“Estaba llorando muchísimo, suplicando que me dejaran”. Este ha sido uno de los fragmentos del relato de la joven víctima durante el juicio por la agresión sexual múltiple de hace dos años en una nave industrial de Sabadell (Barcelona). La testigo, en un interrogatorio en ocasiones duro por parte del fiscal y de las defensas, ha explicado que fue violada por turnos por tres hombres. Pero en el banquillo solo se sienta un acusado como presunto autor material de los hechos. Los otros tres están acusados como cooperadores necesarios, es decir, contribuir a la intimidación de la víctima para que la agresión tuviera lugar. Otro agresor se dio a la fuga cuando fue puesto en libertad, antes de que los informes toxicológicos le incriminaran.
La Fiscalía pide entre 37 y 41 años de prisión para los cuatro procesados. La contundencia del fiscal Eduardo Gutiérrez en la petición de penas ha contrastado con el tono y el tipo de preguntas que ha planteado a la víctima durante su declaración como testigo. Pese a que iba relatando los hechos, el fiscal ha interrumpido en no pocas ocasiones a la víctima para preguntar sobre aspectos distintos a los que se refería. Por ejemplo, volviendo al tipo de iluminación y obstáculos de la habitación de la nave industrial cuando la víctima ya había contado los detalles de la agresión. El fiscal también se ha referido a la violación como “suceso” o “episodio”.
Es una de las quejas habituales de abogadas y colectivos feministas: la revictimización a la que, en ocasiones, se somete a las víctimas durante el proceso judicial que termina por cuestionar su relato. No solo son preguntas o el tono de los interrogatorios. En el caso de la joven de Sabadell, este martes ha tenido que declarar, aunque protegida por unas mamparas, a escasos metros de sus presuntos agresores.
“¿Cuando dice 'con violencia' a qué se refiere? ¿Está segura de esto? ¿Cómo le agarraba? ¿Intentó escapar? ¿Está usted segura que no había nadie durmiendo? ¿Cómo terminó el suceso? ¿Recuerda si eyaculó o no? ¿Recuerda su cara?”, han sido algunas de las preguntas del fiscal este martes. En otro momento del interrogatorio, el fiscal le ha inquirido por contradicciones.
Fiscal: ¿Por qué a día de hoy dice que lo reconoció como uno de lo que estaba en la nave y no como un agresor como dijo en su momento?
Víctima: Porque no estaba segura, lo único que tenía claro era que había estado allí.
Fiscal: ¿Y ahora lo tiene claro?
Víctima: ¿Qué estaba allí?
Fiscal: Sí, su participación.
Víctima: La participación no la tengo clara sé que estaba en el momento en la nave.
En el turno de las defensas, los abogados, pese al aviso del juez para que no fueran reiterativos, han preguntado varias veces por lo mismo que el fiscal, lo que les ha valido el aviso del presidente del tribunal de la sección 6a de la Audiencia de Barcelona. Incluso una de las letradas le ha preguntado si, cuando la abordaron por la calle “no podía haber llamado a un timbre”. “¡Cómo podía llamar a un timbre si me llevó a la fuerza contra mi voluntad!”, ha replicado la víctima. El presidente del tribunal ha amonestado a la letrada por la dirección a la que pretendía llevar el interrogatorio.
Pese a todo la víctima ha mantenido la compostura y ha explicado al tribunal su versión de los hechos. Todo empezó, ha contado, en un bar de Sabadell, cuando dos jóvenes empezaron a soltarle “comentarios machistas”. Ya de madrugada, cuando abandonó el local, ha explicado que uno de los dos hombres se abalanzó contra ella por la espalda y le puso contra una de las paredes de un mercado.
“Me quedé impactada y bloqueada, yo le decía que parara y estaba super bloqueada, tenía mucho miedo”. El mismo hombre –que no ha podido ser juzgado– la llevó luego por la fuerza a una nave abandonada, donde estaban los cuatro acusados y dos hombres más. Tres de ellos, ha explicado, la violaron por turnos en una pequeña habitación. Consiguió escapar y pidió ayuda a una pareja que salía de un parking cercano.
La sesión se ha alargado casi seis horas debido a la quincena de testigos que han depuesto y a que los cuatro acusados, de origen marroquí, recibían la correspondiente traducción al final de cada declaración. En primer lugar ha testificado el matrimonio que encontró a la joven. “La chica se acercó a la ventanilla pidiendo ayuda y me dijo que cinco moros la habían violado”, ha aseverado la mujer. Tras llevar a la chica a comisaría, los agentes pidieron a la víctima varios detalles que ella no recordaba, hasta el punto de que solo dos días después la llevaron al mismo lugar de los hechos. “No entendía que me hicieran pasar por eso”, ha confesado la joven sobre su revictimización.
No ha pasado inadvertido a los magistrados el hecho de que uno de los acusados que ha dicho precisar de traducción porque no entendía el español sí se comunica en este idioma con su novia, según ha testificado la joven, que por otro lado tampoco ha aportado aspectos relevantes para el esclarecimiento de los hechos. En aras de su derecho de defensa, el tribunal ha permitido que los cuatro acusados declaren este miércoles en último lugar antes de que el juicio quede visto para sentencia.