Despega el Plan de Biomasa con una previsión de 2.000 empleos y alta reducción de CO2
Ya ha recibido luz verde del Gobierno de Castilla-La Mancha, la Estrategia regional de Biomasa Forestal con la que esta comunidad autónoma quiere liderar la defensa del medio ambiente y su apuesta por las energías renovables. Con esta medida, se pone en marcha una planificación que tiene como objetivo hacer compatible la rentabilidad económica de las superficies forestales con la lucha contra el cambio climático. En total, la Junta invertirá 30 millones de euros en este proyecto, que espera amortizar en un plazo máximo de diez años.
Los detalles del Plan de Biomasa los ha desgranado el consejero de Medio Ambiente, Francisco Martínez Arroyo, destacando primero que con ello la región contribuirá a una mayor reducción de los gases de efecto invernadero y será “líder en la lucha contra el cambio climático”.
Del montante total previsto de gasto, 15 millones de euros se destinarán a los trabajos de silvicultura (limpieza de montes y extracción de masa forestal biodegradable) y a la sustitución de calderas en edificios públicos. El resto está calculado en base a la creación de unos 2.000 puestos de trabajo, así como ayudas e incentivos para la utilización de biomasa. Con ello, la Administración castellano-manchega prevé la reducción de 14.000 toneladas de emisiones de CO2 a corto plazo.
Antes del visto bueno que el Gobierno ha dado hoy al Plan de Biomasa, ya se ha incorporado una zonificación de aquella superficie de donde puede extraerse. Actualmente, Castilla-La Mancha cuenta con 36.000 kilómetros cuadrados de superficie forestal, un 44% de su territorio. Y de ese total, más de un tercio es de titularidad pública. Además, hay 2.100 empresas forestales que generan 15.000 empleos, como productoras de astillas, electricidad o 'pellets'.
Este es el contexto con el que cuenta la comunidad autónoma. Ahora, para llevarlo a cabo se realizará una zonificación en siete territorios que pueden llegar a ser explotados en este sentido. Cada uno de ellos dispondrá de centros logísticos para atender la demanda de particulares y empresas que quieran obtener energía desde la masa forestal. “Pondremos a disposición del sector incentivos para desarrollar el mercado, asesoramiento a empresas y un programa de investigación y divulgación, planteando el fomento del uso de la biomasa en el sector público”, ha resaltado.
De hecho, el consejero ha adelantado que ya se han iniciado los trabajos para la climatización de edificios públicos a través de la biomasa, empezando por 47 centros de Educación Secundaria Obligatoria en toda la región que cambiarán sus calderas. Estas inversiones reducirán 3.000 toneladas de CO2 al año y se amortizarán, según sus cálculos, en unos ocho o diez años. A esto hay que sumar más inversiones en cuanto al cambio de calderas del Centro Apícola de Marchamalo, oficinas comarcales agrarias en Guadalajara o la Dirección Provincial de Agricultura en Cuenca como programa piloto.
Objetivo: dejar atrás las calderas de gasoil
La empresa pública GEACAM será la encargada de evaluar la viabilidad del cambio de calderas en edificios públicos, así como la construcción de calderas que consumen biomasa en centros de salud y nuevo hospitales, conformando “un proyecto muy ambicioso” para dejar atrás las calderas de gasoil.
Previamente, el consejero ha querido ensalzar el modelo energético “renovable y sostenible” por el que apuesta la región, “contrapuesto” al modelo de la energía nuclear y la construcción del ATC en Villar de Cañas (Cuenca). Según ha resaltado, Castilla-La Mancha es una región autosuficiente en generación de energía eléctrica, ya que produce más de la que consume tanto en fotovoltaica como en eólica, convirtiéndose en “contribuyente neta a la oferta de energía eléctrica renovable de todo el país”.
En esta línea, ha dicho que 3.807 megavatios vienen de la energía eólica y 981 de energía fotovoltaica. “Uno de cada cinco de este tipo en España sale de Castilla-La Mancha”. Con estos datos, asegura Martínez Arroyo que la región ya cumple los objetivos europeos, y ha reducido en un 34% desde 2005 la emisión de gases con efecto invernadero, tres veces más de lo previsto. Este nuevo Plan de biomasa incidirá en esa rebaja de emisiones, lo que hará de la región “artífice” de un nuevo modelo energético.