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En la cárcel la prevalencia del VIH es 28 veces más alta

“El índice de prevalencia de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es mucho más elevado entre la población reclusa que entre el resto de población”, asegura Cristina Fernández, investigadora del Observatorio del Sistema Penal y Derechos Humanos de la Universidad de Barcelona. Así lo han comprobado a través de un informe que ha elaborado junto con otros centros de investigación europeos para estudiar la situación actual de las enfermedades infecciosas dentro de los centros penitenciarios.

El riesgo de padecer VIH dentro de una prisión catalana es entre 20 y 28 veces más elevado que fuera. Mientras que en Catalunya el porcentaje de personas que tienen VIH es del 0,27% este porcentaje aumenta hasta el 7,6% en el caso de las personas presas, según el informe. “El hecho de estar expuestos a estos índices de prevalencia puede contribuir una vulneración de derechos fundamentales”, explica Fernández a El Diari de la Sanitat.

Según datos del Departamento de Salut, en 2014 la prevalencia de infección por VIH en población interna en Catalunya era del 9%. Es decir, de las más de 9.000 personas internas, 286 tenían el VIH. La mayoría hombres (90%) con una edad comprendida entre los 40 y 49 años.

Fernández explica que cuando una persona entra en prisión se somete a un control médico y puede de forma voluntaria someterse también a una serie de análisis para ver si tiene algún tipo de enfermedad infecciosa. Cuando el resultado es positivo se somete al interno al tratamiento que sea pertinente. Si da negativo se puede repetir la prueba en seis meses. En 2014 un 92% de los internos pasó el test de VIH, Hepatitis B y C y tuberculosis, indica el informe del Observatorio. Este trabajo les ha permitido a los autores elaborar una herramienta que facilitará a la Administración y las entidades que trabajan en la cárcel para que puedan saber si las condiciones son óptimas para evitar el contagio de estas enfermedades.

Según datos del Departamento de Salut, la incidencia y prevalencia del VIH en los centros penitenciarios se ha mantenido respecto a años anteriores, y ha ido a la baja respecto a los años 80. El promedio de nuevos casos detectados entre 1981 y 2014 ha sido de 30 por año. Lo que no saben, indica Fernández, ya que no tienen los datos, es si se trata de personas que se han infectado dentro de la prisión o se trata de personas de nuevo ingreso y que, por tanto, ya estaban infectadas antes de ser ingresadas. A pesar de ello, esta profesional cree que las cárceles son un entorno de riesgo porque “la salud es más vulnerable y por las condiciones que se dan dentro de los centros penitenciarios”.

La cárcel, un entorno vulnerable

Un informe publicado por el Departamento de Salut asegura que uno de los motivos por los que estas personas pueden estar infectadas es el consumo de drogas. Un consumo que, según indican, va asociado a la actividad delictiva que tenía el interno antes de ser internado. Del total de casos notificados de VIH en prisión desde 1981 a 2014, la mayoría (80,5%) eran autóctonos y la vía principal de adquisición había sido el uso de drogas por vía parenteral, indica este informe.

Con todo, Fernández recuerda que las prisiones son también un escenario de drogas, ya que aunque están prohibidas, están muy presentes. Tanto es así que uno de los programas puestos en marcha por la administración con el fin de prevenir el contagio de enfermedades infecciosas es el programa de intercambio de jeringuillas, a través del cual se reparte material para que al menos los procesos de drogadicción se puedan llevar a cabo en unas condiciones que eviten la propagación de estas infecciones.

En cuanto al estado de la enfermedad, de todos los casos diagnosticados desde 1981, el 76% desarrollaron Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). El Sida lo provocan las enfermedades que sufre el organismo debido al deterioro del sistema inmunológico, un sistema que se va deteriorando desde que se contrae el VIH.

Mujeres en prisión, prevalencia más alta de VIH

Las mujeres, a pesar de representar un porcentaje mucho menor dentro de la prisión, sufren un índice de prevalencia del VIH más alto que los hombres. El 31 de diciembre de 2014 había 9.294 internos, 93,2% hombres y 6,8% mujeres. De estas, 29 tenían VIH, lo que supone un 11,6% de prevalencia, frente al 8,8% de prevalencia en hombres.

María Luisa Garcia es coordinadora del proyecto “Información y apoyo emocional a mujeres privadas de libertad” de la entidad Creación Positiva. Parte de su trabajo es ofrecer apoyo a mujeres que están presas e infectadas por el VIH.

“Depende mucho del caso, pero es muy probable que muchas de ellas estuvieran infectadas antes de ingresar”, explica. Asegura pero que también puede ser que se contagien dentro, no sólo a través de las drogas sino también a través de los servicios “vis a vis”. De hecho, según datos del Departamento de Salut, sólo un 67% de las internas con VIH durante el periodo 1981 a 2014 habían contraído el virus a través de las drogas, frente al 86% de los hombres.

Esta profesional asegura que estas mujeres se encuentran doblemente estigmatizadas, por una parte por el hecho de estar en la cárcel y por otra por tener este virus. “El impacto emocional del VIH y de estar en prisión determina que decidan seguir adecuadamente o no el tratamiento”, explica. “Es cierto que hay controles médicos y que todas tienen acceso al tratamiento pero lo que cuesta es facilitar estrategias que puedan ayudar a las mujeres a cuidarse”, manifiesta.

Otra de las cosas que más les preocupa a ellas es qué pasará cuando salgan de la cárcel. “Existen protocolos de acompañamiento, pero habría que ver si son efectivos”, dice García, ya que cree que muchas de ellas son juzgadas por su entorno por estar infectadas.