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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Una jueza investiga a Fèlix Millet por la desaparición de objetos embargados del caso Palau

El mayor caso de corrupción contemporánea de Catalunya sigue teniendo derivadas después de su sentencia firme. Una jueza investiga de nuevo al expresidente y saqueador confeso del Palau de la Música Fèlix Millet, que se encuentra en prisión, por la desaparición de objetos de valor embargados en la causa para devolver el expolio. Su exnúmero dos, Jordi Montull, ha ocultado a la Justicia que cobra un alquiler por un piso tras haber asegurado que sus ingresos se reducían a una pensión de 2.000 euros mensuales.

Tal y como ha adelantado este viernes El País, la Fiscalía ha pedido investigar a Montull por un delito de frustración a la ejecución por haber escondido parte de su patrimonio para eludir el pago de su responsabilidad civil en el caso Palau. Por su lado, Millet está investigado desde el pasado mes de mayo por los delitos de falsedad documental y apropiación indebida.

Una jueza de Granollers investiga a Millet después de recibir una denuncia de la Agencia Tributaria por la desaparición de varios de los objetos de valor de su casa en L'Ametlla del Vallès (Barcelona), que estaban embargados por orden judicial y que deben servir para resarcir parte de los 23 millones del expolio.

Tras más de diez años entre el estallido de la causa y la sentencia definitiva del Supremo, la devolución del expolio es la parte principal que queda por resolver del caso Palau. Al margen de los 6,6 millones que la antigua Convergència tiene que pagar por las comisiones ilegales que cobró –un asunto que está pendiente de un conflicto entre jueces–, los antiguos jefes del Palau, Fèlix Millet y Jordi Montull, afrontan el retorno del saqueo de 23 millones que perpetraron a la institución cultural.

Los abogados del Palau, Marc Molins y Laura Parés, lograron que la Audiencia de Barcelona –que juzgó el caso Palau y es la responsable de ejecutar la sentencia y recuperar las cantidades sustraídas– autorizara el año pasado la entrada de unos peritos a la casa de L'Ametlla para valorar las 44 piezas de arte embargadas, pero descubrieron que faltaban algunas. Entre ellas, habían desaparecido obras como un piano de cola de madera, un cabezal de cama del siglo XVIII, unos colmillos de marfil labrados o una decena de figuras de animales, también de marfil.

Estas 44 piezas forman parte de los bienes que en 2012, en plena instrucción del caso Palau, el juez embargó tras ordenar el registro de la vivienda. El expresidente del Palau quedó entonces como depositario y se le advirtió de que debía conservar los objetos en el estado en que se encontraban y de “la prohibición de disponer de los mismos”.

El alquiler de Montull

El 22 de junio del año pasado, el mismo día que ingresó en prisión, Montull propuso al tribunal pagar al Palau 500 euros al mes para devolver su parte del saqueo “voluntad de cumplir condena y saldar su deuda con la Justicia”. Alegó entonces que, al tener todos sus bienes embargados desde la instrucción del caso, sus únicos ingresos eran su pensión de 2.000 euros mensuales con los que debía “mantener” a su mujer, que carece de ingresos.

Sin embargo la Agencia Tributaria ha alertado que en la declaración de IRPF de Montull contra desde 2019 un alquiler por uno de los tres pisos que tenía en propiedad al 50% en El Masnou y que ha sido ocultado al tribunal que ejecuta la sentencia del caso Palau, según Hacienda.

Fuentes de la defensa de Montull niegan que se escondiera esa renta precisamente porque se declaró a Hacienda y también se comunicó al Palau de la Música en las negociaciones para devolver el expolio que terminaron sin acuerdo a finales del año pasado. Asimismo explican que ese alquiler sirvió para mantener y pagar los impuestos del resto de fincas embargadas –que de otro modo se hubieran deteriorado ante su futura venta o subasta– y no para gastos cotidianos.

Montull tiene embargados cuatro inmuebles, entre ellos su residencia habitual en Teià (Barcelona), de la que es propietario al 50% y está valorada en 3 millones. Sus otras tres propiedades en el pueblo de El Masnou ascienden a 658.000 euros, y además tiene un amarre en el puerto olímpico de Barcelona valorado en 30.050 euros.

También están bajo control judicial todas sus cuentas bancarias en España y el extranjero, varios productos financieros, un barco tasado en 22.000 euros, una lancha, una moto de agua, una moto, un quad y 108 objetos entre cuadros, relojes, televisores, espejos y estatuas que fueron incautados en el registro de su domicilio.

La Generalitat concedió el pasado mes de septiembre a Montull el tercer grado, lo que le permite acudir a prisión solo para dormir entre semana, después de más de un año en segundo grado. Millet permanece en prisión desde junio de 2020, después de que el Supremo confirmara la sentencia que le condenó a nueve años y ocho meses de cárcel, al pago de una multa de 4,1 millones y a devolver lo robado.

De los 23 millones en los que la Audiencia de Barcelona cifró el expolio, los saqueadores del Palau devolvieron 5,9 millones cuando estalló el caso en 2009, en un intento (exitoso) para evitar la prisión preventiva confesando el crimen y reparando parte del daño. A lo largo de la década que pasó hasta que el Supremo sentenció definitivamente el caso el pasado 30 de abril, Montull abonó otros 370.000 euros correspondientes a la venta de dos pisos de su propiedad, un apartamento en Menorca y el piso de la calle Verdaguer i Callís de Barcelona, junto al Palau de la Música. Recientemente una de las casas del Masnou se ha subastado y la otra se ha vendido.

Montull fue condenado a siete años y medio de cárcel por los delitos de malversación, apropiación indebida, falsedad contable, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y delito contra la Hacienda pública. Por los mismos delitos fue condenado Millet a una pena de 9 años y 8 meses. Ambos usaron el dinero del Palau para pagar viajes, obras en sus casas, gastos ordinarios como tabaco o incluso las bodas de las hijas de Millet.