Un grupo de repartidores de comida a domicilio de Barcelona, vinculados al colectivo sindical Ridersxderechos, prepara desde hace meses la constitución de una cooperativa. La idea es tenerla en marcha a principios de 2018. Inicialmente trabajará en Barcelona, aunque no descartan ampliar su radio de acción a otras grandes ciudades como Valencia o Madrid, según ha podido saber Diari del Treball.
La iniciativa de crear una empresa de economía social surge entre los repartidores de productos de la multinacional Deliveroo, como resultado de la movilización que el pasado verano desembocó en la primera huelga en una empresa de las conocidas como de nueva economía.
“Por el momento estamos haciendo los trámites previos para la legalización de la sociedad, que queremos que sea una cooperativa”, explica Jaume (nombre figurado) uno de los impulsores de la iniciativa. Este repartidor trabaja para Deliveroo y teme que si se da a conocer su nombre sea inmediatamente despedido, o desconectado, según la jerga que utiliza la multinacional de suministro de comida a domicilio.
El equipo impulsor de la cooperativa incluye trabajadores que están en activo en Deliveroo, pero también otros que operan para Glovo, una competidora en la cual el grupo Ridersxderechos tiene incidencia sindical.
Un tercer ámbito de donde surgen los futuros cooperativistas corresponde a los antiguos repartidores despedidos por convocar y seguir la huelga en Barcelona. Uno de ellos, que prefiere mantener el anonimato, explica: “Después de los paros desconectaron a unos 30 compañeros. De ellos, la mitad han presentado demanda a Magistratura de Trabajo para que se reconozca que existe una relación laboral con la multinacional”.
“Hemos estado trabajando desde hace tiempo en la creación de la cooperativa gracias a la ayuda del Coopolis, el ateneo cooperativo creado conjuntamente entre el departamento de Treball y el Ayuntamiento de Barcelona”, afirma Jaume.
Un elemento clave del proyecto es tener a punto el aplicativo informático, que ha de servir para conectar a los usuarios y los repartidores. El programa está casi listo, aunque tampoco se ha publicado el nombre para evitar que haya problemas de registro.
Por el momento son nueve los repartidores comprometidos. De ellos y de sus círculos personales surgirá la inversión económica inicial. “Lo que pretendemos es generar soberanía económica”, afirma José. Por tanto, quieren evitar al máximo recurrir a los créditos.
La experiencia surgida de la huelga es valiosa para los repartidores. Durante el paro entraron en contacto con muchos responsables de restaurantes y establecimientos de comida rápida, que en ocasiones se solidarizaron con sus reivindicaciones.
Las relaciones conseguidas, consideran los repartidores, han de servir para que los propietarios de los establecimientos se vinculen a la nueva plataforma: “está muy claro que existen restaurantes y otros establecimientos de comida que cuando exista la cooperativa apostarán por el servicio de proximidad que queremos dar en vez de tratar con una multinacional que solo se comunica con ellos por correo electrónico. En este sentido, el saber que estamos en un proyecto sin ánimo de lucro puede ayudar”.
Las proyecciones económicas a partir de las cuales quieren lanzar la cooperativa son parecidas a lo que reclamaban los trabajadores antes de la huelga. “Nos proponemos de entrada cobrar 400 euros por 20 horas de trabajo”, aseguran. Actualmente, afirman, Deliveroo ha cambiado las normas a partir de las cuales paga a sus repartidores, que cobran por pedido entregado.
El modelo de negocio que pretenden aplicar en la cooperativa se basa en que los usuarios realicen pedidos de comida a una serie de restaurantes, inicialmente de Barcelona, usando una App que se descargará de Internet. Las comandas llegarán a los restaurantes y serán recogidas por los repartidores. La diferencia respecto a las empresas que actualmente ocupan este mercado es que se evitará pagar el porcentaje de beneficio que actualmente obtiene la multinacional. Con ese margen, opinan los impulsores de la cooperativa, se puede mejorar la estabilidad en el trabajo de los repartidores e incluso disminuir lo que pagan los restaurantes. Aunque los detalles del plan de empresa no se han ultimado.
Los repartidores tienen interés en ponerse en contacto con otra cooperativa con larga experiencia en el sector servicios, que usa la bicicleta como herramienta de trabajo. Se trata de la cooperativa Trèvol, especializada en el reparto de mensajería “a pedales”.