La UAB cerró con un expediente por abuso de poder el acoso sexual de un profesor a sus alumnas

Pol Pareja

1 de mayo de 2023 21:56 h

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“Contrólate, Jorge, que eres profesor”. El docente de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Jorge López Olvera se pedía tranquilizarse a sí mismo en voz alta. Dos alumnas le acababan de contar que en alguna ocasión se habían besado. Acto seguido, cogió las cabezas de ambas y las acercó para intentar que se dieran un beso entre ellas, según explica una alumna que lo presenció.

“Nos quedamos todas en silencio mirándonos, sin saber qué decir”, recuerda esta estudiante, que solicita anonimato para comentar la situación. “Me pregunté si era real lo que estaba viendo”. 

Este profesor, experto en fauna salvaje, realizó durante años “tocamientos excesivos” a sus alumnas. También “comentarios de contenido sexual” y “bromas machistas” que generaron en sus estudiantes un “ambiente incómodo y en ocasiones intimidador”. Así lo determinó una investigación interna de la propia universidad a cuya documentación ha tenido acceso elDiario.es.

A pesar de las conclusiones del expediente, que consideró probadas las conductas de “acoso sexual y/o por razón de sexo”, el rector de la universidad, Francisco Javier Lafuente, acabó rebajando el castigo a este profesor. En abril de 2022 le suspendió un año de docencia por “desconsideración a sus subordinados”, obviando en el castigo el contenido sexual de la mayoría de las acusaciones.

Fueron más de 30 las alumnas que denunciaron a este docente a la Comisión de Igualdad de la Autónoma en mayo de 2021, en un caso que motivó fuertes protestas en la facultad de Veterinaria y que apareció en varios medios, si bien el resultado del expediente que se abrió no había sido desvelado hasta la publicación de este reportaje. Este periódico se ha puesto en contacto con el profesor a través de distintas vías, pero no ha obtenido respuesta.

Algunas víctimas relataron en sus testimonios haber sufrido agresiones sexuales graves. Más de una estudiante aseguró haber tenido una relación sentimental con un docente al que algunas definieron como un “depredador sexual”. “El alumnado era su coto de caza”, describió una denunciante. 

Buena parte de estos relatos fueron desestimados porque eran anónimos, habían prescrito o porque habían sucedido cuando López Olvera daba clases en otra universidad. Las víctimas consideran que el caso ilustra hasta qué punto los protocolos y la legislación son todavía mejorables para proteger al alumnado.

“Tuvimos que dejar fuera todo lo que había pasado antes de 2018”, sostiene una de las víctimas de este profesor. “Tampoco se aceptaban casos ocurridos en otras universidades o fuera del entorno de la UAB”. La obligación de revelar el nombre de las denunciantes también hizo que muchas no dieran el paso, ya que estaban en segundo de carrera y el docente impartía también una clase en el quinto curso.

Tampoco era la primera vez que los responsables de la facultad de Veterinaria eran avisados de las actitudes de este profesor. En 2012, una delegada de curso informó a la entonces coordinadora de docencia de la incomodidad que este docente generaba en las alumnas. “Explicamos los comentarios sexuales y los acercamientos innecesarios que hacía a las estudiantes”, recuerda esta antigua alumna. La queja no tuvo ningún recorrido y ni siquiera figura en el acta de esa reunión.

La investigación interna también determinó que la “actitud y comportamientos” de López Olvera “eran conocidos” por profesores de su facultad y nadie actuó, más allá de algún comentario informal entre docentes. “Todo el mundo lo sabía”, sostienen varias víctimas entrevistadas. “Las alumnas más veteranas avisaban a las más jóvenes al empezar el curso”. 

Un ambiente “totalmente intimidatorio y humillante”

A principios de junio de 2021 se constituyó una Comisión Técnica Asesora (CTA) liderada por una psicóloga y otra empleada de la Autónoma para investigar las denuncias. Se entrevistó a las víctimas que habían accedido a revelar su nombre y apellido. Se valoraron las pruebas y se entrevistó también al docente acusado.

Los testimonios más comprometedores se habían descartado, pero las conclusiones de la investigación interna fueron igualmente tajantes: las alumnas sufrieron “acoso sexual y/o por razón de sexo”. El profesor creó un entorno “totalmente intimidatorio, humillante e incómodo” que las hizo sentir “sexualizadas y cosificadas”, según figura en la documentación. Las conductas denunciadas eran “sistemáticas y recurrentes”. 

La Comisión Técnica consideró “acreditado” que López Olvera profirió durante años comentarios y bromas sexistas a sus alumnas. “Tranquila, si te la metiera, te enterarías”, le dijo a una alumna cuando ella lamentó que siempre le tomaba el pelo con bromas. “Si quieres yo también te puedo curar el conejito”, le dijo a otra cuando le explicó que iba a llevar a su conejo al veterinario. A otras les hacía comentarios sobre su aspecto físico o las “repasaba” de arriba a abajo.

Durante las sesiones prácticas, se dedicaba a acercarse “innecesariamente” a todas sus alumnas y las olía. Después hacía públicamente un ránking con las que olían mejor o peor. La investigación también consideró probado que el docente mandaba solicitudes de amistad de Facebook a las estudiantes y que acogía en su casa a alumnas de Erasmus. Su domicilio era conocido en la facultad como el Hotel SEFAS (acrónimo del Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje).

La investigación interna dio “plena credibilidad” a los testimonios y reprochó la actitud del profesor durante la fase de instrucción del expediente

El informe sostiene que la actitud de este profesor afectó la educación de las estudiantes, ya que muchas acabaron cambiando de asignatura o dejaron de asistir a sus clases. “Invade su espacio vital y [las estudiantes] se sienten totalmente violentadas e incómodas”, apunta el expediente. 

La investigación dio “plena credibilidad” a los testimonios y reprochó la actitud del profesor durante la fase de instrucción del expediente. “La comisión no ve ningún proceso de reflexión ni ninguna constricción por los comportamientos que se le atribuyen ni por cómo estos han podido afectar a sus alumnas”, señalaba. 

Una sanción a la baja

Las conclusiones de la Comisión Técnica se difuminaron en la sanción que firmó el rector en su resolución final, a la que también ha tenido acceso elDiario.es. El máximo dirigente de la Universidad consideró probadas diversas conductas constitutivas de acoso sexual o por razón de sexo en su expediente sancionador.

Según la resolución del rector, las alumnas fueron objeto de bromas y comentarios de contenido “machista, sexista y/o sexual”. El profesor se acercaba “excesivamente y de forma totalmente innecesaria” a las estudiantes de sexo femenino y sus conductas generaron “angustia e incomodidad” a unas estudiantes que se sintieron “violentadas” y en una “posición degradante”.

A la hora de imponer la sanción, sin embargo, lo acabó tratando como un caso de abuso de poder y el castigo fue por “desconsideración a sus subordinados”.

La sanción entre un comportamiento y el otro no tiene nada que ver. La ley prevé entre 3 y 6 años de suspensión para los casos de acoso sexual y/o por razón de sexo, considerados una infracción “muy grave”. En cambio el castigo que se impuso, considerado una falta “grave”, prevé una suspensión de entre uno y tres años. De entre todas las opciones, se acabó optando por por el castigo mínimo y se suspendió al profesor de funciones y sueldo por un año.

El rector consideró probadas diversas conductas constitutivas de acoso sexual y/o por razón de sexo, pero a la hora de imponer la sanción lo acabó tratando como un caso de abuso de poder

“El expediente de la Comisión Técnica es informativo, pero en el expediente disciplinario del rectorado se deben aplicar las sanciones de acuerdo a la legislación”, defienden fuentes oficiales de la UAB. “Son dos procedimientos distintos que no tienen porqué coincidir”. Desde la Autónoma explican que muchas situaciones denunciadas quedaron fuera del expediente sancionador por haber prescrito. Añaden que el rector se limita a firmar las resoluciones que le presenta el instructor del caso y le desligan de cualquier decisión sobre el castigo impuesto. 

El protocolo de la Universidad para prevenir el acoso sexual establece que se entiende por acoso sexual “cualquier comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidador, degradante u ofensivo”.

Desde la UAB consideran que en sus actuaciones deben proceder “con rigor y respeto del marco [jurídico]” para asegurarse de que los expedientes no sean tumbados si finalmente acaban en los tribunales. A su vez, admiten que se tiene que mejorar la agilidad y la eficiencia de estos procesos y reclaman reformas legales que lo faciliten.

Si tienes más datos sobre este caso o conoces otros similares, puedes escribirnos a pistas@eldiario.es

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