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La Pompeu Fabra aprueba nuevas medidas para garantizar la “tolerancia cero” en casos de acoso y abuso de poder

Imagen de archivo de estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), en Barcelona. EFE/Quique Garcia

Pol Pareja

Barcelona —

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La Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona ha decidido impulsar diversas medidas para garantizar que en el centro haya “tolerancia cero” ante casos de acoso sexual y abuso de poder. Los cambios, que se anunciarán este miércoles, llegan meses después de que elDiario.es, en una serie de investigación sobre el acoso laboral y sexual en las universidades catalanas, desvelara diversos casos de abuso de poder de algunos de sus catedráticos más prestigiosos.

Las medidas han sido aprobadas por el nuevo rectorado tras meses de debate de un “grupo de trabajo” externo al centro, formado por psicólogas, juristas y sociólogas, que han hecho una serie de recomendaciones para promover “un cambio de cultura organizativa” en la universidad, explican fuentes de la UPF.

“Es un tema prioritario y una preocupación compartida”, señala la rectora de la universidad Laia de Nadal. “Cero tolerancia y mucha prevención”, prosigue. “Debemos gestionar con firmeza y rigor estas incidencias”.

Los cambios, que se implementarán ya este curso, afectan al personal técnico, de gestión y administración así como al personal docente investigador y también a los estudiantes de grado y de doctorado. La universidad también pretende mejorar tanto la asistencia a las víctimas —con la creación de un programa específico de acompañamiento— como la “reparación” en los casos que se hayan podido probar.

La intención de la UPF no es solo mejorar el actual protocolo de instrucción y denuncia, sino promover la formación del personal en esta materia: será obligatoria para todos los nuevos profesores y se “recomendará encarecidamente” recibirla a los actuales. La formación también se extenderá a los estudiantes.

Uno de los focos principales serán los estudiantes de doctorado —hay unos 1.300 en la UPF— que la universidad ha identificado como uno de los colectivos más vulnerables debido a la dependencia directa de sus directores de tesis y el aislamiento al que se pueden ver abocados. “Pretendemos mejorar la capacidad de detección de los abusos laborales o sexuales y facilitar los canales de denuncia”, precisa la universidad.

Para ello, se “clarificará” el acceso al buzón de quejas, se articulará un sistema de delegados de los estudiantes de doctorado para que haya un interlocutor directo con los estamentos de la universidad y se ha elaborado una “guía de buenas prácticas” tanto para los profesores que dirijan tesis como para los doctorandos.

La universidad también quiere mejorar la instrucción de los casos denunciados. La intención es que los docentes que tengan que instruir las denuncias tengan la “formación adecuada” y para ello la UPF quiere tener un grupo de unos ocho catedráticos y profesores que hayan recibido formación específica sobre cómo gestionar estos procesos, tanto en lo que refiere al ámbito jurídico como al del acompañamiento de la víctima. Estos instructores también podrán recibir asesoramiento externo si lo consideran necesario.

Los cambios en los procesos de reparación incluyen una “actitud proactiva” de la UPF en el pronunciamiento de “disculpas institucionales” y el “reconocimiento público de los errores cometidos en procedimientos pasados”, asegura la entidad. El centro también pretende mejorar la “transparencia y comunicación” de los casos que haya en la universidad.

Si tienes información sobre casos de abusos laborales y/o sexuales o conoces otros similares, puedes escribirnos a pistas@eldiario.es.

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