Ciencia Crítica pretende ser una plataforma para revisar y analizar la Ciencia, su propio funcionamiento, las circunstancias que la hacen posible, la interfaz con la sociedad y los temas históricos o actuales que le plantean desafíos. Escribimos aquí Fernando Valladares, Raquel Pérez Gómez, Joaquín Hortal, Adrián Escudero, Miguel Ángel Rodríguez-Gironés, Luis Santamaría, Silvia Pérez Espona, Ana Campos y Astrid Wagner.
Saltándose acuerdos internacionales, el nuevo gobierno municipal de Madrid se aleja del conocimiento científico
Los pactos que han suscrito los tres partidos de la derecha española para sacar de su puesto a la última alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, van completamente en contra de las directrices y acuerdos internacionales que ha firmado España en general y Madrid en particular en materia de medio ambiente y salud. Estos pactos, que pueden verse resumidos aquí y aquí, van más allá de saltarse acuerdos internacionales como el de París sobre cambio climático, o las directivas europeas en esta materia que Bruselas nos recuerda constantemente. Se saltan la evidencia científica sobre los problemas para la salud tanto de las personas como del planeta que se generan con el tráfico anterior a Madrid Central. Eliminar Madrid Central, soterrar la Gran Vía, construir infraestructuras en Madrid Norte o en la A-5 que pretenden incrementar el tráfico en el centro de esta gran ciudad son propuestas insostenibles en pleno siglo XXI, por mucho que hayan sido promesas electorales.
Estas propuestas, negando la contribución de Madrid al cambio climático y el impacto de una atmósfera sucia sobre la salud, van exactamente en contra de todos los acuerdos entre los alcaldes de las principales ciudades del mundo y en contra de todas las iniciativas que aglutinan ciudades de distintas regiones del planeta. Porque no hay ni una sola red o consorcio o agrupación de ciudades que se hayan reunido para emitir más carbono a la atmósfera, para exponer más a las personas a las partículas y gases resultantes de la quema de combustibles fósiles, ni para facilitar el tráfico de un número creciente de vehículos a expensas de contaminar localmente y activar el calentamiento de la atmósfera a nivel global. Ni una. Y existen muchas para todo lo contrario, como el pacto global de los alcaldes del mundo o la red C40 y el CDP-Cities a nivel internacional y la Red Española de Ciudades por el Clima a nivel nacional. Redes estas últimas en las que, como es lógico, está Madrid. ¿Pensará el nuevo equipo municipal dar de baja a Madrid en todas estas alianzas, redes y pactos nacionales e internacionales por la salud de las personas y del planeta?
El 1 de julio es la fecha anunciada para suspender Madrid Central. Eso a pesar de que la medida ha servido para reducir los niveles de óxidos de nitrógeno en 14 de las 24 estaciones y de que, en promedio, las concentraciones de este peligroso contaminante atmosférico se han reducido una quinta parte. De hecho, los valores de dióxido de nitrógeno y de partículas sólidas en Madrid Central durante los meses de abril y mayo de 2019 han registrado los mínimos históricos en tan sólo seis meses de funcionamiento y el temido efecto borde o frontera, por el cual las zonas aledañas a Madrid Central verían incrementada la contaminación, no sólo no se ha registrado sino que más bien al contrario, las zonas próximas a Madrid Central han mejorado también su salud atmosférica. Recordemos además que Madrid Central es, con diferencia, una de las Zonas de Bajas Emisiones más pequeñas de las establecidas en las principales capitales europeas. Como mostraba un artículo reciente de Ballena Blanca, es más de cuatro veces menor que la de Ámsterdam –que tiene la cuarta parte de habitantes que Madrid-, casi 19 veces menor que la de Berlín –que sólo es un 10% mayor que Madrid-, y ¡1,580 veces menor! que la de Londres, una ciudad que triplica la población de la capital de España. Todo este disparate generado por el anuncio del nuevo equipo municipal ha generado una rápida e intensa reacción social, con diversas iniciativas populares en marcha para detener la reversión de Madrid Central, entre las que se encuentra la de change.org
Las ciudades tienen una responsabilidad mayúscula sobre el cambio climático que ya estamos experimentando y que evoluciona a alarmante velocidad. En las ciudades se reúne ya a la mayor parte de la población humana y la ONU prevé que el 68% de las personas vivirán en ciudades para el 2050. Las ciudades consumen más del 66% de la energía global y emiten más del 70% de los gases con efecto invernadero. La idea de cerrar Madrid Central no sólo subordina el derecho de los madrileños a respirar aire limpio ante el derecho de los propietarios de coches de circular por la ciudad, sino que anula en gran medida los esfuerzos por atenuar la huella ambiental de Madrid y su profundo impacto en relación al cambio climático. ¿Qué criterios han podido mover al tripartito de la derecha a hacer promesas electorales primero, y a intentar materializarlas después, en dirección contraria al conocimiento científico y a todos los acuerdos y directivas internacionales?
Las propuestas firmadas por el nuevo equipo al mando del ayuntamiento parecen ideadas para un sistema fuera de nuestro planeta, en el que una ciudad como Madrid se regiría por unas extrañas leyes físicas, completamente diferentes a las que se verifican en todo el universo conocido desde la cuenca del río Manzanares hasta la Vía Láctea, incluyendo, sin ninguna duda, a la mismísima Gran Vía. ¿Quién podrá ayudar a detener estas propuestas? ¿Quién podrá recordarle al flamante alcalde de Madrid que antes de atenerse a la normativa vigente o a la que decidan hacer vigente, Madrid se rige y se regirá por las leyes de la termodinámica, la química y la biología? En Madrid al menos 14 personas mueren cada día debido a la contaminación, y otras muchas ven mermada significativamente su calidad de vida debido a enfermedades coronarias y respiratorias, y a multitud de otros problemas que afectan especialmente a niños y mujeres embarazadas (ver aquí y aquí). ¿Quién podrá hacer ver a los ediles del tripartito de derechas que preocuparse por las madrileñas y los madrileños pasa por solucionar los episodios cada vez más intensos de contaminación y por atenuar la huella ambiental de Madrid?
Pasada la fiebre electoral, convendría seguir el asesoramiento de expertos en química y dinámica atmosférica, en salud y en cambio climático. Hay demasiado en juego para dejarse llevar por oportunidades económicas efímeras o por impulsos partidistas.
Los pactos que han suscrito los tres partidos de la derecha española para sacar de su puesto a la última alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, van completamente en contra de las directrices y acuerdos internacionales que ha firmado España en general y Madrid en particular en materia de medio ambiente y salud. Estos pactos, que pueden verse resumidos aquí y aquí, van más allá de saltarse acuerdos internacionales como el de París sobre cambio climático, o las directivas europeas en esta materia que Bruselas nos recuerda constantemente. Se saltan la evidencia científica sobre los problemas para la salud tanto de las personas como del planeta que se generan con el tráfico anterior a Madrid Central. Eliminar Madrid Central, soterrar la Gran Vía, construir infraestructuras en Madrid Norte o en la A-5 que pretenden incrementar el tráfico en el centro de esta gran ciudad son propuestas insostenibles en pleno siglo XXI, por mucho que hayan sido promesas electorales.
Estas propuestas, negando la contribución de Madrid al cambio climático y el impacto de una atmósfera sucia sobre la salud, van exactamente en contra de todos los acuerdos entre los alcaldes de las principales ciudades del mundo y en contra de todas las iniciativas que aglutinan ciudades de distintas regiones del planeta. Porque no hay ni una sola red o consorcio o agrupación de ciudades que se hayan reunido para emitir más carbono a la atmósfera, para exponer más a las personas a las partículas y gases resultantes de la quema de combustibles fósiles, ni para facilitar el tráfico de un número creciente de vehículos a expensas de contaminar localmente y activar el calentamiento de la atmósfera a nivel global. Ni una. Y existen muchas para todo lo contrario, como el pacto global de los alcaldes del mundo o la red C40 y el CDP-Cities a nivel internacional y la Red Española de Ciudades por el Clima a nivel nacional. Redes estas últimas en las que, como es lógico, está Madrid. ¿Pensará el nuevo equipo municipal dar de baja a Madrid en todas estas alianzas, redes y pactos nacionales e internacionales por la salud de las personas y del planeta?