La columna sur oeste de las Euromarchas que salió el 1 de octubre de Gibraltar y tiene previsto llegar a Bruselas el día 15 (y permanecer en la capital europea hasta el 17) ha llegado a Barcelona. Esta es una de las cuatro columnas que recorren el continente promovidas por organizaciones políticas de izquierdas, asociaciones cívicas y sindicatos.
“Otra Europa es posible”, gritaban los caminantes llegados a la plaza Universitat en un autocar vistosamente pintado con los lemas de la movilización. El vehículo procedía de Tortosa, la primera etapa catalana de esta columna.
En la plaza barcelonesa, habitual punto de salida de muchas manifestaciones, esperaban a los manifestantes miembros de diversas organizaciones. La hora, las seis y media de la tarde, no acompañaba, al igual que la sensación de desmovilización que se vive después de la campaña electoral catalana.
Sin embargo, los ánimos de los manifestantes, muchos de ellos con aspecto de ser activistas curtidos, estaban altos. Gritos nuevos como “Rajoy, sicario del fondo monetario” se escuchaban con otros más antiguos, como “OTAN no, bases fuera”, o eslóganes contra la considerada tiranía ejercida por los bancos y la derecha alemana sobre el continente europeo.
Entre los que esperaban había el cabeza de lista de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, y el también diputado por esta formación Joan Coscubiela.
Sindicalistas por una nueva Europa
En el ámbito sindical, estaba el secretario general de UGT catalana, Josep Maria Álvarez, que ha explicado que la movilización de este lunes pretende articular “un movimiento desde abajo que abarque el conjunto de la Unión Europea para cambiar la construcción política que se está haciendo”. A juicio de Álvarez, el proyecto europeo actual “está muy alejado de la gente y de los problemas de la gente”. El líder sindical ha instado a “ubicar de manera clara que esta Europa es una Europa que no interesa a la mayoría” y a conseguir “una Europa de derechos y de bienestar”, aunque ha alertado que cuestiones como el tratado de libre comercio (TTIP) hacen que Europa “se puede alejar todavía un poco más de la gente”, y que el tratado “parece que será un elemento que aún distorsionará más las posibilidades de intervención democrática de los ciudadanos”. “Por eso yo creo que este movimiento coge un vuelo muy especial intentando que se visualice esa otra Europa que en Estados muy pequeños o enclaves políticos representa la Europa del fraude fiscal, del tráfico de dinero y del tráfico de influencias que es lo que se ha descubierto que servía para blanquear el dinero de la corrupción”, ha agregado.
Los manifestantes han desfilado poco a poco hasta la plaza de Sant Jaume donde han sido recibidos por Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde del consistorio que preside Ada Colau, justo unos días después de que por mayoría se ha decidido que la ciudad se declare contraria al TTIP.
Este martes los organizadores han preparado en Barcelona acciones y charlas durante todo el día. El 7 de octubre salen hacia La Seu y Andorra donde piensan hacer otra manifestación.