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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El primer año de Aragonès a través de su agenda: entidades independentistas, empresas y viajes por la UE

Al equipo de Pere Aragonès le gusta subrayar que su primer año como president se ha caracterizado por la recuperación de la “institucionalidad”. Se refieren a que el republicano ha impreso en la presidencia un tono solemne que consideran que había perdido en los últimos años, bien por los periodos de silla vacía en el Palau, durante el 155 o los meses tras la inhabilitación de Quim Torra, o bien por el accidentado mandato de este último. Una de las muestras de esa institucionalidad ha sido una actividad muy intensa en lo que se refiere a reuniones con grupos de interés, algo en lo que el vicepresidente, Jordi Puigneró, también ha acompañado al republicano. Según sus agendas, el jefe del Govern ha mantenido prácticamente una reunión por cada dos días laborables desde mayo de 2021, mientras que su número dos se ha quedado en una a la semana.

El calendario público de Aragonès refleja 158 apuntes en total, de las que destacan dos grandes grupos: las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las empresas o grupos empresariales. La Generalitat categoriza como ONG a buena parte de las asociaciones, entre las que destacan las entidades independentistas, que reflejan un estrecho contacto con la presidencia. De hecho, el grupo con el que Aragonès más se ha visto es Òmnium, ya sea en reuniones privadas o participando en actos de la entidad, como los premios culturales que organizan. Le sigue Plataforma per la Llengua, una presencia que refleja cómo la cuestión del catalán ha entrado de lleno en la agenda del Govern, tanto en lo relacionado con la promoción audiovisual como en la cuestión de la inmersión lingüística.

Mientras que en la agenda de Aragonès sobresalen las entidades, la mayoría de ellas vinculadas al independentismo, el vicepresidente Puigneró ha mostrado más inclinación a verse con empresas, con 18 visitas en total. La cartera del hombre fuerte de Junts en el Govern está relacionada con los ámbitos digitales, de movilidad y de ordenación territorial, y eso se refleja en un calendario en el que aparecen reuniones con compañías de las telecomunicaciones como Telefónica, Vodafone, Orange, Huawei o Parlem Telecom. También aparecen Microsoft Ibérica, las minas de Iberpotash, el grupo veterinario Gepork o la comercializadora energética Lersa Electricitat. Puigneró ha tenido también una relación frecuente con organizaciones de su ramo, como el Colegio de Ingenieros, la fundación de innovación de la patronal Cecot o la fundación empresarial FemCAT.

De vuelta a la agenda del president, en el ámbito de las empresas solo tres han tenido más de una reunión con Aragonès: Cellnex Telecom, una compañía de telecomunicaciones cotizada en el Ibex35 y que tiene una parte importante de su negocio en Catalunya; los laboratorios Reig Jofre, que inauguraron en mayo pasado una nueva planta de producción; y Casa Ametller, una cadena de tiendas de alimentación con una parte de producción propia que ha tenido una fuerte expansión en los últimos años.

En el top de Aragonès también se sitúan dos organizaciones no gubernamentales sin relación con el mundo independentista: la Cruz Roja, con quienes se ha visto cuatro veces, y la Fundación del Secretariado Gitano, con dos apuntes en la agenda. En la misma línea destacan las visitas al diario El Periódico de Catalunya, que celebra anualmente entregas de premios a las que el president acude, así como dos equipos de fútbol: el Barça y el Girona, en ambos casos debido a invitaciones a partidos pero, en el caso del club blaugrana, también porque el Camp Nou fue un punto de vacunación.

Además, el president ha viajado a cinco destinos en el extranjero, todos ellos dentro de Europa y solo uno de ellos fuera de la Unión Europea: Escocia. El resto fueron siempre países cercanos a Catalunya como Francia, Italia, Andorra y Bélgica. El coste de estos desplazamientos ha sido en total de 36.285,31 euros, una cifra en la que se computan los gastos del personal a su servicio, como los responsables de su oficina, protocolo, prensa o seguridad, pero no los de los altos cargos que le acompañasen, que tienen su propia contabilidad y personal.

De los cinco viajes realizados por Aragonès, dos han sido para ver al expresident Carles Puigdemont, primero a Bélgica pocos días después de la investidura, en mayo de 2021, y después cuando la policía italiana detuvo al expresident en Cerdeña, en septiembre pasado. El registro oficial aún no ha contabilizado el viaje que realizó Aragonès este jueves a Bruselas, donde volvió a verse con el líder de Junts, además de con otros eurodiputados catalanes. En total, Aragonès habrá sumado media docena de viajes durante su primer año como president, la mitad de ellos para reunirse con Puigdemont.

Pocas leyes y sin socios parlamentarios

La apretada agenda de contactos de Aragonès contrasta con un año poco fértil en iniciativas legislativas, hecho que en el Palau de la Generalitat explican por ser el primer curso de una legislatura en la que, además, la mayoría de las carteras han cambiado de manos. En cifras, las iniciativas que han salido adelante en el Parlament han sido seis modificaciones legislativas, algunas de ellas simples retoques. Solo una de ellas es completamente nueva: el fondo complementario de riesgos, que sirvió para pagar las fianzas de los ex altos cargos ante el Tribunal de Cuentas.

A eso hay que sumar otros cinco proyectos de ley remitidos desde el Govern, donde sí hay algunas normativas de calado, como la Ley de la Ciencia, una de reorganización del sistema sociosanitario o la ley para el fomento del asociacionismo. Desde el Ejecutivo catalán presumen además de otras medidas no legislativas pero que sí han tomado, como el inicio de la gratuidad de la escuela de infantil P2, que comenzará el próximo curso, los cambios en materia de energías renovables y que deben servir para dinamizar un sector en el que Catalunya va especialmente atrasada, o el aumento de la inversión en políticas sociales.

En el equipo de Aragonès rechazan que haya nada parecido a una parálisis legislativa esgrimiendo el argumento de las cuentas. Han aprobado unos presupuestos que en ERC sienten especialmente suyos pese a que el conseller de Economia, Jaume Giró, sea de Junts, porque fueron los republicanos quienes debieron salir a buscar los apoyos parlamentarios de los comuns cuando la CUP se desmarcó. La dificultad para encontrar mayorías estables ha sido otra de las constantes de esta legislatura, pues aunque Aragonès comenzó el mandato con un pacto con los anticapitalistas, pronto chocaron por cuestiones como la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno. Los comuns han tendido la mano en algunos momentos, pero también están lejos de ser un socio fijo, sobre todo por los choques con Junts.

Otro de los partidos con los que el Govern se ha entendido esta legislatura es el PSC. La formación de Salvador Illa ya avanzó que haría una oposición dura pero útil y ha acabado siendo clave para desbloquear organismos estatutarios que llevaban varios años caducados, como el órgano de gobierno y la dirección de TV3 y Catalunya Ràdio, el Consell de Garanties o el Síndic (el Defensor del Pueblo catalán). Unos cambios que han sumado amplias mayorías en la Cámara por primera vez desde el inicio del procés y que han dado a esta legislatura un ambiente parlamentario mucho menos crispado.