Carles Puigdemont ha reclamado al electorado catalán un “puñetazo sobre la mesa” el 12M. En el cierre de campaña de Junts, desde la localidad francesa de Elna, el expresident ha dado el último empujón a su candidatura al pedir no solo concentrar todo el voto independentista, sino también el de aquellos que quieran decir “basta” al “maltrato” que asegura que sufre la población en Catalunya.
Frente a unas 3.500 personas, y en su intento final de llevarse las papeletas de todo el soberanismo, Puigdemont se ha vuelto a reivindicar como el único candidato con opciones capaz de plantarse frente al Gobierno español. “Ir a votar con algo de incomodidad es mejor que condenar a Catalunya a la incomodidad de estar gobernada por un partido de obediencia española”, ha proclamado en referencia al socialista Salvador Illa, al que otros dirigentes de Junts han tachado de aspirante a “gobernador civil”.
El discurso de Puigdemont ha llegado precedido de las intervenciones de Laura Borràs, presidenta de Junts y expresidenta del Parlament, y del secretario general Jordi Turull, además de los cabezas de lista por cada provincia. Sus proclamas, han ido dirigidas a situar el 12M como una fecha decisiva para la reactivación del independentismo, por un lado, y sobre todo para el regreso del expresident.
“¿Os imagináis que diríamos de las generaciones anteriores si hubiesen podido votar sí o no a que regresase victorioso el president Lluís Companys y que hubiesen dicho que ‘no, porque yo miro a ver si hacen más pantanos aquí o allá? La historia nos ha convocado”, ha llegado a afirmar Turull.
Junts no ha querido renunciar a la épica independentista que tan bien le ha funcionado en anteriores ocasiones y Puigdemont también ha cerrado su discurso apelando a su regreso a Catalunya, que ha asegurado que será el día de la investidura, aunque no sea él el aspirante. “Volveremos porque por eso nos fuimos al exilio”, ha proclamado entre aplausos. “Señores de Madrid, preparaos porque ya vamos”, ha insistido, para acabar cerrando con un llamamiento solemne: “Catalanes, la hora de volver ha llegado”.
Ya desde el arranque, Puigdemont ha apelado al orgullo herido del independentismo. “Somos una nación viva, despierta, y sentimos la profunda necesidad de defendernos cuando nuestra existencia está amenazada”, ha afirmado. “Hace siglos que solo nos tenemos a nosotros para defendernos de poderosos adversarios”, ha seguido entre aplausos, que se han repetido al remachar: “Este pueblo se ha puesto en marcha para hacerse respetar”.
Ha sido en ese momento cuando el líder de Junta ha pedido el “voto del puñetazo sobre la mesa”. Una forma de decir basta a una ristra de agravios que ha enumerado y que van desde la imposibilidad de “vivir plenamente en catalán” hasta el déficit fiscal. “Ya basta de ser los que más pagan y los que menos reciben, de engordar los bolsillos económicos de Madrid”, ha denunciado el expresident.
“Los votos sí pueden ir unidos”
Puigdemont ha culminado desde Elna su campaña electoral más presencial, aunque haya sido desde el sur de Francia, donde reside desde que se convocaron los comicios. Cada día han subido autobuses desde distintos puntos de Catalunya para acudir a los actos del expresident, que seguirá también la noche electoral desde un recinto en Argelès-sur-Mer.
Consciente de que el desánimo independentista es también uno de sus principales rivales, Puigdemont se ha dirigido a todos los que están “cansados”. “El objetivo de España es que nos cansemos”, les ha recordado. Y, después de reconocer que no ha hecho lo suficiente para lograr la unidad del independentismo, ha pedido que este se manifieste en forma una victoria de Junts el domingo.
“Los votos sí pueden ir unidos a las urnas”, ha afirmado. “Toda esta gente que nos pide que vayamos juntos, puede haacerlo cogiendo papeleta que de más fuerza, la única opción independentista que puede ganar las elecciones”, ha sentenciado.