Juan Florian, de 76 años, fue ingresado este verano en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona tras sufrir un ictus. Después de varios días fue derivado al centro sociosanitario Isabel Roig, donde ha sido ingresado hasta este jueves, cuando está previsto que sea trasladado a otro centro después de que la familia haya denunciado la mala atención recibida y que un grupo de personas del colectivo 'Marea Blanca de Catalunya' se hayan presentado este miércoles en el centro para reclamarlo.
La hija de Juan, Mari Carmen del Valle, se decidió a poner una reclamación oficial en el centro después de que se encontrara diversas situaciones, según explica en el texto presentado, “inexplicables y de motivo de queja” y de una condición “inhumana e inconcebible”. “La atención para su recuperación y para preservar la dignidad es deplorable”, lamenta en el texto.
“El primer día del ingreso, al llegar, me encuentro a mi padre en la habitación con un vaso de agua delante de él, aviso al auxiliar y le comunico que mi padre sufre de disfagia [a raíz del ictus], con el peligro de asfixia que conlleva que tome líquidos”, expone Mari Carmen. Ante este aviso y después de decirles que los médicos le habían dicho que necesitaba hacer uso de “espesantes”, explica, la respuesta que obtuvo fue: “Pues suerte que nos lo has dicho, si no tenemos una muerte tonta”.
Esta pero no fue la única sorpresa que se encontró la familia. En el texto de reclamación se exponen otras situaciones tales como que ante la incapacidad del paciente para comer solo y la preocupación de sus familiares por este hecho, se hayan encontrado con respuestas como “nosotros no podemos estar por él, dándole la comida, habla con el médico y que te firme una orden” o “si él come solo, tú déjalo que así espabila”.
Otras situaciones que denuncia son que su padre saliera a la calle solo a pesar del estado de “desorientación total” que vive -el ictus le ha dejado la capacidad cognitiva “absolutamente tocada”, explica a este diario, o que después de quejarse al encontrarse su padre sentado en el sillón, con el puré por encima y con un fuerte olor de orina y los pantalones mojados, desde el centro le dieran un pañal y le dijeran que se encargara ella misma.
La paciencia de Mari Carmen se agotó el día que su padre le confesó que un auxiliar le había obligado a tragarse un flan aguantándole la cabeza. “Hoy me han hecho llorar”, le dijo Juan Florian a su hija.
Ella explica a este diario que la situación que ha vivido su padre en el centro no es la única y que si no hay más reclamaciones es por la resignación o el miedo. “Ante esta situación anómala se deben pedir respuestas al equipo de auxiliares y enfermeras”, comenta a este diario.
El Ayuntamiento quiere auditar los sociosanitarios
El centro sociosanitario Isabel Roig es de gestión privada (su gestor es una entidad con ánimo de lucro, BlauClínic) pero ofrece provisión pública de servicios porque tiene un concierto con el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut). Es decir, que los pacientes acceden a través del sistema público. Actualmente el grupo Centres Blau Clínic (CBC) dispone de cuatro centros y más de 600 camas en la ciudad: CBC Isabel Roig, CBC Putget Dolors Aleu, CBC Hospital Sant Jordi de la Vall d'Hebron y CBC Clínica Barceloneta. Este diario ha intentado contactar sin éxito con la dirección del centro Isabel Roig.
Por su parte, el Ayuntamiento ya ha contactado con el Consorcio Sanitario de Barcelona -el ente planificador de los servicios sanitarios en la ciudad- para que se abra una investigación, según ha podido saber este diario. “Queremos hacer una auditoría a los centros sociosanitarios de la ciudad para verificar el cumplimiento de los convenios y que la calidad asistencial es buena”, aseguran a El Diari de la Sanitat fuentes del Ayuntamiento de Barcelona. “Nos han comentado que en el ámbito sociosanitario hay centros en los que la calidad de la asistencia no es buena, aprovecharemos también para revisar las diferentes reclamaciones que se hayan presentado”, explican las mismas fuentes.
Según datos del informe Privatización y mercantilización de la asistencia sanitaria en la ciudad de Barcelona, encargado por el Ayuntamiento, un 47,5% del volumen de contratación entre el Servicio Catalán de la Salud y las entidades proveedoras de servicios sociosanitarios va a parar a entidades privadas con ánimo de lucro.