Barcelona se encamina hacia una primavera caliente con conflictos encadenados en el transporte público

Barcelona parece encararse hacia una temporada de agitación social. La huelga parcial de los trabajadores del Metro es un primer aviso. Este miércoles se ha convocado otra huelga de la plantilla de autobuses, entre las 11:30 y las 16 horas y si no hay un acuerdo antes ambas movilizaciones podrían coincidir en dos huelgas de 24 horas los días en que la ciudad alberga el Mobile World Congress, el evento más influyente des del punto de vista económico y de proyección exterior.

Quizás por eso, unas horas después de terminada la movilización, la concejal responsable de movilidad, Mercedes Vidal, ha hecho algunas puntualizaciones. Por una parte ha llamado a ambas partes a evitar posiciones inmovilistas y a buscar puntos de acuerdo. Luego ha afirmado que los derechos de los trabajadores de las empresas públicas son prioritarios para el ayuntamiento. Finalmente, sin entrar en más consideraciones, ha asegurado: “Desde el primer día hemos profundizado en la transparencia y hemos reducido la estructura salarial de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB)”.

Las huelgas de transportes en Barcelona son una muestra del malestar de los operarios de las empresas frente a la congelación salarial que les afecta desde hace más de cuatro años; la precarización del empleo, fruto de la substitución de trabajo estable por empleo de menos calidad y por iniciativas esbozadas por el ayuntamiento que preside Ada Colau, como la construcción de un tranvía, que los sindicatos consideran que implicaría la privatización de parte del transporte de superficie en la capital catalana.

La huelga de los trabajadores del Metro de Barcelona ha tenido este martes un seguimiento mayoritario. Lo muestra la reducción drástica del servicio. Sólo ha circulado uno de cada cinco trenes, justo lo dictado por los servicios mínimos. La asistencia masiva de trabajadores a la manifestación ha mostrado también la incidencia de la huelga. La protesta se ha convertido en la primera en la que trabajadores y sindicatos cuestionan la gestión del nuevo equipo de gobierno de la ciudad.

La plantilla de Metro de Barcelona, con una gran tradición sindical, critica precisamente la forma de enfrentarse al conflicto adoptada por la nueva mayoría, que en su opinión, apenas se diferencia de lo que hacía el anterior gobierno de CiU.

La manifestación ha salido puntualmente de Plaza Urquinaona a las 11:30 y ha llegado casi una hora más tarde en la Plaça de Sant Jaume. En la cabecera los lemas eran claros: contra la reforma laboral, contra la congelación salarial y contra la precariedad.

“No puede ser, hemos estado cuatro meses intentando llegar a acuerdos y desde la dirección no se mueven”, afirmaba durante la marcha un manifestante. También lo explicaba Óscar Sánchez, de CGT, y miembro del comité de empresa, “hay que decir que la empresa ha rechazado una reunión antes de esta huelga cuando la Generalitat nos quería reunir a todos para conciliar”, en referencia a la dirección de Transportes Metropolitanos de Barcelona.

Si se puede

Los manifestantes tenían claro que detrás de los directivos de Metro están los responsables políticos que los han nombrado. Esto hacía que la alcaldesa Ada Colau fuera repetidamente nombrada por los huelguistas. Incluso, han repetido un eslogan utilizado por la candidatura de la alcaldesa, gritaban: “Si se puede”, mientras frente a su despacho en la plaza de Sant Jaume, reclamaban “que salga Colau”, recordando cuando que cuando ha sido requerida por otras manifestaciones sí ha descendido a la plaza desde su despacho.

Mercedes Vidal, presidenta del Metro de Barcelona, ha sido uno de los personajes más en boca de los huelguistas. Un muñeco vestido de trabajadora del metro con una careta con la imagen de la concejal de movilidad llevaba un cartel que afirmaba: “Vidal, si has sido como nosotros, ya te has olvidado”. Marc Grau, director del Metro de Barcelona, también era interpelado desde un muñeco que llevaba un cartel con el lema: “Bájate el sueldo, Grau, y vístete de azul”.

Los trabajadores de Metro de Barcelona reclaman desde hace mucho tiempo que se hagan públicos los salarios que cobran los directivos de esta empresa pública. Aunque lo han pedido varias veces no han conseguido transparencia sobre este extremo. En los últimos cuatro años, afirma el comité de empresa, los salarios de los trabajadores que están fuera de convenio han subido un 14%. Se trata de un colectivo de 340 personas entre las que se encuentran los directivos, pero también hay operarios contratados para realizar tareas concretas que, sospechan los sindicalistas, cobrarían distinto a lo marcado en el acuerdo: los directivos mucho más y los empleados rasos por debajo de la media.