La USOC ha presentado una querella contra unos detectives, que el sindicato considera contratados por la empresa CELSA, por haber realizado presuntamente seguimientos a delegados de representantes de trabajadores.
Seguimientos descarados; micro-cámaras en las instalaciones fabriles; o micrófonos ocultos... Factores que se mezclan en lo que parece más una historia de espionaje que en un relato de las relaciones laborales en una gran empresa, según explican fuentes de la USO catalana.
La citada fuente explica que la denuncia se presentó en diciembre pasado en el juzgado de instrucción número 7 de Sant Feliu (Barcelona). En el texto se denuncia la forma agresiva e intimidatoria con la que unos detectives han hecho seguimientos a delegados del sindicato.
Según explican este tipo de acoso se ha hecho sin disimulo y de forma que resultaban afectados incluso hijos pequeños de los trabajadores. “El acoso se ha hecho durante más de un año con la consiguiente invasión de la vida privada y las molestias en el entorno familiar”, dice el sindicato. Además, los seguimientos más descarados se han producido coincidiendo con circunstancias como la petición de horas para tareas sindicales en CELSA, afirman en el sindicato.
El hecho de que detrás de los seguimientos haya detectives, que el sindicato vincula a la empresa, se constató el verano pasado cuando un grupo de trabajadores, que se reunían en un bar porque desconfiaban de que los locales sindicales de la empresa estuvieran bajo vigilancia electrónica, vieron que una persona, que había protagonizado antes varios seguimientos, estaba en el mismo establecimiento.
Ante esto, explica USOC, llamaron a los Mossos y la policía –también fue llamada por la persona de la que sospechaban los trabajadores– efectuó las identificaciones correspondientes. Así se supo que la persona en cuestión era un detective.
La relación de los seguimientos hechos por los detectives, con la empresa sidero-metalúrgica, CELSA la hace el sindicato por acumulación de indicios. En este sentido, los sindicalistas encontraron en dos instalaciones fabriles dos micro-cámaras ocultas.
Los aparatos los instaló la empresa, según reconoció a requerimiento de los sindicalistas. Su explicación era que se habían puesto para prever robos. Ante este hecho, USOC presentó denuncia a la Inspección de Trabajo, al considerar que la ubicación de cámaras sin dar publicidad de su instalación es una infracción de las normas laborales.
Pero, USOC explica que, meses antes de descubrirse las cámaras ocultas, los trabajadores vieron que a través de los micrófonos del sistema de emergencias que se habían instalado, la empresa podía escuchar las conversaciones de los operarios sin que estos se dieran cuenta. “Vimos que si ponías una contraseña podías escuchar a cualquiera que estuviera cerca de los micros”, explica un representante del sindicato.
USOC no es un sindicato mayoritario en CELSA. Pero, lo que es cierto es que desde el año 2012, en que por un acuerdo se redujo el salario de los trabajadores un 9%, una parte del descontento se ha canalizado a través de esta organización, según afirman fuentes autorizadas.
El sindicato, a pesar de las denuncias presentadas, apuesta por mantener el diálogo social en esta gran empresa. El sindicato confía en que con “estas denuncias, se depuren las responsabilidades de los causantes de estas malas prácticas, que no aportan un valor positivo al diálogo y la negociación, que deben presidir las relaciones laborales entre la empresa y los trabajadores, desde el respeto a los derechos laborales y libertades civiles que las leyes otorgan a los agentes sociales, en una sociedad democrática”.
En la línea de potenciar el acuerdo leen los sindicalistas el hecho de que el máximo responsable de recursos humanos de CELSA haya cesado de su cargo y haya sido sustituido por Ramón Bonastre, que hasta el año 2014 fue secretario de Empleo y Relaciones Laborales de la Generalitat.
Celsa es una empresa propiedad de la familia catalana Rubiralta. En 2014, el grupo declaró una facturación de 3.900 millones, aunque todavía estaba en números rojos. Según el mismo grupo, la empresa tenía una deuda acumulada de 2.700 millones, de los que a partir del plan estratégico pactado con los principales bancos acreedores, el año 2021 la cifra se habría reducido en 1.000 millones. En Celsa la presencia sindical se reparte entre CCOO, UGT, USOC y el sindicato ICI.