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El 26 de agosto de 2012 Marwa llegó con 11 años a Zaatari (Jordania) huyendo de la guerra en Siria, que estalló un año antes. Allí, en el mayor campo de refugiados de Oriente Medio, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), buscó cobijo junto a sus padres y sus dos hermanos pequeños, Ayah y Mahmoud, que por aquel entonces tenían nueve y cinco años, respectivamente. Fue allí donde Dina Naser conoció a Marwa. Después de cuatro años de rodaje, siguiendo el día a día de esta pequeña, Naser ha decidido explicar su historia en el documental Tiny Souls (almas pequeñas, en castellano).
Un tercio de la población refugiada en el mundo es de nacionalidad siria, según ACNUR. En cifras, hay más de seis millones de refugiados de este país, la mayoría de ellos establecidos en Turquía -3,4 millones-. A este país le siguen el Líbano, con casi un millón de refugiados sirios, y Jordania, con más de 600.000. Todos ellos huyen del horror de una guerra que arrasa su país, un conflicto que empezó en 2011 y aún sigue latente.
Tiny Souls es, junto al documental 69 Minutes of 86 Days, del noruego Egil Håskjold Larsen, uno de los pocos reportajes en los que el foco se pone en los más vulnerables dentro de los ya de por si indefensos: los niños. Gracias a este reportaje, el espectador puede saber qué piensan, qué desean o cómo se sienten los menores refugiados.
La primera vez que Naser estuvo en el campo de Zaatari fue en 2012, en una visita de tres días. “Era muy caótico”, recuerda. Reconoce que su idea inicial era ayudar a los más necesitados y hablar con los adultos, pero la imagen de ver a tantos niños le impactó y decidió entablar varias conversaciones con ellos, una de ellas Marwa. De ahí salió un cortometraje de nueve minutos que se hizo viral en Internet en tan solo cuatro días. “Sentí una especie de responsabilidad”, cuenta Naser, que tras la repercusión de ese vídeo decidió seguir en contacto con la familia de Marwa.
Precisamente en Zaatari, epicentro de la miseria, los pequeños siguen riendo. Como refleja el documental, uno de los momentos más felices dentro de este campo de refugiados es cuando las criaturas juegan con globos de colores en el interior de una de las tiendas. “Aquí es como el paraíso”, llega a decir Marwa, en comparación al terror que se vive aún hoy en Siria, después de ocho años de conflicto. De todos modos, estos pequeños siguen teniendo muchas ganas de regresar a casa. “Soñé que volvíamos a Siria”, explica una niña al resto de sus amigos.
Marwa es la octava de diez hermanos. Sin embargo, en este asentamiento está con sus padres, con Ayah y Mahmoud. Precisamente por ese motivo, tratan de mantener el contacto con sus hermanos mayores. Uno de ellos, Suleiman, desertó del ejército y huyó. Como respuesta, alguien quemó y derribó la casa de la familia en Siria. Gracias a Naser, que les prestó su ordenador portátil, pudieron realizar una videollamada con Suleiman y a su hijo recién nacido por primera vez. “Eso fue en 2013 en Año Nuevo, tomé el riesgo de dormir dentro del campo. Si me hubieran descubierto me habrían puesto en una lista negra y no podría haber entrado nunca más”, rememora Naser, que reconoce que fue “imposible” para ella mantenerse ajena a lo que le sucedía a esta familia. “Era parte de su vida y ellos de la mía”, señala.
El DocsBarcelona, el festival de cine documental que se celebra cada año en la capital catalana, acoge este documental, que fue presentado por primera vez en el festival internacional de cine documental de Copenhague (CPH:DOX), que se celebró a finales de marzo. Este sábado se proyecta Tiny Souls a las 21h en los Aribau Multicines de Barcelona.
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