El cambio climático y cómo se adapta el viñedo a la sequía
- Así lo ha dado a conocer en la Jornada 'Vinodiversidad' organizada por eldiarioclm.es Castilla-La Mancha y la Fundación Global Nature
Ante un escenario de escasez, en el que Confederaciones como la del Segura están en estado de prealerta por sequía, y donde el cambio climático extrema las condiciones en este entorno, la producción de viña de regadío tiene muchos retos por delante. Los datos confirman que, a día de hoy, el 50% del viñedo de la Castilla-La Mancha está en regadío, y de éste, la mitad es en espaldera.
“Hemos visto que un viñedo, con los marcos de plantación podría llegar a consumir 5.500 metros cúbicos por hectárea y el viñedo no enferma, otra cosa es la calidad”. Amelia Montoro, jefa del Servicio de Asesoramiento de Riegos del Instituto Tecnológico Agronómico Provincial de Albacete (ITAP), participaba este jueves en la Jornada 'VinoDiversidad' centrada en cómo fomentar la biodiversidad en el viñedo para adaptarse al cambio climático, organizada por eldiarioclm.es y la Fundación Global Nature, con la colaboración de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha y la Diputación provincial.
Tal y como ha explicado Montoro, desde el ITAP se están estudiando riegos deficitarios controlados con diferentes variedades de uva para comprobar qué efectos tiene sobre la producción, y la calidad, el descenso drástico del uso de agua en el cultivo. “Hemos visto que, con unas cifras desde 500 metros cúbicos por hectárea a unos 1.800 se regulariza la producción y se consiguen calidades muy buena”.
Esto quiere decir que con un descenso drástico en el uso del agua en el viñedo, sigue habiendo esperanzas para la producción. “Cada año será un mundo, tendremos que regar conforme venga el tiempo y aplicar el agua de forma razonable” .
A través de un viaje en fotografías por viñedos de todo el mundo, la jefa del Servicio de Regadío del ITAP, muestra la capacidad del viñedo de adaptarse al entorno toda vez que lanza un mensaje: “Es un gran peligro el que corremos de transformar todo el viñedo en espaldera, donde se pierde la biodiversidad”.
Y es que, tal y como apunta Montero, todavía hoy sobreviven viñas con 75 años de antigüedad en el terreno sin regarse. “Estas plantas hacen un uso de la eficiencia del agua tremenda si sabemos entenderlas”.
Por ello, insiste en que, igual que hay ayudas para reconvertir el viñedo a la conducción en espaldera “tendrá que haber una ayuda para toda esta gente que mantenga el viñedo de secano, que es patrimonio de todo”.
El estricto secano
Existe la opción de apostar por la viña en estricto secano que se produce, por ejemplo, en la bodega Matamangos de Almansa. Es una bodega familiar, cuya producción es 100% ecológica y 100% de secano, de las variedades Monastrell y Garnacha Tintorera. “Fente a la producción por cantidad, con suelos llenos de hidropónicos, suelos que van a saco de agua, de todo tipo de fitosanitarios, de todo tipo de herbicidas”, Matamangos plantea un concepto diferente.
Tal y como ha explicado Carlos Gramage, responsable de la bodega, partiendo de la premisa de que en la provincia de Albacete se registraron 330 litros en el año completo 2014, la viña en vaso “se puede defender my bien”. Pero para ello, explica Gramage, es imprescindible “labrar cuando sea óptimo, mantener un suelo vivo... y tener una buena relación carbono nitrógeno”.
Las variedades autóctonas sobreviven y se adaptan al entorno durante décadas. Es el caso de Monastrell y Garnacha Tintorera. En su finca, ubicada en Almansa, y en vaso, cuenta con viñas que rondan los 70-75 años, en el caso de la Monastrell.
Además cuenta con una ayuda natural y que fomenta la biodiversidad, las cubiertas vegetales espontáneas (todo está salpicado por carrasca, bosque bajo) que retienen “la poca agua que cae”. El resultado son producciones menores que en regadío pero con una calidad de la uva muy superior.
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