Vecinos y comerciantes de la Sagrada Familia están en pie de guerra. Esta vez no es por culpa de la intensa presión turística que sufre el barrio, sino por la pretensión de Mercadona de abrir un supermercado en el solar que ocupa el cine Niza, cerrado desde hace más de diez años. La petición de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia y de otras entidades del barrio para que el Ayuntamiento de Barcelona lo convierta en equipamiento ha sido, de momento, rechazada. El consistorio no sólo se niega a comprar el edificio, sino que apoya la operación urbanística al considerar que dinamizará la zona de alrededor del templo expiatorio.
El proyecto que ha desatado las protestas vecinales incluiría demoler el histórico cine y la sala de baile situados en la calle Provença, justo enfrente de la plaza de la Sagrada Familia, para construir un supermercado y, posiblemente, un hotel. A cambio, Mercadona se encargaría de pagar las obres de urbanización del interior de isla situado entre las calles Sicilia, Sardenya, Provença y Rosselló. La asociación de vecinos, los comerciantes del mercado municipal y del eje comercial del barrio, el supermercado Caprabo y el grupo ICV-EUiA han presentado alegaciones al proyecto inicial porque no incluye el preceptivo plan de movilidad. “No se puede construir un supermercado de estas características si no dispone de un aparcamiento adecuado”, recuerdan desde la asociación de vecinos.
Paralelamente a esta vía, las entidades del barrio han creado la plataforma Recuperem el Niza para vehicular las protestas y presionar al consistorio para que paralice el proyecto del supermercado, restaure el edificio y abra un proceso participativo vinculante para decidir su futuro uso. La primera acción de la plataforma una vez constituida fue la concentración que se celebró el jueves 10 de julio delante del cine y que congregó a centenares de personas. La segunda ha sido la asamblea abierta que se ha celebrado este miércoles 16 de julio para organizar de cara al otoño un proceso participativo siguiendo el ejemplo de los que han llevado a cabolos vecinos de los barrios del PobleNou y del Paral·lel. “La propuesta mayoritaria es que el cine sea un ateneo popular, pero esto lo tienen que decidir todos los vecinos”, apuntan desde la plataforma.
La negativa del regidor del distrito del Eixample, Gerard Ardanuy, a invertir ni un euro en la compra del edificio es rotunda a pesar de admitir la endémica falta de equipamientos sociales y culturales. Lo dejó claro en el último consejo de barrio celebrado el mes de junio pasado al remarcar que “es cierto que faltan muchos equipamientos, pero el distrito no se puede gastar 12 millones de euros en un solar para construir un ateneo. No intervendremos en la operación porque es privada”.
Desde la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia, el responsable de urbanismo, Joan Itxaso, recriminó al regidor que el apoyo institucional al proyecto de apertura de un supermercado Mercadona “es un atentado contra el comercio de proximidad del barrio”. Según datos de la asociación, la crisis y el monocultivo que provoca la presión turística sobre el barrio han afectado gravemente al tejido comercial de la Sagrada Familia hasta el punto que el mercado municipal, el primero que se remodeló en Barcelona, “ha quedado desfasado y una veintena de paradas han cerrado”. Por lo que respecta a todo el barrio, según la entidad vecinal los comercios cerrados superan los 700.