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Barnaclínic o cómo ofrecer sanidad privada desde la séptima planta de un hospital público

El edificio del Hospital Clínic de Barcelona

Blanca Blay

Las mismas puertas del Hospital Clínic de Barcelona sirven tanto para los pacientes atendidos por el sistema público como para los pacientes privados. Estos últimos se dirigen a la séptima planta, donde está ubicada la planta de hospitalización de Barnaclínic, la clínica privada que ocupa con 16 habitaciones individuales 525 m² del hospital público, además de los 412 m² del edificio de consultas externas.

Creada en el año 2000 y participada en un 100% por capital público, Barnaclínic S.A es una sociedad mercantil que utiliza recursos del Hospital Clínic, como camas de UCI, aparatos de diagnóstico o recursos humanos a cambio de un alquiler. Su actividad es exclusivamente privada. La línea que diferencia si un recurso se está utilizando para la sanidad pública o la privada es fina, y motivo de polémica en los últimos años. Sobre todo después de que un reciente informe de la Sindicatura de Cuentas sobre la actividad de Barnaclínic documentara que un 7,4% de las intervenciones realizadas durante el año 2012 se hicieron en horario de atención a los pacientes públicos.

Este diario ha podido hablar con tres trabajadores del Hospital Clínic que atestiguan que la separación entre recursos públicos y privados “no siempre es clara”.

Uso de los recursos

“Recuerdo un día en Urgencias. Una mujer con una apendicitis me dijo que era paciente de Barnaclínic. Al cabo de un rato el jefe de guardia me vino a buscar y me hizo priorizar esta paciente”, explica un enfermero del Clínic que prefiere mantenerse en el anonimato. Otro ejemplo que cita en este sentido tiene que ver con las pruebas diagnósticas. “A menudo los priorizan pero es difícil decir si es por criterio médico o no”, explica.

Lluís Gavaldà, técnico de diagnóstico por la imagen desde hace ocho años en el Hospital Clínic, asegura que el problema principal es “que no hay una separación de espacios ni profesionales”. Explica, por ejemplo, que las resonancias magnéticas de pacientes de Barnaclínic suelen hacerse en horarios de atención pública. “Se busca un hueco para hacerles la resonancia entre semana y no hacerles venir por la noche, un sábado tarde o un domingo”, dice. Según este trabajador en Barnaclínic son “muy, muy insistentes” cuando hay uno de sus pacientes pendiente de una prueba.

Gavaldà recuerda también como hace cerca de tres años, cuando estaba en el área de Radiología de Urgencias sólo había un camillero. “Yo podía hacer más radiografías pero al haber sólo un camillero de radiología, cuando había una urgencia de un paciente de Barnaclínic para hacerle una radiografía, debía dejar de hacer pacientes urgentes públicos”, comenta. De hecho las urgencias son uno de los ejemplos citados. “Hay un equipo en el Clínic que es avisado en caso de parada cardiorrespiratoria y que está integrado por diferentes perfiles como un anestesista, un médico de medicina interna o una enfermera”, explica el trabajador que quiere preservar su identidad. Según él este equipo también es quien atiende un paciente de Barnaclínic si sufre un paro.

“Cada vez que se envía una persona a hacer un servicio para Barnaclínic estamos dejando de dar servicio a un paciente público, es habitual”, lamenta Vicenç Ortega, camillero en el Hospital Clínic desde hace años. Según su testimonio, Barnaclínic depende en el día a día del Clínic. “El funcionamiento ordinario depende de literas, de las pruebas diagnósticas, etc”, explica. Y es que a diferencia de la plantilla de colaboradores médicos, enfermeras o auxiliares, los camilleros son trabajadores del Clínic sin ningún tipo de convenio o contrato laboral con Barnaclínic.

Avisa de que si la actividad privada aumenta irá desplazando la actividad pública y reivindica que se vuelvan a realizar operaciones a pacientes públicos por las tardes -ahora los quirófanos están reservados a Barnaclínic en este horario.

Desde el Clínic defienden que la actividad de Barnaclínic revierte en beneficios para el hospital público. Según información facilitada a este medio, la actividad de Barnaclínic revierte en el hospital en nuevos aparatos y maquinaria, innovaciones tecnológicas y fondos para docencia y estancias formativas en el extranjero de profesionales de la actividad pública. El año 2015, indican, los beneficios de Barnaclínic fueron de 288.643 euros. De estos, 100.000 se repartieron entre el Hospital Clínic y la Fundació Clínic para la Investigación Biomédica. El resto, explican, es para reservas que se queda la sociedad para su gestión habitual. “Barnaclinic alquila los espacios al Clínic y le paga por los recursos que utiliza. Al final quien lo paga es el cliente privado, el alemán que viene a operarse”, explican fuentes del hospital.

Médicos públicos por la mañana y privados por la tarde

Barnaclínic cuenta con una plantilla relativamente pequeña. A finales de 2015 eran 77 profesionales, de los cuales 25 eran personal de administración, 42 enfermeras y auxiliares, 9 médicos y biólogos y 1 de alta dirección. El gran grueso de facultativos especialistas provienen del Hospital Clínic: más de 500 trabajadores del centro trabajan también para Barnaclínic y uno de los argumentos que se da a menudo es que así se retiene el talento del Clínic. Es decir, que ofreciéndoles la posibilidad de complementar su actividad pública con la privada en el mismo hospital se facilita que no se vayan a otras clínicas privadas.

Concretamente en el año 2013 un total de 561 profesionales sanitarios contratados por el Hospital Clínic prestaron en algún momento servicios a pacientes de Barnaclínic. Según especificó el Govern en respuesta escrita a una pregunta parlamentaria realizada por Ciutadans en febrero de 2015, “los servicios se retribuyen de forma complementaria y adicional siempre que la actividad se lleve a cabo fuera del horario laboral”. En el caso de que los servicios se presten durante la jornada laboral el Clínic factura a Barnaclínic los servicios “como parte del Convenio entre centros y no se genera retribución adicional a los profesionales sanitarios”.

Según el último informe de la Sindicatura, que analiza la actividad de Barnaclínic, el año 2012 los 524 trabajadores del centro público que prestaban servicios también en Barnaclínic no habían obtenido el reconocimiento de compatibilidad para el desarrollo de la actividad privada. Así le consta a la Sindicatura y así lo reconocen desde el Clínic. Con todo, fuentes del centro matizan que actualmente “todas las compatibilidades están al día” y especifican que “hasta el año 2013 y 2014 la normativa no concretó las compatibilidades del personal médico y de enfermería, respectivamente”.

El enfermero con quien ha hablado este medio explica que ha visto altas de pacientes de Barnaclínic dadas por residentes del hospital. “Son pocos pero he visto casos de médicos adjuntos que han enviado sus residentes del Hospital Clínic a tratar pacientes de Barnaclínic”, dice.

La 'fórmula' Barnaclínic

A pesar de que hace años que Barnaclínic levanta polémica entre algunos sectores, no ha sido hasta la publicación del informe de la Sindicatura de Cuentas que se ha decidido replantear su forma. “Actualmente no existe un marco jurídico que ampare la prestación de asistencia sanitaria privada por parte de centros públicos con los medios personales y materiales de los mismos, como sería el caso de Barnaclínic”, se aseguraba en el informe.

Fuentes expertas en derecho consultadas por este diario explican que lo que concluye la Sindicatura se explica porque “lo que no regula la ley es que se haga uso del capital público para prestar actividad privada únicamente”. En este sentido citan como ejemplo que “si fuera una mercantil con capital privado y concierto público no habría problema”.

La oposición a la fórmula Barnaclínic pero no viene sólo de vecinos o plataformas de defensa de la sanidad pública. En ello coincide también la patronal del sector sanitario privado, ACES, que en 2013. interpuso una demanda a Barnaclínic al considerar que vulneraba la Ley de de Defensa de la Competencia. Recientemente la Audiencia de Barcelona desestimó su recurso ya que considera la clínica privada como un medio propio del Hospital Clínico. La patronal, por su parte, señala que en los estatutos de Barnaclínic no consta como tal y argumenta que la actividad que realiza no es sustancial para el Hospital.

Además, desde ACES aseguran que “seguirán defendiendo los intereses del sector sanitario privado para evitar que el modelo Barnaclínic prolifere y se aproveche de recursos humanos y materiales de la sanidad pública para realizar actividad privada”.

El futuro de Barnaclínic

Hace ya meses que el Clínic estudia qué hacer con su brazo privado pero una cosa está clara: Barnaclínic seguirá existiendo. A raíz del informe de la Sindicatura, que concluye que la actividad de la entidad no se adecua a la ley, el Departamento de Salud y el Hospital Clínic están buscando qué fórmula jurídica debería adoptar.

En opinión del director del Centro de Investigación en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra, Guillem López Casasnovas, la forma jurídica que debería adoptar Barnaclínic es la de una sociedad anónima (SA) con mayoría de capital público y órgano de gobierno conjunto del holding. Asimismo Casasnovas apunta como solución para separar con una línea clara el uso de recursos públicos y privados, la “gestión de una lista de espera única ordenada con criterios de efectividad relativa para los pacientes públicos”.

Según él, esta debería responder con profesionales con asignación de carga de trabajo determinada por cada uno de ellos entre la actividad pública y la privada, con separación de los dos componentes en sus nóminas y limitación porcentual máxima de lo que puede suponer el complemento privado sobre el total. “Además todos los pagos deberían proceder de una caja única, con precios de transferencia del coste de los recursos públicos utilizados que sea identificable y con auditorías aleatorias de cumplimiento. Es en los detalles y no en la forma jurídica donde puede habitar el diablo”, asegura.

Desde el Clínico y Salud aseguran que su voluntad es que la estructura y la naturaleza jurídica de la nueva entidad sea compatible “de forma inequívoca con la legislación actual, respete escrupulosamente el principio de equidad en el acceso a los servicios públicos y refuerce su carácter de organización de profesionales”.

Concretamente hay un equipo de personas de la conselleria y el Hospital Clínic que está trabajando en la búsqueda de una solución para la actividad de Barnaclínic y que es responsable de identificar la personalidad jurídica más adecuada para sustituir la actual. Preguntados sobre las opciones que están sobre la mesa, desde el Clínic se limitan a recordar la creación de esta comisión mixta y aseguran que “tan pronto como tengan la propuesta final, la harán pública”.

Algunas fuentes apuntan a la posibilidad de que Barnaclínic deje de ser una sociedad mercantil y sea una fundación sin ánimo de lucro. Pero mientras esta decisión no llega, por las puertas del Clínic siguen pasando pacientes de la privada y pacientes de la pública que quizás sin saberlo compartirán médico o espera para una prueba diagnóstica.

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