Una de cada cuatro personas a las que les ha tocado formar parte de una mesa electoral, 20.579 ciudadanos en total, han presentado impugnaciones para librarse de formar parte de las elecciones catalanas del 14 de febrero. Ante esta situación las autoridades que deben garantizar la formación de las mesas, juntas electorales y ayuntamientos, buscan alternativas a contrarreloj para garantizar que el domingo de la votación ninguna mesa falle aunque sus responsables no acudan. La Junta de Barcelona acaba de dictar un criterio en el que pide a las juntas de zona que prioricen a los suplentes de otras mesas que hayan quedado libres para llenar los huecos que puedan quedar. Por su parte, algunos ayuntamientos ya se habían preparado con anterioridad nombrando a más suplentes o, incluso, repitiendo los sorteos.
La legislación electoral (Loreg) deja muy abierta la posibilidad de incorporar a las mesas a miembros que no hayan sido designados a través del sorteo municipal. En el artículo 80 de la ley dispone que, ante la ausencia de los miembros de la mesa, las juntas electorales tienen la potestad de “designar libremente” a sustitutos. Históricamente se había utilizado el método de elegir al primer votante que figurara en la cola del colegio electoral. Sin embargo, en esta ocasión las franjas de primera hora de la mañana se han reservado a personas especialmente vulnerables al virus, lo que hace muy desaconsejable la fórmula de sentar en la mesa a los primeros votantes de la mañana.
En este sentido, la Junta Provincial de Barcelona ha firmado este viernes un acuerdo en el que señala a las juntas de zona la conveniencia de que utilicen a suplentes de otras mesas. “Se sugiere que el criterio a seguir sea el de reasignar a los electores suplentes que no deban formar parte de la mesa electoral inicialmente asignada por encontrarse ya constituida, a aquéllas que tengan necesidad de miembros para su constitución dentro del ámbito territorial de la JEZ correspondiente, preferentemente dentro del municipio de residencia del elector”, indican desde la autoridad electoral de Barcelona, donde se han registrado unas 8.000 personas que rechazan participar en el proceso.
Por su parte, los ayuntamientos han tirado de alternativas más o menos imaginativas para evitar llegar al domingo sin tener asegurado que todas las mesas electorales se pueden constituir. Según informa la agencia ACN, varios municipios ya optaron por sortear más suplentes de los necesarios para poder así tener más margen ante eventuales renuncias. Es el caso de Terrassa, donde además de los dos sustitutos habituales designaron otros dos por mesa. En la localidad costera de Cubelles ya hace ocho años que eligen hasta a ocho personas para cada puesto, de forma que siempre tienen suplentes.
Este sistema es similar al utilizado en L'Hospitalet de Llobregat, donde desde hace tiempo se sortean a nueve personas para cada cargo. De estas se notifican a las tres primeras, un titular y dos suplentes, y se guardan los otros 5 nombres como reserva. Si alguno de estos falla, se notifica al siguiente, hasta agotar la lista.
Más sofisticado el sistema de Baracelona o Badalona. En estas ciudades no sortean números concretos sino que se genera una matriz aleatoria que establece un orden para todos los electores del censo, o bien un número del que salen múltiplos en el caso de Badalona. De esta manera, si falla uno se notifica al siguiente, hasta agotar la lista completa de los votantes. Según ha explicado a TV3 la gerente municipal de Barcelona, Sara Berbel, desde su consistorio se ha notificado a un suplente cada vez que la Junta Electoral ha aceptado una renuncia, en un proceso prácticamente automático.
Otros consistorios, en cambio, han optado por hacer nuevos sorteos después de encontrarse con carencia de miembros de mesas. es el caso de Tortosa (Tarragona), donde el Ayuntamiento optó el lunes por celebrar una un nuevo proceso para elegir a cada uno de los puestos que habían quedado vacantes, o en Mollerussa (Lleida), donde también se ha celebrado un nuevo sorteo. De hecho, ambos ayuntamientos subrayan que esta es una práctica habitual y no descartan tener que volver a sortear algunos puestos más que queden vacíos de aquí al domingo 14 de febrero.
Otra de las fórmulas que puso sobre la mesa el presidente de la Junta Electoral de Barcelona, Santiago García, era reclutar a voluntarios que pudieran formar parte de una bolsa común para rellenar posibles suplencias en cualquier mesa que tenga dificultades el día de la elección. Una idea que sin embargo ha recibido críticas por poner en riesgo la limpieza del proceso. Así se ha pronunciado, por ejemplo, el Síndic de Greuges (defensor del pueblo) Rafael Ribó, quien advirtió que los voluntarios no están previstos en la ley electoral y que deben ser los propios electores censados en una mesa los que formen parte de ella.