El ministerio de Fomento ha abierto un expediente a Vueling por los problemas de los últimos días, de cancelaciones y retrasos de vuelos, y ha convocado mañana a la aerolínea a una reunión de urgencia para exigirle “explicaciones y medidas correctoras inmediatas”.
También la Generalitat, ha convocado la compañía a un encuentro mañana a las cinco que asistirán, por parte del gobierno catalán el consejero de empresa y conocimiento, Jordi Baiget y el de territorio y sostenibilidad, Josep Rull. El ejecutivo catalán pedirá explicaciones a la compañía con relación a los problemas de su operativa como en cuanto a la atención dada a los usuarios.
“Lo que le ha pasado a Vueling es la tormenta perfecta”. Así lo definía un técnico aéreo consultado por este medio. Dicho en otras palabras un cúmulo de circunstancias ha hecho que estallara la crisis que se concreta en cancelaciones y retrasos en el día con más operaciones programadas en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, de Barcelona para el inicio de las vacaciones de julio.
Aunque este domingo el mostrador de Vueling en El Prat se han registrado menos colas de afectados que en los días anteriores, la compañía había anulado hasta las 15.00 horas un total de 19 vuelos de los que había programados en los diferentes aeropuertos europeos en los que opera, según el registro de la web de la aerolínea.
Problemas externos e internos
A falta de explicaciones de la misma compañía, en el sector aventuran hipótesis sobre las dificultades que han causado el caos en el Aeropuerto del Prat. Entre los problemas de la compañía aérea los hay internos y externos. Uno es haber realizado una programación de vuelos excesivamente ajustada. Dicho de otra manera, a partir de la previsión de que “todo funciona como la seda” destinar pocos recursos a hacer frente a imprevistos y, cuando ha habido no se ha tenido tiempo de darles solución. Sin embargo, en el Aeropuerto del Prat recuerdan que en agosto de 2015 ya se produjo un episodio de acumulación de maletas y retrasos de vuelos que afectó a Vueling. Ahora parece que no se arbitraron medidas para evitar repeticiones incrementadas.
Otro elemento es la necesidad de dotar a la compañía de más personal. En este sentido, fuentes sindicales explican que a partir del 1 de julio se han incorporado a Vueling un centenar de tripulantes de cabina de pasajeros. Pero también indican que esta medida debía haberse hecho efectiva un tiempo antes, aunque finalmente se retrasó.
Una tercera razón que explicaría en parte del problema con que topa Vueling radicaría en la misma filosofía de su funcionamiento. La empresa rechaza el calificativo de bajo coste, pero aplica en parte principios de esta especialidad. Una de esas normas es mantener los aviones en vuelo el máximo tiempo posible. Pero, paralelamente los aparatos necesitan de unos mantenimientos programados. Como la circulación aérea no es una ciencia exacta, si por ejemplo un avión debía aterrizar en Barcelona a las 12 de la noche para despegar a las 6 de la mañana del día siguiente y llega una hora más tarde, la revisión se hace, pero quizás algunas de las comprobaciones no críticas se acumulan para más adelante y cuando muchas de estas acciones se suman aparecen los problemas. Si esto coincide con épocas de gran demanda, tenemos otro factor que explica la crisis actual.
Dos cosas más. Una global. Vueling ha jugado siempre la carta de reducir costes. Y uno de los campos donde lo ha hecho es en la estructura de dirección. En el sector se comenta que la empresa radicada en Barcelona tiene hoy una estructura de gestión muy parecida ahora, que tiene 109 aviones, que cuando tenía 35. Y ya que se habla de aparatos, los retrasos en suministrar nuevos aviones por parte de Airbus han sido una gota más en la tormenta.
Otro elemento más de la situación actual tiene que ver con la concentración de la actividad de Vueling en Barcelona. El aeropuerto del Prat en algunos días y horas da señales de saturación. Un piloto consultado pone un ejemplo: “si se mira la web de AENA, se puede ver que un lunes a las 7 de la mañana hay programadas, a veces 6 y 7 salidas, cuando Barcelona sólo tiene una pista de despegue. Esto produce también demoras, que afectan más si tu actividad representa el 40% de todo el movimiento de la instalación aeroportuaria”.
Problemas en la cúpula
Pero la empresa ha tenido también problemas internos. Su consejero delegado, Alex Cruz, anunció el pasado octubre que marchaba a dirigir British Airways. Pero no nombró inmediatamente un sucesor. Esto habría hecho que durante más de cinco meses la compañía funcionara con cierta provisionalidad. Si se han de tomar decisiones estratégicas como la compra de aviones o renovación de servicios difícilmente se adoptan si no hay una dirección clara a los pilote. También en el período de interinidad se han producido salidas de la dirección de la compañía que han sido clave, como la de Fernando Val, que era director de operaciones, la de la Sónia Jerez, directora corporativa, entre otros. Y a nadie se le escapa que son piezas muy importantes en el funcionamiento de una compañía.
Y volviendo al personal, la situación de saturación y los problemas que vive El Prat ha repercutido en la plantilla de tierra que en los últimos meses ha recibido las consecuencias. Un trabajador de la compañía explicaba que “hemos denunciado desde hace tiempo agresiones e incluso escupitajos de los usuarios, cuando lo que ocurre no es culpa nuestra”.