El profesorado catalán ha llenado las calles de Barcelona y las principales ciudades de Catalunya para dar muestra de su hartazgo con las políticas educativas recientes de la Generalitat. La primera de las cinco jornadas de huelga convocadas por todos los sindicatos ha logrado paralizar la actividad de muchos centros, aunque las cifras de seguimiento son dispares: según el Departamento de Educación, del 31% en la pública; según los sindicatos, del 60% (y hasta el 75% si se cuenta solo Secundaria).
“Los motivos son demasiados. Las ratios elevadas, no tener recursos suficientes para atender al alumnado con dificultades, el nuevo currículum que se aprueba sin consenso...”, enumeraba Laura Solé, profesora de Catalán en el Institut Poeta Maragall, mientras se dirigía con sus compañeros a la manifestación en la capital catalana. En su centro, que han enviado una carta a las familias con todo el catálogo de reivindicaciones, han secundado la huelga la práctica totalidad de la plantilla, algo que los más veteranos dicen que no habían visto en décadas.
“Llevo 19 años de docente y no recuerdo una huelga así en mi instituto. Es que se han acumulado muchas cosas: dos años de desgaste por la pandemia y ahora un adelanto del inicio del curso escolar sin consultarlo con el profesorado”, lamentaba Raimon Balagué, del mismo centro de secundaria.
Al grito de “conseller dimisión”, en referencia al consejero de Educación, Josep González Cambray, la marcha ha transcurrido por Avenida Diagonal hacia Via Augusta, donde se encuentra la sede del Departamento. Uno de los lemas más coreados por el profesorado era el de “no son las vacaciones, son las carencias” (No son les vacances, son les mancances, en catalán), para remarcar que no les ha sacado a la calle solo el cambio en el adelanto del inicio de curso –la medida más polémica–, sino el cúmulo de falta de recursos que arrastra el sector.
El lema de la protesta, compartido por todos los sindicatos, era Basta de imposiciones, basta de recortes. Por una educación pública de calidad. Y la asistencia a la marcha, que se ha vuelto a llenar de camisetas amarillas –el símbolo contra los recortes educativos en Catalunya–, ha sido de unas 22.000 personas según la Guardia Urbana (40.000 según los convocantes). La gran mayoría de ellos eran profesores (de una plantilla que en toda la comunidad asciende a unos 120.000).
Sin avances en la reunión con el conseller
Al llegar a las puertas Educación, un cordón de los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra ha impedido que los manifestantes accediesen al interior y, salvo algún momento de tensión, no ha habido incidentes. Cambray ha recibido a los representantes de los sindicatos, pero estos han salido nuevamente descontentos tras el encuentro. “No han querido negociar nada. Seguimos pidiendo su dimisión y pedimos al president Pere Aragonès que se reúna con nosotros para negociar en el conflicto”, ha reclamado Iolanda Segura, portavoz del sindicato USTEC.
Según un posterior comunicado de CCOO, la reunión ha durado solamente diez minutos y le habría servido al conseller para “intentar escenificar una fotografía conciliadora y dialogante”.
A la misma hora, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, se mostraba tajante a la hora de responder a la protesta, asegurando que mantienen abierta la vía del diálogo para que se ponga fin a la huelga. “Los principales perjudicados, y ya lo han sido bastante en los últimos dos años, son los niños y niñas”, ha defendido.
Una huelga sin precedentes recientes
La movilización de este martes es la primera de una huelga de cinco días –tres de ellos, esta misma semana– contra las políticas educativas de la Generalitat y la falta de diálogo que atribuyen al consejero de Educación. El detonante de las distintas jornadas de paro ha sido el nuevo calendario escolar –que adelanta una semana el inicio de curso–, pero los sindicatos esgrimen una larga lista de reivindicaciones, desde la precipitación en la aplicación de los currículos hasta la falta de recursos para el modelo de escuela inclusiva, para reducir la interinidad o mejorar las ratios.
Antes de arrancar la manifestación, los portavoces de los principales sindicatos han vuelto a interpelar a Cambray y a exigirle que se siente con ellos y que esté dispuesto a hacer concesiones.
Rosa, maestra del Instituto Escuela Sala i Badrinas de Terrassa, explicaba durante la marcha que sí recuerda movilizaciones parecidas en su colegio, donde ha habido un seguimiento del 60%. “Para mí, lo del calendario es lo de menos, porque precisamente es lo que nos hace quedar mal ante la gente”, resumía. Y señalaba en su caso, como muchos otros, la falta de recursos para atender al alumnado con necesidades especiales y la “precipitación” a la hora de implantar el nuevo currículo.
Los días de huelga son de este martes a jueves –15, 16 y 17 de marzo– y también el 29 y el 30. La movilización, en su conjunto, está secundada por casi todos los sindicatos del sector: USTEC, CCOO, UGT, ASPEPC, Intersindical, CGT y USOC. La protesta de este martes también incluye a la escuela concertada (que convoca solamente el 15 y el 16), a otros ámbitos como el ocio educativo (monitores de comedor, de extraescolares…) y al personal laboral del Departamento de Educación. Además, incluso los directores de escuelas e institutos, al menos en Barcelona y Girona, se han sumado a la protesta de hoy con un duro posicionamiento contra la “improvisación” del Departamento de Educación.
Apoyo de los directores a una de las jornadas
En su misiva, remitida a las familias, los cientos de directores que la suscriben (en Barcelona, todos los de Primaria y Secundaria) acusan a Cambray de tratarlos con menosprecio por haberse tenido que enterar de cambios en la gestión educativa de sus centros “por la prensa”. Entre sus preocupaciones, resaltan la falta de “recursos humanos y materiales” para desplegar las políticas de escuela inclusiva o la necesidad de estabilizar plantillas. También lamentan el anuncio “unilateral” del nuevo calendario. “No se puede anunciar una medida como esta sin haberla previamente consensuado con las escuelas, consejos escolares, sindicatos y familias”, resumen.
Los directores comparten con los sindicatos otras reivindicaciones, como por ejemplo la defensa de la inmersión lingüística frente a las sentencias que obligan a dar un 25% de clases en castellano y el freno al nuevo currículo. Sobre esto último, los responsables de los centros piden tiempo para debatirlo, mientras que las centrales de trabajadores están directamente en contra de la propuesta.
Las familias, por su parte, no llaman a la protesta. Algunas se han mostrado contrarias a ella debido a que haya sido el cambio de calendario el detonante, pero aun así la principal asociación de padres y madres, AFFAC, apoya al profesorado. “Entendemos las reivindicaciones del profesorado y tenemos máximo respeto por la convocatoria de huelga que han impulsado, pero no tenemos capacidad para explicar reivindicaciones laborales”, añaden.
En un intento para calmar los ánimos de los docentes, el consejero Cambray decidió mandarles una carta a todos el pasado viernes. En ella, rebatió algunas de sus demandas, como el hecho de que se rebajarán ratios a 20 en primero de Infantil, y anunciaba mayor “flexibilidad” a la hora de aplicar los nuevos currículums y que él se hará cargo “en primera persona” de la respuesta a la sentencia del 25%. Está por ver el impacto que tuvo en el profesorado, más allá de enfurecer a los sindicatos.
De cara al desarrollo de la huelga, se han decretado servicios mínimos que consisten en garantizar la asistencia de un miembro del equipo directivo y un maestro por cada tres aulas, además de un 50% en el personal de comedor. Según los sindicatos como CCOO, se trata de unos servicios mínimos “abusivos” porque impiden secundar el paro a un 20% de los 120.000 profesores interpelados.