Catalunya arrastra desde hace más de tres años una sequía extrema que ha obligado a declarar la emergencia en toda Barcelona y su área metropolitana. Unas 240 localidades catalanas están sometidas desde este viernes al escenario más duro de restricciones, pero aún así no son pocas las que llevan meses incumpliendo los umbrales máximos de consumo de agua que fija la Generalitat.
Con los datos de gasto de agua de diciembre –los últimos disponibles–, 244 municipios deben reducir el consumo medio de sus habitantes. Se trata del 45% de todos los de las cuencas internas de Catalunya que están sujetos a restricciones. Aunque los hay que todavía no aportan datos.
El conseller de Acción Climática, David Mascort, ha alegado que no es sencillo para muchos de ellos bajar de los grandes consumos a los que estaban habituados. Pero a la vez ha advertido que ya han abierto 100 expedientes sancionadores a ayuntamientos incumplidores. Algunos de ellos, como las turísticas Begur o Lloret de Mar, con multas de 54.000 y 29.000 euros, respectivamente.
El tope de consumos de agua depende de la fase del Plan de Sequía en que se encuentre cada municipio. En emergencia, escenario que afecta ya a unos seis millones de catalanes, se permite una dotación de 200 litros por habitante y día. En excepcionalidad, de 230. Y en alerta, de 250. El problema es que esa media de consumo no se calcula solo con lo que gastan los hogares, sino también los comercios, las oficina, los restaurantes o el sector turístico. De ahí que muchos de los municipios que tienen los consumos disparados argumenten que se debe a grandes consumidores puntuales.
La mayoría de excesos se encuentran en pequeños pueblos. Aunque hay hasta 33 municipios de más de 10.000 habitantes que también superan el umbral. Los más exagerados, con un 50% por encima de lo permitido con las nuevas medidas, son Mont-roig del Camp, Cubelles, Castell-Platja d’Aro y Calonge i Sant Antoni. Además, lo sobrepasan otros como Roses, Sant Celoni o Salou.
Turismo, jardines... Y fugas de redes deterioradas
¿A qué se deben estos excesos? La Generalitat, pese a los meses de restricciones, no se atreve a hacer un diagnóstico y asegura que depende de cada caso. “No es lo mismo un municipio que solo tiene viviendas que otro con mucha industria”, afirmaba Mascort.
Con todo, lo cierto es que lo que une a varios de estos municipios es que son a menudo pequeñas localidades o municipios muy turísticos. En cuanto a los primeros, los incumplimientos se podrían deber a la existencia de piscinas y jardines, pero también a otro factor menos visible: las fugas y escapes de redes de abastecimiento viejas y deterioradas. Es lo que ocurre en Cabrera d’Anoia, el pueblo que pierde la mitad del suministro pese a la sequía extrema y que aparece en consecuencia con consumos disparados, de 345 litros por habitante y día.
Los pueblos que gastan más agua por habitante son Sora (921 litros por persona y día), Malla (875), Sant Agustí de Lluçanès (870), Bonastre (828) o Vilademuls (736).
Desde la Federación Catalana de Municipios se quejan de que la responsabilidad recaiga sobre los ayuntamientos y lamentan que el “principal problema” ha sido la falta de inversión en las redes de abastecimiento. “En este país durante años se ha preferido hacer grandes polideportivos que inversiones en estas infraestructuras, tanto la Generalitat como el mundo local”, afirma Eduard Rivas, presidente de la entidad municipalista y alcalde del Esparraguera. “El agua ha bajado y nos ha dejado las vergüenzas al descubierto”, reconoce.
Con todo, este edil apunta a subvenciones de la Agencia Catalana del Agua (ACA) que considera insuficientes. A ello responde la Generalitat que ha aumentado de 50 a 120 los millones destinados a los ayuntamientos para mejorar la eficiencia de sus sistemas de canalización de agua.
No son pocos los municipios que se declaran indignados con las políticas de la Generalitat. Uno de los más particulares es Begur, en la Costa Brava, una población turística y con un gran número de chalés con piscina que llegó a registrar dotaciones de 576 litros por habitante y día. El consistorio ha impuesto más de 70 multas a los hogares derrochadores, por valor de 20.000 euros en total. “Nos encontramos con consumos de viviendas que equivaldrían a los de 150, 200 o hasta 300 personas”, llegó a afirmar la alcaldesa de Begur en diciembre.
Pero a pesar de ello, hoy siguen por encima de lo permitido, con 495 por habitante al día en diciembre. Para seguir reduciendo el gasto, han aprobado nuevas tarifas del agua que multiplican por cuatro el precio para los grandes consumidores, de dos a 8,15 euros el metro cúbico.