Las encuestas publicadas por diversos medios el último domingo de la campaña electoral otorgan una gran victoria a CiU pero niegan la mayoría absoluta que el president de la Generalitat, Artur Mas, había reclamado para liderar el proyecto de creación de un Estado propio.El candidato a la reelección ha esquivado valorar los sondeos y, en cambio, está intentando apuntalar su papel de mártir democrático de la causa soberanista.
Los partidos ya han descubierto sus estrategias hasta el final. Queda una semana a todo o nada. Y CiU ha apostado porque los ataques personales a Mas, acusado de corrupción y de tener cuentas en paraísos fiscales, sean interpretados como una ofensiva contra Catalunya. “Espero que yo sea el último presidente de Cataluña al que el Estado español, de forma sucia, lo intente destruir, porque el próximo ya no dependerá del Estado español y ya no lo podrán destruir”, ha proclamado Mas en un mitin en el pabellón de la Mar Bella en Barcelona.
Mas imprime cada veza más un carácter mesiánico a la carrera electoral. Justo después de convocar las anunció que el día que logre llevar adelante la consulta popular sobre el Estado propio dejaría de ser presidente, como si no pudiera guiar a la nación catalana a la tierra prometida. Y luego eligió un cartel electoral de CiU con reminiscencias de las películas bíblicas. Por eso encaja que el cabeza de lista de la federación nacionalista insista en que España está usando “las cloacas del Estado para hundir la voz del pueblo catalán.
Un ejército para una batalla
El president se ahorró cualquier referencia a las encuestas electorales pero imploró una mayoría absoluta para tener un gobierno catalán “fuerte” capaz de enfrentar a un Ejecutivo del PP. “No se puede enviar a una batalla de esta magnitud a un ejército desarmado”, evocó en un claro lenguaje de confrontación que augura unos meses venideros de tensión máxima con Madrid.
Dos mil personas aclamaron al líder de CiU, acompañado por segundo día consecutivo del expresident Jordi Pujol, también acusado de corrupción en el artículo del diario El Mundo, y del secretario general de la coalición, Josep Antoni Duran i Lleida. Precisamente, Duran i Lleida exigió que la Junta Electoral Central investigue la filtración del presunto informe policial que implica a Mas y Pujol y la incidencia que dicha filtración pueda tener en la campaña.
La victoria de CiU en las elecciones se prevé aplastante pues triplicará, según los sondeos, al primer partido de la oposición sea cual sea. Pero, aún así, la contundencia del triunfo sigue sin garantizar la mayoría absoluta e incluso podría conseguirse con la pérdida de algunos votos respecto al 2010.
El alto número de indecisos y el hecho de que los sondeos fuesen realizados antes de los dos grandes acontecimientos que han marcado la campaña, el gran éxito de la huelga general del 14-N en Catalunya y las acusaciones de corrupción contra Mas y Pujol, permiten suponer que todavía puede haber grandes variaciones. CiU podría verse perjudicada por la actuación desmesurada de los Mossos el día de la huelga y que deja al conseller de Interior en una situación muy comprometida, o por el contrario, verse beneficiada si la federación logra que el votante interprete las denuncias de corrupción como un ataque a Catalunya.
Navarro no se rinde
El resto de partidos sí que hablan de las encuestas electorales. Hasta Pere Navarro, líder del PSC, partido que podría quedar relegado a la cuarta plaza, se refirió veladamente para intentar movilizar a los socialistas en la última semana. “”Sé que no estamos en el mejor momento, pero ni me resigno ni me rindo“, ha exclamado ante 1.600 personas en Santa Coloma de Gramanet, el acto más multitudinario celebrado por el PSC en la actual contienda.
Navarro no se rinde y reclama el voto útil de “izquierdas” al PSC ante un previsible Parlament fragmentado. El problema es que el líder socialista catalán rema con fuerza pero sus compañeros del PSOE le envían vientos racheados que zarandean su barca. Sin llegar a las diatribas que asimilaban el nacionalismo al nazismo lanzadas por Marcelino Iglesias el primer fin de semana de campaña, tanto el presidente del PSOE, José Antonio Griñán, como el ex jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abundan en el discurso tradicional socialista que olvida los cambios provocados por la masiva manifestación del último 11-S.
“Una soledad fría”
En un momento delicado, Zapatero ha publicado, en el mismo medio que acusa a Mas y Pujol de beneficiarse de comisiones del caso Palau, una columna en la equipara el proyecto soberanista de CiU como un “tránsito hacia una soledad fría”. Griñán, presidente de la Junta de Andalucía, en el mismo mitin de Santa Coloma junto a Navarro, definió la independencia como “un salto al vacío”. Pero el PSOE sigue sin comprometerse firmemente con el federalismo que postula Pere Navarro y que Zapatero ya intentó imponer, sin éxito, a los cuadros socialistas españoles.
Conscientes de que lo que está en juego es la segunda plaza, los socialistas catalanes han lanzado un vídeo que recoge intervenciones de dirigentes del PP durante la campaña que los conservadores orquestaron contra el Estatut de Catalunya en 2006. El PSC disputa a los populares y a ERC, el otro gran vencedor de los comicios si se confirman los sondeos, la posibilidad de ser el principal partido de la oposición.
El PP movilizó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para comenzar la semana decisiva. Rajoy, por tercera vez en la campaña, reforzó a Alicia Sánchez-Camacho y predijo que los catalanes no comprarán un “billete a lo desconocido” y acusó a Mas de perjudicar la imagen de España y generar inestabilidad que complica la recuperación económica en un mitin en Girona ante 600 personas.
El optimismo de Junqueras
Oriol Junqueras, el candidato de ERC, se siente vencedor. Y considera que las encuestas están validando que el independentismo de su histórica formación va “por delante” del de CiU y el de ICV-EUiA. En un acto con mujeres en Molins de Rei, el candidato republicano se arrogó el papel de liderazgo de la independencia y se preguntó: “¿CiU e Iniciativa estarán dispuestos a seguir el camino que ERC empezará?”. ERC podría brindar la mayoría necesaria a CiU para poder convocar el referéndum o la consulta sobre el Estado propio.
Por su parte, el candidato de ICV-EUiA a la Generalitat, Joan Herrera, prefirió centrarse en la negativa de Artur Mas a comparecer en el Parlament para dar explicaciones sobre su presunta implicación en las ramificaciones del caso Palau y dijo que su actitud le resta “credibilidad” y “ensucia la ‘senyera’”. “El problema de Artur Mas es que nunca se ha explicado ante el caso Palau”, recalcó el líder ecosocialista. ICV ha solicitado esa comparecencia varias veces en la última y corta legislatura.