Aunque hace catorce años que dejó el club, los titulares de la entrada en prisión del constructor y promotor inmobiliario Josep Lluís Núñez y su hijo mayor continúan ubicando el empresario como ex presidente del Barça. Como si los más de veinte años en el cargo de la entidad fueran más destacables que haber sido el dueño de la mayoría de xamfràs de la ciudad, aunque los delitos que le han llevado a Cuatro Caminos tengan relación con su faceta empresarial y no con la de la gestión deportiva.
En Cataluña todo el mundo sabe quién es “el Núñez”, quizá relacionarlo con el Barça tenga sentido fuera, sea realmente goloso para España. Quizá se quiera hacer un pack de expresidentes que han delinquido. Ex presidentes con responsabilidades incomparables (al menos en una sociedad madura y sana), aunque el constructor proclamara en una recepción en el Ayuntamiento que la ciudad llevaba el nombre del club y no al revés.
Cometidos los delitos durante su etapa al frente del Barcelona, quizás sí que Núñez fue el precursor de los que cierran negocios en el palco de un campo de fútbol. Quizás Josep Maria Huguet (jefe de la Dependencia Regional de Inspección de Hacienda en Cataluña de 1995 a 1994 y acusado de haber cobrado más de 2 millones de euros para hacer la vista gorda con las actas de varias empresas, entre las que las de Núñez), y los inspectores Manuel Abella, Roger Bergua, Alvaro Pernas, Juan José Lucas Carrasco eran asiduos en la zona noble del estadio. Pero lo que es seguro es que la mayoría de fichajes de futbolistas azulgrana, Núñez les negociar y cerrar en su despacho profesional de la calle Urgell, esquina con Córcega, donde los periodistas deportivos habíamos hecho muchas guardias y donde nos quejábamos de que el empresario tratara los temas del club, en lugar de hacerlo en las oficinas azulgrana. No nos parecía bien que 'mezclara', como nosotros hacemos ahora.