Uber, la 'app' de transporte que conecta a usuarios y conductores y que puso en pie de guerra al sector del taxi, vuelve a operar este martes en Barcelona después de tres años de ausencia. Lo hará esta vez con licencias VTC –alquiler de vehículos con conductor profesional– y con un fuerte recelo de los taxistas, que amenazan con protestas.
Uber desembarcó en Barcelona en abril de 2014 y se retiró de la ciudad en diciembre de ese mismo año, después de que un juez dictaminara el cese de la aplicación Uber Pop, al constatar que sus conductores carecían de autorización administrativa para desarrollar su labor y que su actividad suponía competencia desleal. Ahora, la compañía vuelve con UberX, un servicio de alquiler de coches con licencias VTC, el mismo modelo con el que opera en Madrid o que usa ya en la capital catalana su principal competidor, Cabify.
Los taxistas, sin embargo, ya han advertido de que no se quedarán de brazos cruzados ante el retorno de la multinacional. Volverán a movilizarse y a iniciar acciones legales para defender los intereses del sector. “Pondremos a nuestros abogados y toda la fuerza en la calle para reclamar nuestros derechos”, advertía el portavoz de Elite Taxi, Alberto Álvarez, en Catalunya Ràdio.
“Esta vez queremos hacer las cosas bien”
“Barcelona es una ciudad muy especial para Uber y esta vez queremos hacer las cosas bien”, destacaba en un comunicado el director de Uber en España, Juan Galiardo. “Creemos que Uber puede formar parte de la solución al gran reto de movilidad de la ciudad y esperamos trabajar de la mano del Ayuntamiento, de la Generalitat y del sector del taxi para, entre todos, conseguir que cada día más barceloneses dejen su coche en casa”, valoraba.
Con una flota de 120 vehículos, todos ellos alquilados a empresas, Uber vuelve a la capital catalana utilizando vehículos con autorización VTC. Ha comprobado, además, que los profesionales estén dados de alta en el régimen de autónomos o constituidos como empresa, así como sus antecedentes penales, la ficha técnica del vehículo y la vigencia del seguro.
La compañía pretende así rebajar la tensión con el sector del taxi, aunque a juzgar por las múltiples movilizaciones de taxistas el año pasado –cuando Uber ya no operaba en la ciudad–, nada parece que vaya a calmarlos. El nuevo modelo de UberX tiene que ver también con la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que decretó que el servicio de contacto de conductores no profesionales no era una actividad de economía colaborativa, sino del sector del transporte.
Barcelona pone límite a las licencias VTC
Ni siquiera con las licencias VTC lo tendrá fácil Uber para implantarse en Barcelona. La alcaldesa Ada Colau aseguró en diciembre que el nuevo reglamento que se planteaban para este tipo de vehículos plantearía una autorización previa antes de conceder este tipo de licencias. El Ayuntamiento de Barcelona quiere que la proporción de vehículos VTC respecto a los taxis sea no superior a 1 a 30, la ratio que establece el reglamento aprobado por el Gobierno en 2015.
El consistorio tiene miedo de una alud de concesiones de licencias en los próximos meses, sobre todo porque hay 3.000 peticiones en los tribunales pendientes de resolución en el área metropolitana de Barcelona, según detallaron recientemente. Estas se sumarían a las 799 licencias VTC que hay ahora mismo en marcha en la capital catalana, por 10.500 taxis.
La plataforma, por su parte, asegura que en los últimos tres años ha recibido miles de mensajes de usuarios interesándose por su vuelta a Barcelona, donde solo en el año 2016 más de un millón de personas abrieron la aplicación para intentar solicitar un servicio. Los vehículos de Uber se sumarán ahora a los de Cabify, la única plataforma que hasta ahora operaba en Barcelona a través de licencias VTC.
El servicio uberX puede solicitarse desde cualquier punto de la ciudad a través de la aplicación de Uber. El precio de uberX en Barcelona se determina por los minutos del trayecto (0,16 euros por minuto) y por los kilómetros (1,42 euros por kilómetro). La tarifa mínima es de 5,5 euros, el mismo precio que la cuota de cancelación.