Jacques Pohier, teólogo y filósofo francés, afirmó en 1998 que la eutanasia voluntaria no es una elección entre la vida y la muerte, sino entre dos maneras de morir. En España la regulación de la eutanasia tiene cada vez más apoyo social, sin embargo, la práctica continúa penalizada y recientemente el Congreso rechazó una propuesta de ley que perseguía precisamente su despenalización.
Casos como el de José Antonio Arrabal, que se suicidó en la clandestinidad hace pocos días ante la imposibilidad legal de someterse a una eutanasia, recuerdan cuál es la realidad en España. Hablamos con Núria Terribas, jurista especializada en bioética y directora de la Fundación Víctor Grífols i Lucas que ha asesorado al grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea en su propuesta de ley de regulación de la eutanasia.
Antes de nada, a menudo hay confusión entre conceptos como eutanasia, muerte digna y suicidio asistido. ¿Qué debemos entender por eutanasia?
Eutanasia es la acción concreta que hace una tercera persona a demanda del paciente o del enfermo sin intervención del propio sujeto y que lo que pretende es provocar la muerte de manera inmediata a la persona con un cóctel de fármacos o el procedimiento que sea en un espacio de tiempo muy breve. La diferencia con la ayuda al suicidio es que en ese caso es el propio individuo el que se suicida, con colaboración de un tercero que le proporciona los medios. Es la persona quien lo hace directamente, no un tercero. En este sentido, la regulación de los países que han despenalizado la eutanasia contemplan las dos cosas. Por el contrario, hay países que contemplan la ayuda al suicidio pero no la eutanasia.
En España la eutanasia está penalizada. Recientemente el Congreso ha rechazado la propuesta de despenalizarla presentada por Unidos Podemos mientras que ha admitido la propuesta de ley de Ciudadanos para regular los derechos del final de la vida. Usted ha asesorado Unidos Podemos en su propuesta. ¿Qué perseguía y qué se ha aprobado finalmente?el Congreso ha rechazado la propuesta de despenalizarla
La diferencia entre las tres propuestas presentadas en el Congreso [Unidos Podemos, PSOE y Ciudadanos] es que Unidos Podemos entra en la cuestión de fondo: modificar el Código Penal para regular en qué condiciones, garantías, la práctica de la eutanasia y de ayuda al suicidio estaría permitida.
Por otra parte, las otras dos propuestas dejan fuera el tema porque consideran que no es el objeto de debate y entran a regular una serie de cuestiones, muchas de ellas ya previstas en la ley de autonomía del paciente, como es el derecho a rechazar un tratamiento o el derecho a hacer unas voluntades anticipadas. La de Ciudadanos, concretamente, hace más énfasis en regular el derecho a tener acceso a los cuidados paliativos, a que se aplique una sedación profunda al paciente cuando está sufriendo, etc. Es decir, tanto Ciudadanos como el PSOE entran a regular cuestiones que tienen que ver con el final de vida pero no con lo que requeriría cambiar el Código Penal.
¿Por qué hace años que se aplaza el debate sobre la eutanasia?
Es un miedo más político que social. La ciudadanía está claramente decantada, y así lo dicen las encuestas. La gente ve que cuando una persona está en un sufrimiento que para ella es inaceptable debe poder decidir cuándo poner punto final y eso la gente lo entiende y el político no. O no se atreve o le da miedo y no entiendo por qué, no es tampoco un tema de ideología y no acaban de entender las resistencias a unir esfuerzos para abrir el debate parlamentario... Del mismo modo que en su día se desbloqueó el tema del aborto después de 25 años dando la espalda a lo que estaba pasando. Ya va siendo hora de regular la eutanasia, desde el caso de Ramón Sampedro, el año 98, casi han pasado veinte años.
¿Es excluyente debatir sobre eutanasia y cuidados paliativos o se puede avanzar en paralelo?
Una cosa no quita la otra. Todos estamos de acuerdo con que los cuidados paliativos deberían ser un recurso necesario e imprescindible en la cartera de servicios públicos. En paralelo, podemos abrir una vía para que aquel que lo decida pueda acabar con el sufrimiento. Hay quien da el argumento de que si tenemos unos buenos cuidados paliativos, no habrá demandas de eutanasia y esto es completamente falso. Los países de nuestro entorno que han legislado sobre la eutanasia, como Bélgica, tienen unos cuidados paliativos avanzados.
¿En España sigue siendo un tabú la muerte?
Claramente, cuesta hablar, pensar que un día no estaremos y esto se ve por ejemplo con el documento de voluntades anticipadas, que todavía cuesta que la gente lo pida. Sin embargo también es cierto que la sociedad ha ido madurando y, poco a poco, vemos que hay una mejora del conocimiento médico que nos puede alargar mucho la vida, pero ¿en qué condiciones?
Los avances de la medicina moderna impiden a veces que las personas mueran de forma natural. ¿Esto genera nuevos sufrimientos?
Todos vemos gente que vive hasta los cien años y mucha gente ha vivido situaciones familiares en las que uno entra en un proceso de enfermedad degenerativa, como puede ser el alzheimer. La gente va tomando conciencia y va viendo que quizás nos podemos encontrar en situaciones así y hay que aprovechar la madurez de la sociedad para abrir una opción y un derecho: la eutanasia. Además, hay otro tema que es difícil de sacar pero debemos plantearlo y ser honestos: tener recursos suficientes para que todos puedan envejecer en unas condiciones de garantía y de vida plena cada vez irá a menos.
¿En qué casos se debería aplicar la eutanasia?
Si el fundamento es el derecho de la persona de autodeterminarse, ser dueño de su vida, no podemos basarnos solo en si la persona se encuentra en situación de terminalidad. El ejemplo que todo el mundo conoce, el de Ramón Sampedro, es un caso de alguien a quien le quedaban muchos años de vida pero que en cambio no era una vida para él que fuera digna de ser vivida. Debemos dejarlo al criterio individual de cada uno, que es la única persona que puede definir el sufrimiento y hasta dónde está dispuesto a soportarlo. La ley debería garantizar que se verificara que la voluntad de la persona que pide morir es precisa y consciente: por ejemplo, que no está sometida a presiones, que tenga una situación cognitivamente dudosa, etc.
Los expertos señalan que el dolor casi nunca es motivo de una petición de eutanasia, sino que siempre lo es la pérdida de dignidad y eso afecta casos muy diversos.
El dolor físico, según como, lo tenemos más por la mano pero hay un sufrimiento psicológico y emocional, que es la conciencia del individuo, que pasa sobre todo cuando una persona se vuelve totalmente dependiente. Este tipo de sufrimiento es el que menos podemos ayudar a paliar y es lo que a menudo llevar a pedir una eutanasia.
¿Cuáles son los pasos que se siguen para un caso de eutanasia en Holanda, el país pionero en regular esta práctica?
En Holanda son los médicos de familia los que hacen el acompañamiento hasta que se practica la eutanasia y normalmente se intenta atender a domicilio. Hay una documental, Doctor, ayúdeme a morir, que recoge un caso que muestra muy bien todo el proceso. En este caso es un enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que comienza a verbalizar con su mujer la voluntad de poner punto final el día que le parezca. Entonces tiene una primera conversación con su médico y se ve todo el proceso en el que el médico acaba yendo a su casa, le pregunta si lo tiene claro, habla con la mujer, consulta otro profesional, etc. y finalmente a la farmacia, encarga el cóctel de fármacos. Entonces el médico va a casa de él, que acompañado de la mujer y los hijos se despide. El médico le seda y entonces le administra los fármacos. Se ve claramente como es un proceso pacífico y meditado.
El papel de los médicos en Holanda fue clave para que se impulsara la ley y la Real Asociación Médica de los Países Bajos es la primera asociación colegial que apoya la eutanasia por ley. ¿Qué pasa con los profesionales en España?
Aquí el colectivo de profesionales sanitarios, especialmente los de médicos, tienen una mentalidad dos pasos atrás de Holanda y entienden que su tarea es curar enfermedades y recuperar la salud de las personas. Ayudar a morir o ser ellos quien provocan la muerte de un paciente es algo que les cuesta. Sí que hemos avanzado pero por ejemplo, si preguntas a la Organización Médica Colegial, su posicionamiento es contrario a despenalizar la eutanasia. Por un lado, la OMC está regida por unos parámetros bastante conservadores y por otro no podemos extrapolar la representatividad de todos los médicos de España.
Sería más útil tener una encuesta significativa de lo que piensan los médicos. La madurez en el colectivo médico no es suficiente para que sean los impulsores, el impulso debe venir de la sociedad y los profesionales deben entender que son parte de este proceso y que respetaremos su derecho a la objeción de conciencia, como ocurre en los países que tienen la eutanasia legalizada.
Un estudio de The Lancet publicado en 2000 (antes de la aprobación de la Ley de eutanasia en Bélgica) ponía de manifiesto que en Bélgica la eutanasia era una realidad pero se practicaba en secreto. La no regulación supone al final que sea clandestina.The Lancet
En nuestro país también existe. Situaciones de final de vida, con pacientes en los que no hay nada que hacer, en que probablemente la familia está agotada psicológicamente, etc. A veces se hace un pacto interno entre el paciente, la familia y el equipo médico para que cuando se haga una sedación profunda se acelere el proceso para que la persona muera. Es una realidad y con el Código Penal en la mano podríamos decir que se está cometiendo una infracción. ¿Tiene sentido todo esto? La gente que pide morir es porque realmente está en una situación de sufrimiento muy grande.