El histórico claustro de la Universitat de Barcelona está ocupado desde el pasado viernes 22 de septiembre por varios centenares de estudiantes de la plataforma Universitats per la República. Los jóvenes han convertido el centro universitario en su bastión para “defender” el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional del 1 de octubre. Entre sacos de dormir y carteles a favor de consulta –aseguran tener miembros que votarían sí a la independencia pero también que se oponen– se preparan para una semana de movilizaciones que culminarán el próximo domingo en no se sabe qué.
Universitats per la República ha convocado dos días de huelgas de estudiantes y un acto multitudinario en la plaça de la Universitat en Barcelona para el próximo 27 por la tarde en el que participará el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Ante las movilizaciones que se prevén y la posible respuesta de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los universitarios se preparan para “resistir”, según dicen sus portavoces, con técnicas pacifistas que se practican en el propio claustro de la universidad.
Históricos de la protesta pacifista, como Pepe Beunza -primer objetor no-violento- o las miembros de Cultura de Pau Cécile Barbetto y Sandra Saura, han explicado a los estudiantes el sentido político de la desobediencia civil y técnicas para llevarla a la práctica. “Lo importante es afrontar el miedo y siempre intentar dar un toque de humor para liberar la tensión”, explica Irene Santiago, de Irídia. La idea es “resistir” ante un posible desalojo policial de uno de los colegios electorales que abrirán el 1-O. “Se deben registras imágenes de los desalojos y siempre debe haber presente un abogado o periodistas observadores”, han apuntado.
Un taller que también ha suscitado mucho interés es el que han impartido el fotoperiodista Jordi Borràs y el historiador Carles Viñas sobre cómo enfrentarse a grupos violentos de extrema-derecha que actúen contra el referéndum o en manifestaciones de apoyo. Los ponentes han propuesto la creación de “comités de defensa del referéndum” que rodeen los colegios electorales para evitar la entrada de ultras que vayan a boicotear la votación.
“No se debe caer en las provocaciones y siempre evitar los enfrentamientos. Hay que estar preparados y llamar a los mossos cuando se acerquen a los colegios”, han explicado. Los ponentes han recomendado no organizar contramanifestaciones a actos convocados por la extrema derecha.
Fuera de la universidad grupos de jóvenes han montado una mesa informativa en la que centenares de personas han conocido el colegio en el que podrían votar el próximo domingo. Los voluntarios ha utilizado la información que publicó la Generalitat y que ha sido prohibida tras suspender el Tribunal Constitucional la consulta. “Hemos confirmado dónde acudir a votar y lo haremos. A mí ya me tocó correr delante de los grises y lo pasamos mal”, manifestaba Maria Dolors López, una jubilada que se había acercado con su marido a la mesa informativa.
La jornada de formación y protesta ha finalizado con un concierto de Feliu Ventura, Roba Estesa y El Veïnat. La ocupación continuará sine die, así que cientos de alumnos continúan recopilando víveres y haciendo guardia para que su universidad continúe siendo “un símbolo de la defensa de las libertades”, argumenta una portavoz de Universitats per la República. “Hasta la fecha los estudiantes no habíamos participado del proceso. Ahora queremos liderarlo y arrastrar a los sindicatos a una huelga”, ha afirmado Aina Delgado, una de las portavoces.