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¿Cómo se hacía turismo en el siglo XIX?: conociendo Toledo desde casa

Castillo de San Servando

Fidel Manjavacas

La fotografía ha sido, desde hace cerca de 200 años, uno de los instrumentos que han permitido conocer la realidad del mundo que nos rodea por medio de imágenes permanentes. Del mundo que podemos ver y presenciar y de otros sitios mucho más lejanos que tiempo atrás resultaba más complicado conocer o visitar.

Actualmente, hay estudios que calculan que en el conjunto de la humanidad se realizan cada año más de un billón de fotografías, según apunta a toledodiario.es el joven investigador José Manuel López Torán, vinculado a la Facultad de Humanidades de Toledo y quien ofreció la tercera de las charlas que están desarrollando cada miércoles de este mes de junio en la Librería Hojablanca, bajo el título ‘¿Hablamos de Toledo?’, en la capital regional.

López Torán dio a conocer algunas de las fotografías estereoscopicas que se realizaban de los monumentos y paisajes de la Ciudad Imperial y explicó cómo estas servían para dar a conocer la ciudad en otros países.

‘Toledo para turistas en casa’ fue el título de esta amena conferencia en la que el joven investigador hizo un breve repaso por la historia de la fotografía para situar a los participantes en esas épocas sin vuelos ‘low cost’ o sin Internet en las que resultaba mucho más complicado ir a lugares lejanos y escapar de su entorno cotidiano.

“Desde esas tímidas imágenes iniciales que tardaban tanto tiempo en realizar a las que tomamos ahora en cantidades abrumadores, uno de los pasos más originales fueron las fotografías estereoscopicas, que son un intento más de reproducir la realidad que nos rodea”, señala el joven investigador, que precisa que este tipo de fotografías buscaba producir “una percepción en tres dimensiones (3D)”.

Para ello, se mostraban dos imágenes que podrían parecer iguales pero que tienen pequeñas diferencias y que crea una sensación tridimensional en el cerebro por medio de la persistencia retiniana, un sistema descubierto en el siglo XIX por el que se conoce que una imagen permanece en la retina humana una décima de segundo antes de desaparecer por completo.

“Así se hacía turismo. Se veía Toledo sin venir a la ciudad”

De esta manera, cuando no había tantos medios (ni presupuesto) para viajar, la ciudad de Toledo era capaz de ‘promocionarse’ mediante la fotografía. “Así se hacía turismo antes. Se veía Toledo pero sin venir a la ciudad”.

Aunque la técnica mencionada aparece en los años 30 del siglo XIX, el mayor auge surge entre los años 50 y 60 del mismo siglo. “Uno de los usos que se les dio a estas fotografías fue del de enviar corresponsales a países como India o Egipto con el fin de que se tomaran fotografías y luego montarlas en una misma cartulina y que la gente desde sus casas pudiese contemplar paisajes tan lejanos, cuando no se viajaba con la facilidad que se viaja ahora”, recalca López Torán.

Era una de las pocas formas de conocer países lejanos y la belleza de ciudades como Córdoba, Granada, Sevilla o la misma Toledo, urbes que “volvían locos a los europeos” al conocerlas por medio de estas imágenes.

Desde los años 50, del siglo XIX, ya hay fotografías de Toledo, una de las ciudades que “por su monumentalidad y por su pasado histórico atraían la atención”. Como ejemplos, tenemos la muestra del Castillo de San Servando o de la Puerta del Cambrón, ambos fondos conservados en el Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, perteneciente a la Universidad regional.

En este sentido, el investigador destaca la labor de Esther Almarcha, profesora de la UCLM en el campus de Ciudad Real y directora del Centro de Estudios regional, en la conservación y divulgación de estos fondos que también incluyen fotografías de otros espacios de Toledo como la plaza de Zocodover, la Catedral, imágenes desde la carretera del Valle o el entorno de los puentes de Alcántara y el de San Martín.

Dichas imágenes se tomaban para incluirlas en catálogos y que la gente que no tuviese la posibilidad de llegar a España pudiese conocer una ciudad como Toledo a través de estas fotografías. Algunas tenían una breve descripción en su parte trasera, sobre lo que los fotógrafos hacían en la ciudad o la interpretación de la historia y cultura que estaban divulgando.

Los asistentes a la charla pudieron poner en común su conocimiento del cambio que han sufrido distintos espacios de Toledo y de un patrimonio que llegaba en formato fotográfico a países como Francia, Estados Unidos o Reino Unidos, donde muchas familias conocieron la capital regional a pesar de no haber podido pasear por sus callejas.

Quienes todavía no hayan asistido a alguna de estas charlas en la Librería Hojablanca, tienen la oportunidad de presenciar la última que se va a llevar a cabo el próximo miércoles, 27 de junio, en la que bajo el título ‘Recreo, pan y chocolate. La educación en el Toledo contemporáneo’, la investigadora María Quejigo explicará “cómo ha ido cambiando el método para educar, el ambiente en las aulas, los profesores y los libros. O cómo eran antes los colegios…Cómo empezó todo en la II República o el gran esfuerzo por la educación que se hizo durante la dictadura de Primo de Rivera”.

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