Nadie repara en esas rocas, pero estaban ahí antes incluso de que existieran los dinosaurios. Llevan en el barrio del Carmel de Barcelona aproximadamente entre 252 y 237 millones de años y son únicas en la ciudad, porque el resto han quedado sepultadas. Ante unas obras inminentes, el Ayuntamiento de Barcelona encargó un informe técnico que advierte sobre su gran valor y la necesidad de conservarlas.
Las rocas, situadas en la intersección entre la calle Ceuta y la calle del Santuari, datan del periodo Triásico inferior medio y reciben el nombre alemán de Buntsandstein, que significa “gres de colores”. Surgieron en el momento inmediatamente posterior a la extinción más masiva de la historia geológica de la tierra.
“Son las primeras rocas que se sedimentaron tras la extinción que hizo desaparecer el 95% de las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres”, afirma el geólogo Omar Cazorla, autor del informe del Ayuntamiento. “Contienen información que podría ser clave en todo tipo de estudios científicos, ya sea desde el campo de la geología, la ingeniería o las ciencias ambientales”.
Cazorla afirma que el afloramiento ofrece la posibilidad de imaginar el clima que había en la capital catalana durante ese periodo, ya que permiten situar Barcelona en una latitud y longitud exactas respecto a los polos de la Tierra en esa época (clave para realizar reconstrucciones paleogeográficas y paleoclimáticas). “Esto era como el Gran Cañón”, apunta en conversación telefónica. “Todo era muy desértico y árido”.
Este experto considera que estas rocas pueden aportar información muy relevante para el estudio del cambio climático. “Todo queda registrado en las rocas”, asegura. “Observándolas podemos ver en qué se podría convertir Barcelona si siguen subiendo las temperaturas”. El afloramiento también ofrece información de rocas similares que quedan en el subsuelo y a las que no se puede acceder para analizar y observar in situ.
Observando las rocas podemos ver en qué se podría convertir Barcelona si siguen subiendo las temperaturas
Si estas rocas surgieron tras una masiva extinción y son anteriores a los dinosaurios, ¿qué especies se extinguieron? “Son seres que ahora mismo no tienen representación”, prosigue Cazorla. “Hablamos de bestias muy grandes porque había muchísimo más oxígeno en la tierra”, añade. “Cosas que podrían parecer dinosaurios pero tampoco lo son”.
El Triásico es una división de la escala temporal geológica situado en la era Mesozoica, conocida como la “era de los reptiles” por ser el grupo de vertebrados dominante en la tierra y los mares. Los primeros mamíferos también hicieron su aparición en este periodo, una era en la que casi todas las tierras del planeta se concentraban en un gigante continente llamado Pangea. Tanto el inicio como el final del Triásico estuvieron marcados por eventos de extinción.
Hay diversas teorías sobre los hechos que facilitaron esta gran extinción. Algunas versiones apuntan a un gran meteorito. Otras apuntan a una “metamorfización” debido a altas temperaturas y a grandes choques entre las placas tectónicas de la tierra. “No se puede atribuir a una sola causa”, opina Cazorla. “Y lo cierto es que nadie lo sabe con seguridad”.
El afloramiento de estas rocas no es nuevo, se conoce desde hace lustros y los estudiantes de geología lo han visitado asiduamente durante la última década. Ha sido a raíz de unas obras proyectadas por el Ayuntamiento que se ha encargado el mencionado informe técnico y que se ha descrito de manera oficial la relevancia científica de este lugar.
“El proyecto actual [de obras] está en una fase inicial pero la intención siempre ha sido mantener el afloramiento y museificarlo para que esté visible y disponga de alguna información explicativa”, sostienen desde el Ayuntamiento.
Si bien es cierto que existen otras rocas de este tipo en Catalunya (en lugares como Montgat, Gavà o Martorell), son las únicas de la era Mesozoica que perviven en Barcelona y de ahí la voluntad de conservarlas.