Puigdemont se queda sin su principal escudo frente al juez Llarena
Carles Puigdemont ha sufrido una derrota contundente en su partida europea contra el juez Pablo Llarena. En una pugna que dura ya más de cinco años, el expresident había acumulado una mayoría de victorias o empates. Y cuando había perdido, el Tribunal Supremo había rechazado el trofeo. La sentencia del Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) de este miércoles supone el mayor varapalo jurídico al eurodiputado de Junts desde su marcha a Bélgica.
El fallo europeo es clave porque supone la pérdida de la inmunidad del líder independentista, que ahora queda expuesto a la reactivación del proceso de extradición. El juez Llarena puede pedir de nuevo a Bélgica la entrega de Puigdemont. Y esta vez lo hará después de que dos instancias judiciales europeas hayan limitado el margen de maniobra de las dos líneas de defensa del expresident: la falta de competencia del Supremo y la denuncia de que Puigdemont sufre persecución política por independentista.
Además de respaldar en su totalidad el procedimiento en el Europarlamento –que Puigdemont también cuestionaba–, el TGUE evita poner un pero en la competencia del Supremo para pedir el suplicatorio, otro de los alegatos de la defensa del expresident.
Espaldarazo al Supremo
La decisión sobre si el Supremo era competente para enviar el suplicatorio, concluyen los jueces de Luxemburgo, corresponde únicamente al propio Supremo, y en ningún caso al Europarlamento o al Tribunal General. “Son las autoridades nacionales las que deben decidir”, remarca la sentencia. Todo un revés a la línea de defensa del expresident consistente en intentar que las autoridades internacionales cuestionen la competencia del Supremo para investigar el procés y defender que la causa debe juzgarse en Catalunya.
Esta protección al Supremo por parte del TGUE llega meses después de que, en la otra sentencia que el juez Llarena esperaba para reactivar las extradiciones, la Justicia europea también respaldara en parte su autoridad: el Tribunal de Justicia de la UE advirtió a Bélgica que, en un nuevo proceso de extradición, no puede cuestionar sin más la competencia del Supremo para reclamar a los líderes independentistas, sino que tiene que analizar y justificar si esa competencia supone un peligro para el derecho fundamental a un juicio justo de Puigdemont y el resto de exconsellers reclamados.
En suma, el Tribunal Supremo llega reforzado –al menos desde Luxemburgo– a la partida definitiva con Bélgica para saber si el expresident puede ser entregado a España. Pero queda por jugar el último partido, que puede durar meses.
A la espera de Llarena… y de Bélgica
El balón está ahora en la plaza de la Villa de París de Madrid, sede del Tribunal Supremo. Perdida la inmunidad, el juez Llarena ya no tiene impedimento para reactivar los procesos de extradición de los independentistas, que quedaron sin efecto a la espera de las dos decisiones de la Justicia europea. Será el cuarto intento de la Justicia española para extraditar a los líderes del procés. Los anteriores fracasaron.
Las esperanzas de Puigdemont de recuperar el escudo de la inmunidad residen en el recurso que ya ha anunciado que presentará ante el Tribunal de Justicia de la UE. Esta instancia superior ya le devolvió cautelarmente la inmunidad el año pasado y cuestionó la imparcialidad de los políticos de Ciudadanos y de la extrema derecha que tramitaron el suplicatorio pero que ahora, en cambio, ha avalado el TGUE.
En cualquier caso, la decisión del TJUE sobre la nueva medida cautelar del expresident podría demorarse hasta unos seis meses –y hasta un año sobre el fondo del recurso–. Tiempo suficiente para que el juez Llarena envíe de nuevo peticiones de extradición a Bélgica. Sin embargo, el magistrado también podría esperar a que termine todo el proceso en Luxemburgo y que el TJUE emita su sentencia definitiva para acudir a Bélgica sin ningún cabo suelto.
De cara a la nueva solicitud de extradición, la defensa del expresident plantará batalla desde el minuto cero. Para empezar, porque Puigdemont cree que al haberse eliminado la sedición y reclamarse la entrega ahora solo por malversación, el juez Llarena tendría que enviar de nuevo un suplicatorio a la Eurocámara. Todo tendría que empezar desde cero, a su juicio.
Fuentes jurídicas consultadas creen que, aunque el expresident debe intentar para su extradición con todos los argumentos, éste no es viable porque la malversación, recuerdan, ya estaba incluido en la euroorden en suspenso desde 2019 y que ahora el juez Llarena podría reactivar.
La petición será solo por malversación y desobediencia, los mismos delitos por los que Alemania aceptó entregar al expresident en 2018 pero que el Supremo rechazó al no poder juzgar a Puigdemont por rebelión ni sedición. De ser entregado y juzgado en España, el expresident se expondría a hasta doce años de cárcel porque el Alto Tribunal cree que la malversación a aplicar a los líderes del procés es la agravada y no la atenuada que pactaron el Gobierno y ERC.
Una vez la petición del magistrado español llegue a Bélgica, empezará un nuevo partido, que también se alargará por lo menos un año y que, a estas alturas, ya nadie descarta que traiga sorpresas. Para empezar, por la reacción que los jueces belgas puedan tener a las cuestiones prejudiciales que el juez Llarena envió al TJUE y con las que el magistrado español cuestionó la negativa de sus homólogos belgas. No es descartable que quieran pagarle a Llarena con la misma moneda (y la defensa de Puigdemont intentará aprovecharlo).
¿Puede Puigdemont moverse de Bélgica?
Puigdemont ya no podía pisar España sin eludir la cárcel porque el juez Llarena consideró que no tenía inmunidad en nuestro país al haber sido elegido eurodiputado más de un año después de haber sido procesado, lo que a su juicio le dejaba sin blindaje. Sí conservaba la inmunidad en toda Europa y para sus desplazamientos a la Eurocámara. Esta última es la única inmunidad que se mantiene ahora, según el expresident, que ha anunciado su intención de acudir el lunes a la sede de Estrasburgo (Francia) para la semana de comisiones y pleno.
La sentencia de este miércoles sí elimina totalmente la inmunidad de la que hasta ahora gozaba el expresidente en el continente europeo. En el momento en que el juez Llarena active de nuevo las órdenes de detención europeas, se repetiría lo ya vivido en Alemania, Italia o Bélgica. Este es el país en el que el expresident quiere que se tramite la petición de extradición.
Un exceso de expectativas
Más allá de los escenarios de futuro, la sentencia de este miércoles supone una derrota para el expresident, su entorno y dirigentes de su partido, que llevaban meses alentando las expectativas de retorno a Catalunya en base al fallo del TGUE.
Fiel a su estilo de verso suelto del procés, la eurodiputada de Junts Clara Ponsatí ha sido quien lo ha expresado con más sinceridad este miércoles. “Basta de alimentar ilusiones de que con tácticas judiciales lograremos la libertad”, ha dicho Ponsatí, que también ha cargado contra la “especulación recurrente” de que la sentencia abriría la puerta del retorno del expresident y ha reconocido que hoy la situación de Puigdemont y Toni Comín es “un poco más complicada”.
Los jueces europeos desechan todos los alegatos jurídicos del expresident para intentar blindar una vuelta España sin pasar por la cárcel. Si Puigdemont quiere intentar una vuelta épica a Catalunya como revulsivo electoral de Junts en unas eventuales elecciones catalanas en otoño, el destino inmediato de la intentona es el mismo ahora que antes de este miércoles: la prisión provisional.
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