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Queremos conocer, potenciar y explorar las ventajas y contradicciones de toda una red de nuevos proyectos que utilizan Internet para visibilizarse y desarrollarse de manera sostenible y para el bien común. Canal de economía social, por Pau Llop y Goteo.org

Cómo conseguí 114 € a partir de un meme y los invertí en justicia poética

La camiseta-crowdfunding Caloret, un diseño de Maria Rius y una campaña de Pau Llop

Pau Llop

Sí, el caloret lo hizo posible. Rita Barberá se vino arriba, no sabemos a base de qué, y generó el meme político del año a costa de humillar el valenciano. Fue en la Crida Fallera, el pasado 22 de febrero.

Apenas unos días antes había conocido la startup sevillana Crowdence. Fue mirando el listado de startups que pasaron por el proyecto Minerva. Crowdence propone algo simple y genial: sube tu diseño y di cuántas camisetas quieres vender, en cuánto tiempo y a qué precio. Mueves estos tres indicadores según tus expectativas o ambición y ya tienes una campaña de crowdfunding montada.

“Esto hay que probarlo, a ver si aparece una buena excusa”. Ese soy yo hablándome a mí mismo.

Y la excusa, cómo ya sabes, apareció en todo su esplendor. Tal fue el show de Rita que uno de los más célebres cómicos valencianos, Xavi Castillo, experto además en clavar a la alcaldesa de València (mira), tuvo que emitir un comunicado. Para rendirse, para “colgar la peluca”:

“Ya está. Ou yeah”, me dije.

Me puse a buscar los mejores memes en twitter. El que mejor se adaptaba a la serigrafía era una Rita estilo Juego de Tronos, muy ponible y trendy. Apto para Mónica Oltra y para el primo Pascual d'Artana. Digno para tomar una horchata en la Daniel de Alboraia o para petarlo en la nocturnidad fallera.

Diez minutos más tarde ya lo tenía:

Ahora debía moverlo.

Al confeccionar la campaña puse un precio de 10 euros por camiseta, que debía vender 50 y como mucho en seis días. A tope. Mi baza era el precio bajo, no buscaba hacer negocio, pero si lo lograba iba a generar un beneficio de 104 euros, según Crowdence.

Lancé mi primer tweet:

Pronto vi que iba a necesitar ayuda, así que me dirigí a Eugeni Alemany, un cómico-periodista de Sueca muy crack (entre otras cosas, lidera una campaña para que Whatsapp incluya una paella valenciana entre sus emoticonos):

Gracias al poderío followístico de Eugeni, la campaña empezó a tomar forma. También gracias a eso surgió una persona que avisó que el diseño tenía autora. Yo había tratado de buscarlo, pero seguir el rastro del meme era imposible. Contacté la autora, la diseñadora María Rius, y me dijo que no quería que se usara su diseño con fines de lucro.

Realmente yo no tenía esos fines, quería experimentar la propuesta de Crowdence, pero sí era cierto que de salir bien, había un beneficio de 104 euros.

“Ja està” (otra vez soy yo, que antes no lo dije, pero pienso en valenciano). “Rita ha vomitat a sobre del valencià. La millor ressaca seria que el seu meme financés la promoció i bon ús del valencià” (traducción).

Le propuse a Maria que donásemos el 100% de los beneficios a Escola Valenciana, una organización civil que trabaja por el conocimiento, difusión y respeto a la lengua valenciana.

A María esto sí le pareció bien.

Tenía que avisar a los compradores de la nueva finalidad de la campaña. Ahora iba a ser algo más que un mero experimento. Y aquí vi que Crowdence no permitía editar las campañas, aunque finalmente me atendieron muy rápido por mail y la editaron ellos mismos con los textos que les di.

La nueva comunicación por redes sociales anunciando esto funcionó más o menos bien:

Una vez más, gracias a Eugeni.

Pero pese a eso, cuando faltaban dos días para el fin de la campaña aún nos quedaba casi la mitad de camisetas por vender. Si vendíamos 49 en lugar de 50, no se fabricaría ni enviaría (ni cobraría) ninguna. Cero. Fracaso.

Aún no sé cómo fue, o más bien sí: el clásico pico de final de campaña. Pero a lo grande.

El tema es que al final de los seis días habíamos vendido 55 camisetas. Cinco más.

Y generado un beneficio de 114,07 euros, que ya han ido íntegra y directamente a la cuenta de Escola Valenciana:

Hace ya tres años que tuve mi primera experiencia con el crowdfunding, financiando Fixmedia.org a través de Goteo. Entonces logramos 8.205 euros.

Esta vez todo ha sido muy diferente, pero algo es seguro: el crowdfunding baja al detalle, a lo pequeño y cotidiano. Hace accesible y fácil la producción y la influencia en la opinión pública a casi cualquier persona.

Si para acabar con éxito una campaña en Goteo o en Verkami o en Kickstarter debes dedicarte mínimo mes y medio en cuerpo y alma al marketing en todos sus pelajes, con startups como Crowdence y otras que aún no conozco cualquiera puede vestir a 55 personas con un alegre meme político en plena precampaña electoral y dotar de recursos a una institución que aplaca los estragos causados por la fatalidad que generó el meme.

Un diamante por pulir para el marketing de acción social y también político, y casi para cualquier otra cosa o causa.

La campaña de crowdfunding ya no es (sólo) estratégica. Ahora baja a la táctica.

Gràcies, Rita.

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