El mapa de Barcelona se ha vuelto rojo. El PSC ha arrasado en la capital catalana con un 33,2% de los votos. Los socialistas se han impuesto en todos los distritos de la ciudad, obteniendo una tercera parte más de apoyos respecto a las pasadas elecciones de 2019. El dominio del PSC sería unánime si no fuera por el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, el que tiene la renta más alta, y donde ha vencido el PP.
En los anteriores comicios, el PSC sólo se hizo con tres de los diez distritos de la ciudad (Nou Barris, Horta Guinardó y Ciutat Vella) y se resignó con el segundo puesto en todos los demás, que fueron conquistados por ERC. Pero en esta contienda, ha duplicado los apoyos obtenidos en casi todas las zonas de la ciudad que antes ostentaban los republicanos.
Destaca que el distrito en el que más votos ha obtenido Pedro Sánchez ha sido Nou Barris, uno de los más populares de Barcelona. En esa zona, el socialista ha cosechado el 43,5% de los votos. Se trata de un distrito que se volcó con los comuns en 2015, con la llegada de Ada Colau. Pero el idilio duró poco y en las últimas municipales fue uno de los distritos donde la exalcaldesa perdió más apoyo, en favor del socialista y ahora alcalde Jaume Collboni. Un augurio del apoyo masivo que han dado este domingo a Pedro Sánchez.
Con esta victoria, Barcelona se convierte en el trampolín de los socialistas. De hecho, uno de cada ocho votantes del PSOE viene de la capital catalana. Con estos resultados, se confirma como uno de los principales caladeros del socialismo, que ha obtenido unos resultados históricos también en el resto de Catalunya.
De hecho, el 15,6% de los votantes de Pedro Sánchez son catalanes (el 79,5% de ellos de Barcelona). Se trata de la cifra más alta desde 1996, cuando la cifra llegó al 16,2%. Con estos resultados, el socialismo catalán dispondrá de 19 de los 122 escaños del PSOE en el Congreso, la proporción más alta de la historia, por encima de los 25 sobre 169 que obtuvo Carme Chacón en 2008.
La excepción azul
La única excepción en el mapa de Barcelona se encuentra en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, el de renta más alta. En éste, el PP de Alberto Núñez Feijóo ha cosechado casi el 31% de los votos, diez puntos más que el PSC. Se trata de un feudo histórico de Junts, tal como se demostró en las pasadas elecciones municipales, donde Xavier Trias arrasó con un 40% de los votos.
La hegemonía de este partido sólo se ha visto amenazada en unos pocos momentos de la historia reciente. Por ejemplo, cuando Trias renunció a presentarse a la revancha contra Colau (2019). También fue fuerte el castigo cuando empezó el procés (2012) o después del referéndum del 1 de Octubre (2017).
Pero el apoyo a esta formación no debe leerse en clave nacionalista, sino de clase. La caída de Junts no fue aprovechada por ERC, como sucede en otras zonas de Catalunya, sino por otros partidos de derecha, principalmente Ciudadanos. Y ahora, con la deshecha de los naranjas, el distrito se lo ha quedado el PP.
Barcelona aparta al independentismo
Con esta victoria, los socialistas desbancan a ERC, que fue la vencedora en las últimas elecciones generales (tanto las de abril como la repetición de noviembre de 2019). En aquellos comicios, el independentismo sumó un 40,4% de los votos (21% de ERC, 12,4% de Junts y 7% de la CUP).
En cambio, el 23J ha relegado a ERC hasta la cuarta posición; las tres fuerzas independentistas suman el 23,2% de los votos (12,2% de ERC, 10% de Junts y 0,7% de la CUP). En términos totales, el nacionalismo pierde en Barcelona 151.300 votos, una tercera parte de todas las papeletas que ha perdido en el conjunto de Catalunya.
Gran parte de estos votos se han ido al saco del abstencionismo, que ha aumentado seis puntos en comparación a los comicios de 2019 (del 26,6 al 32,6%). Otra parte es muy posible que se decantaran por el voto útil y dieran su apoyo al PSC o a Sumar, como una estrategia para frenar un posible gobierno del PP con apoyo de Vox, tal como ha apuntado esta misma mañana el secretario general de Junts, Jordi Turull.