelona zona tensionada para topar el precio del alquiler. Teniendo en cuenta que Junts votó en contra de la Ley de Vivienda por invasión de competencias, ¿no es incongruente?
No, porque la ley se tendrá que aplicar.
¿Y usted está a favor de la regulación de los alquileres?
No, creo que se comete otra vez un error.
¿Y entonces por qué declararía Barcelona zona tensionada?
Porque nos va bien, es positivo, pero lo que hay que hacer en vivienda no es tirar de espíritu regulatorio, sino construir. El Ayuntamiento se escuda en regular los alquileres para no hacer lo que tiene que hacer desde hace tiempo: construir.
Pero disculpe que insista: ¿Usted no está a favor de la regulación pero sí de aplicarla en Barcelona?
Sí, claro. Lo que digo es que no dará el resultado que queremos. Nosotros votamos a favor de la reserva del 30% de vivienda social en las nuevas promociones. Porque la idea es lógica. Pero luego falta que funcione. Si no construyes, el mercado es el que es. Si hay poca vivienda, sube el alquiler. Debemos poner más vivienda.
En su programa se comprometen a hacer más vivienda asequible, pero a diferencia de las demás candidaturas, no han puesto una cifra. ¿Por qué?
Porque no soy un fantasma. Contar mentiras es fácil si piensas quedarte en la oposición. Los partidos que podemos gobernar debemos hacer un acuerdo durante 10, 20 o 30 años de tomar una línea clara de construcción de pisos propiedad del Ayuntamiento y ponerlos a alquiler asequible. Y acordar cómo hacerlo. Y entender que el consistorio no puede hacerlo solo, sino en colaboración de la sociedad civil. Si esto se hubiese hecho hace años, tendríamos un patrimonio importantísimo.
¿Le parece una buena iniciativa en este sentido el operador metropolitano público-privado para hacer vivienda?
Sí, claro. Es un aspecto positivo y hay más: colaborar con cooperativas. Con todos los que quieran hacer vivienda pública de alquiler a precio asequible. Y que no se venda, que es lo que hicieron los progres de socialistas e Iniciativa. Eso a la gente se le olvida.
Ha sido muy crítico con el modelo de peatonalizaciones del gobierno de Colau en el Eixample. ¿Cuál sería su alternativa?
Hacer las cosas bien. Partir de la base de que la movilidad es un servicio que no está por la ideología de un partido, sino de los ciudadanos. Creer que tú tienes la razón y la ciudadanía está equivocada, es un error. Peatonalizar Consell de Cent hace una calle de primera, espectacular, y otras de segunda. Luego el precio del alquiler se dispara allí. Eso es gentrificar y crea problemas. No entiendo que su obsesión sea esta. ¿La gente de Consell de Cent nos pedía esto?
¿Cree que no estarán satisfechos?
¡Encantados! Como si les tocase la lotería. El propietario, encantado. El que no estará contento es el inquilino.
¿Pero cuál sería su propuesta?
Si haces una apuesta de veras por la pacificación de la ciudad y la no contaminación, apuestas por el coche eléctrico. Electrificar la ciudad. Y hacer transformaciones de verdad, como es cubrir la Ronda de Dalt y hacer bajar Collserola a la ciudad con un parque de 100.000 metros cuadrados.
Pero cubrir la Ronda de Dalt no sirve para reducir el tráfico y la contaminación.
Claro que reduce la contaminación, si encima le pones verde.
Eso no reduce las emisiones.
Es que las emisiones del coche solo hay una forma de combatirlas: electrificar. Pero sabiendo una cosa: que debes conocer la gente que vive y que viene a Barcelona. Si un señor tiene un diésel de hace 20 años no es un coleccionista, es un señor que no tiene dinero para cambiárselo. Hay gente que usa el coche para ganarse la vida.
Lo que sí muestran las encuestas de movilidad de la ciudad es que quienes más cogen el coche son las personas con rentas más elevadas. Y lo contrario con el transporte público.
Pero no todos. Mucha gente usa el coche para ganarse la vida. Pero hay más alternativas: la Ronda de Dalt, unir la Marina del Prat Vermell con el Paral·lel con un paseo arbolado y que no sea un cul de sac; de una vez por todas urbanizar bien Sagrera, Glòries y hasta la Estación de Francia. Esto es la transformación de una ciudad, y no hacer una calle peatonal.
¿En qué estudios o datos se basa para sustentar la afirmación de que la construcción del tranvía en la Diagonal contamina más que los coches?
Porque es de sentido común. La contaminación no la generan solo los coches. Cuando estos sean eléctricos, ¿cree que ya no habrá contaminación?
O sea, daba por hecho que todos lo van a ser.
Cuando tú construyes, contaminas. Quien crea que no contamina...
Pero la construcción dura un tiempo, un año. El tráfico es permanente si no actúas.
Mi afirmación era para poner en ridículo según qué planteamientos. Que sepan que tendremos una solución, que dentro de 20 o 30 años los coches no contaminarán.
¿Y mientras tanto?
Mientras tanto hay que pacificar el tráfico. Todos lo hemos hecho.
Pero no con el tranvía ni con los ejes verdes.
Es que el tranvía es un disparate. Es una antigualla. Hace 30 años era señal de progreso, pero hoy en día hay métodos mucho mejores: el autobús eléctrico. El tranvía que defiende la alcaldesa está gestionado por una empresa privada. Si yo hiciese eso, dirían que privatizo. Una empresa que pretende hacer la competencia a los autobuses públicos. Eso es un disparate. No entiendo cómo Colau apoya esto, que es absolutamente contrario a su filosofía. Además, los tranvías ya están unidos: baja del andén en Francesc Macià y hay un bus que te está esperando y en 20 minutos te lleva a Glòries.
Si el modelo de Barcelona está tan mal planteado, ¿por qué París o Londres lo ponen como ejemplo?
Porque les explican una historia que no es exactamente la que es. Explican cosas que son atractivas. La teoría de pacificar la ciudad la compra cualquiera, yo también. Pero luego debes explicar si eso es un éxito o no. Y de momento, lo que hace el Ayuntamiento en Barcelona es crear un problema. Puedes decir: ‘Hay que hacer carriles bici’. Estamos de acuerdo. ‘Hay que hacer más’. Estamos de acuerdo. Pero hacerlo como se ha hecho en Via Augusta es un disparate, porque colapsas la entrada y la salida de la ciudad y genera más polución. El resultado, más allá de lo que pretendías, es un desastre. Y lo lógico es corregirlo.
Barcelona parece que se encamina hacia las cifras récord de turismo que dejó 2019, casi 12 millones de visitantes. ¿Usted cree que hay margen para el crecimiento?
Yo creo que no. Debemos apostar por la calidad. A mí lo del turismo me hace especial ilusión, porque como Colau dice que la culpa del turismo es mía… ¿Y ahora? ¿Qué está pasando?
¿A qué se refiere con turismo de calidad?
Al que va ligado a cultura, congresos, ferias, economía… Eso es lo que nos interesa. Y no digo de precios elevados ni de lujo. Turismo familiar también es de calidad. Puedes ir en mochila y hacer turismo de calidad. A mí me interesa que Obama venga aquí cuando es estudiante y, años después, cuando viene a ver a Springsteen.
¿Y no genera los mismos problemas de saturación en zonas como Ciutat Vella o el entorno del Park Güell?
Todo genera saturación, pero la cosa es bien sencilla. ¿No queremos turismo? Pues a pasar hambre. Es el 14% del PIB. Lo que debemos decidir es cómo lo gestionamos para que sea soportable y no incida negativamente en la vida de la gente. Por ejemplo, contribuyes a que los búnkeres del Turó de la Rovira estén decentes y luego tienes el problema de gestionarlo si se vuelve atractivo. ¿Quién lo vuelve atractivo? Operadores turísticos que lo anuncian para tener una buena vista de la ciudad. Si no sabes gestionar eso, colapsa.
De hecho, los búnkeres son el ejemplo de que dispersar el turismo no es siempre una buena opción.
Estoy absolutamente de acuerdo. Hay gente que cree que dispersar es un éxito. Este es un ejemplo clarísimo de si un Ayuntamiento lidera. Si fomentas que el turismo debe ir allí, pues creas un problema. Buscas diversificar, pero estás creando un problema.
¿Y con los hoteles, qué haría?
Los hay que se deben autorizar y otros que no. Sí hay que evitar según qué concentraciones de hoteles. Pensar que en la estación de la Sagrera no debe haber hoteles es vivir en la luna. Debes liderar y organizar eso, porque será importante. Cuando tomas según qué decisiones, de no querer un Four Seasons en Paseo de Gracia con Diagonal…
Ha acabado siendo el piso de lujo más caro de España.
Una vergüenza.
¿Y levantaría las restricciones de apertura de hoteles en el centro cómo hizo en 2011 cuando asumió la alcaldía?
No. Pero este es un tema con el que debes ser capaz de llegar a acuerdos con los vecinos de Ciutat Vella. Si tienes un sitio que es conflictivo, porque hay droga, y allí se acaba poniendo un hotel creo que es una cosa positiva. En la Rambla del Raval, el hotel fue positivo. Y no se ha acabado la faena que hay que hacer allí.
¿Qué trabajo hay que hacer?
Un Plan de Barrios importante. El problema del Raval es que los pisos están en mal estado y la gente en situación límite va a ocupar en los sitios que están más degradados. Es un error.
Ahora que menciona las ocupaciones. ¿Comparte la opinión de Cs, Valents y PP de que en Barcelona hay un problema grave de ocupaciones?
Hay un problema de ocupaciones, sí. Y no es que lo comparta con estos que me dice, con los que no quiero saber nada. ¿Usted cree que Collboni no está preocupado por las ocupaciones? ¿O Maragall? ¿O Colau?
Colau apunta que se han reducido un 17% en 2022 respecto a 2019.
¿Pero a ella le preocupa lo que ocurre en la plaza Bonanova? ¿Es normal que haya un sitio ocupado en el que se dedican a montar follón y agredir a la gente? No es normal. Tampoco es normal que haya grupos que apoyen a gente que dice que lo desocuparán ellos. Que esto no es la selva. Las cosas hay que hacerlas legalmente, con orden.
¿Y es normal que la Sareb tenga esos pisos vacíos?
No, no. Es una vergüenza. Pero eso tiene responsables, ¿eh? Y no son solo partidos de derechas. Que se lo hagan mirar. Es una empresa pública con un montón de pisos desocupados en una situación de falta de vivienda. Que se lo hagan mirar, porque es muy grave. Pero la ocupación de un piso es un delito. Punto. Luego habrá pisos ocupados por gente en situación límite, y entonces el Ayuntamiento es responsable de atenderlos. Pero la ocupación es un delito.
Pero en la Bonanova hace tiempo que están ocupadas. Sin las elecciones a la vuelta de la esquina, ¿habríamos visto todo lo que hemos visto?
Es que están preparando el follón para cuando yo sea alcalde. Ya pasó con Can Vies.
¿Quién lo prepara?
Aquí hay un momento en que el juez dice que hay que desocupar. Pasó lo mismo con Can Vies, pero con una diferencia. Allí había organizaciones sociales que los defendían, porque los que ocupaban hacían acciones sociales y juveniles. Pero en este caso ni eso.
Pero cuando dice que le están preparando el follón para cuando sea alcalde. ¿A quién se refiere?
Hombre, ¿quién gobierna en esta ciudad? ¿Por qué no ha actuado antes el Ayuntamiento llegando a un acuerdo para que se vayan? No hacen lo que tienen que hacer. Y eso es muy cómodo. Yo no hago nada y el que llegue detrás se encontrará el pastel, a ver cómo lo arregla. Pues gracias.
“Dicen que soy el candidato de la derecha; no estoy de acuerdo
Si usted no gana las elecciones, ¿a quién preferiría como alcalde? ¿A Collboni o a Maragall?
No es cuestión de preferencias. Es quien gana.
¿Quién llegue primero debe ser alcalde?
Sí, siempre lo he dicho. Y como llegaré yo, seré yo.
Por lo tanto, usted si no gana no buscará pactos alternativos.
Yo no haré cosas extrañas. No haré de Manuel Valls.
¿Pero haría como Ada Colau, que pese a no ganar pudo formar una mayoría alternativa con PSC y Valls?
No, no. Si hay un ganador, yo no me dedicaré a hacer lo que hizo Colau y el gran organizador de aquello, que fue Collboni. Les debería caer la cara de vergüenza. Engañaron a la gente. Les engañó Collboni, les engañó especialmente Colau… Y Valls ya les engañó a todos. Fue un cachondeo importantísimo.