Las Juntas de Tratamiento de las cárceles catalanas donde permanecen los nueve presos del procés han decidido que los internos puedan pasar desde este viernes su primer fin de semana en casa una vez ya han sido clasificados en tercer grado, el equivalente a la semilibertad, tras más de dos años en prisión.
En un comunicado, la conselleria de Justicia ha informado que los líderes independentistas presos dormirán cuatro noches en prisión y tres días en casa. Así lo han decido las direcciones de las tres cárceles donde cumplen condena en aplicación del tercer grado penitenciario aprobado por la Generalitat esta semana y sobre el que el Tribunal Supremo tendrá la última palabra.
El tiempo de pernoctación en el centro penitenciario variará, según cada preso, entre las ocho y las once horas. El resto del día lo podrán pasar trabajando y pasando tiempo con su familia fuera de la cárcel siempre sujetos a las medidas de control y seguimiento de los respectivos programas de tratamiento por parte de las direcciones de los centros.
La concesión del tercer grado se produce cuando los presos han cumplido casi tres años en prisión. Fueron condenados a penas de entre 9 y 13 años por sedición y cuatro de ellos también por malversación.
La concesión del tercer grado se produce cuando los presos han cumplido casi tres años en prisión. Fueron condenados a penas de entre 9 y 13 años por sedición y cuatro de ellos también por malversación. Hasta ahora solo Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y el exconseller Joaquim Forn habían podido ir a casa con permisos de fin de semana al ser los únicos que ya han cumplido un cuarto de la pena.
Los 'Jordis', Forn y el exvicepresident Oriol Junqueras llevan en prisión desde el 16 de octubre y el 2 de noviembre de 2017 respectivamente. El resto de condenados pasó un mes en prisión provisional en 2017 y reingresó en marzo de 2018. Mientras seguían en prisión provisional fueron condenados por el Supremo en octubre de 2019.
Al tratarse de un asunto de clasificación penitenciaria y no de régimen carcelario –como la aplicación del 100.2–, la última palabra sobre el tercer grado la tendrá el tribunal sentenciador, esto es, el Tribunal Supremo. Previsiblemente la Fiscalía pedirá primero al juez de vigilancia penitenciaria y luego al Supremo que revoque el tercer grado, habida cuenta de la dura oposición que ha mostrado el Ministerio Público a cualquier tipo de flexibilización –incluso permisos de 72 horas– de la vida carcelaria de los presos del procés.
Para clasificarlos en tercer grado, Justicia tuvo en cuenta que todos los presos del procés disponen de una “red social y familiar favorable para la rehabilitación” y un pronóstico de bajo riesgo de reincidencia. Con el objetivo de consolidar su reinserción sociolaboral en el ámbito privado, el servicio de clasificación también ha aprobado continuar con un régimen de mayor autonomía con los programas de tratamiento de los presos, que ya trabajaban fuera de la cárcel como abogados o dando clase.