Queremos conocer, potenciar y explorar las ventajas y contradicciones de toda una red de nuevos proyectos que utilizan Internet para visibilizarse y desarrollarse de manera sostenible y para el bien común. Canal de economía social, por Pau Llop y Goteo.org
Lucy Chambers: “Estamos ante un proyecto gigantesco”
Hay quien dice que es el nuevo petróleo. Al igual que el combustible fósil, los datos siempre han estado ahí. El oro negro cambió el mundo a principios del siglo XX: revolucionó el transporte y la industria y con ello, la producción, distribución y el consumo planetario. La clave fue encontrar su utilidad y, después, aprender a procesarlo. Lo mismo está pasando un siglo después con los datos. El avance de las TIC y la constante mejora en la educación y el acceso a la información por parte de la ciudadanía está creando un enorme mercado abierto donde cada vez más datos salen a flote, como el petróleo a presión tras perforar la corteza.
Todavía existen pozos ciegos, enormes (y oscuros) almacenes de datos públicos protegidos por todo tipo de intereses. De estos encontramos abundantes 'reservas' en España, el “único país de Europa con más de un millón de habitantes que no cuenta con una ley de acceso a la información o ley de transparencia”, según se denuncia en la web Tuderechoasaber.es, donde sus impulsores, Civio -con gran foco en proyectos basados en datos- y Acess Info Europe, tratan de canalizar las peticiones de información ciudadana hacia las instituciones. Casi siempre el surtidor está seco.
No obstante Internet está repleto de datos. Incluso muchos de esos datos cerrados bajo siete llaves a veces respiran libertad y cambian la historia de la humanidad gracias a personas como Edward Snowden, Bradley Maning o Julian Assange y su equipo de Wikileaks, o gracias a colectivos ultradistribuidos como Anonymous, que recientemente rescató de su interesada cárcel burocrática las cuentas del PP desde 1990. Precisamente cuando ocurrió esto, vimos muchos llamamientos a “colaborar en el procesamiento” de esos datos: gigas y gigas de datos en archivos '.pdf' que había que extraer, procesar, relacionar entre sí, comparar, visualizar y, finalmente contar una historia con ellos.
No es tarea fácil y no todo el mundo que es capaz de abrir un '.pdf' o descargar un '.zip' está preparado para lo anterior. Una persona que sí sea capaz, pues, tiene una ventaja competitiva: sabe desentrañar la genética de un siglo XXI construído por millones de datos, los cuales, además, crecen exponencialmente cada día, y mucho más que lo hará con la explosión del 'internet de las cosas'. Se trata de un auténtico desafío, y no sólo para los colectivos más obvios: periodistas y activistas, sino para cualquier ciudadano. Saber procesar datos y extraer de ellos un descubrimiento increíble, una denuncia, argumentos para iniciar un movimiento social que cambie un país o simplemente una historia, ya marca una diferencia.
Prueba de ello es la cantidad de publicaciones, congresos, talleres y eventos de todo tipo que se han convocado durante los últimos meses alrededor del mundo en torno a este oro digital. Un ejemplo es el BigDatWeek, que se celebra alternamente en unas 30 ciudades de todo el mundo y el pasado abril recaló con éxito en Barcelona, organizado por Media140. En Madrid, el MediaLab Prado mantiene desde hace tiempo un productivo grupo de trabajo de Periodismo de Datos, desde el que, junto con el capítulo español de la Open Knowledge Foundation, llevaron a cabo la I Jornada de Periodismo de Datos a finales del mayo pasado en Madrid, Sevilla, San Sebastián y Barcelona. En esta última ciudad contaron con la implicación del CCCB.
Precisamente la Open Knowledge Foundation (OKFN) está detrás de School of Data, el siguiente escalón, el paso que esperan lleve al procesamiento de datos, el data-activismo y el data-journalism al siguiente nivel a través de la formación abierta a cualquier ciudadano. La Escuela de Datos tiene también su versión en español, más de 25 cursos ya disponibles y una comunidad de más de 2.000 personas que pueden sumarse a “expediciones de datos” guiadas por “sherpas” de datos.
Para entender estas analogías y conocer a fondo este proyecto que pretende empoderar a la sociedad civil para la conversión del 'big data' en riqueza social, cultural e incluso económica, hablamos con dos responsables, uno a nivel internacional -Lucy Chambers, coordinadora de School of Data desde OKFN- y otro a nivel nacional, Alberto Abella, presidente del capítulo español de OKFN.
ENTREVISTAS
Lucy Chambers, Responsable del área de Conocimiento en la OKFN y coordinadora de School of Data:
“Después de lanzar el libro para periodistas de datos advertimos que hay más colectivos que necesitan esta formación”
¿Cómo emergió la idea de crear School of Data? ¿En qué momento? ¿Era el contexto especial por algún motivo?
En Open Knowledge Foundation nos dimos cuenta de que faltaba formación básica sobre cómo tratar con datos para muchos colectivos tras publicar el handbook para periodistas de datos el año pasado, del que existe una versión en español. Así que decidimos al principio lanzar School of Data en 2012 y, luego, en junio de 2013, acabamos de lanzar Escuela de Datos, la versión en Español.
School of Data se dirige a cualquier ciudadano, periodista, activista o no. ¿Es el proceso de datos una habilidad imprescindible para llegar a ser un ciudadano completo en el siglo XXI?
Está mas orientado a ONG y periodistas, aunque cualquier persona lo podría utilizar. El siglo XXI es el siglo de la información, por tanto ser capaz de tratar con información es una necesidad para estar con los tiempos. Es necesario para cualquier persona en su campo profesional.
¿Qué es un ‘sherpa’ de datos? ¿Qué significa ‘expedición de datos’? ¿Es School of Data un sitio académico para simplemente aprender nuevas habilidades o es a la vez una plataforma para hacer activismo a través del proceso de datos?
No es un sitio académico porque no estamos orientados a la consecución de un título o la realización de investigación por el mero hecho de hacerla, es un sitio práctico donde cualquiera puede expandir sus conocimientos en tratamiento de datos. Cualquiera puede utilizarlo, o sea que no puede decirse que sea un sitio de activismo. Es verdad que activistas y ONG están utilizándolo para sus propios fines. Una expedición de datos es una práctica con datos reales y con los problemas reales que nos podemos enfrentar, de forma que ayude a entender las posibilidades, los conceptos y las herramientas para hacer algo interesante. ‘Sherpas’ son las personas que facilitan llegar a los ignotos sitios donde nos pueden llevar los datos reales. Los ‘sherpas’ pueden ser personas que faciliten bien el aspecto técnico (ayudando a las personas a descubrir cómo resolver los desafíos técnicos), o bien la parte artística de representación de los datos (o cómo entender los datos del tema que se trate).
¿Podría darme algunos ejemplos de cómo estas experiencias y aprendizajes pueden ser aplicados por un periodista y por un ciudadano cualquiera?
Un periodista podrá encontrar nuevas historias ocultas en el mar de datos o encontrar otras personas con intereses en los mismos temas. Un ejemplo interesante es el curso de cómo extraer datos de los archivos ‘.pdf’, que es un problema que todos enfrentamos con frecuencia. En cuanto al ciudadano, puede aprovechar lo aprendido de muchas formas, por ejemplo algo tan básico como encontrar cuál es la mejor escuela para tus hijos utilizando los datos sobre la calidad de los distintos colegios. O cómo realizar un análisis básico de los datos. En este ejemplo se puede encontrar un curso muy básico.
¿Cuál es el modelo de negocio o sostenibilidad económica de School of Data?
Actualmente está impulsado por la comunidad. Queremos ser un sitio social, voluntario y los fondos necesarios son mínimos. Se están examinando varios modelos desde crowfunding hasta el patrocinio, entre otros.
Hasta ahora podemos encontrar en School of Data diferentes tutoriales, ¿podremos encontrar cursos MOOC, como por ejemplo los de Coursera, en el futuro?
Sí que está en los planes, aunque a la vez queremos ser muy efectivos en la formación ad hoc y estamos planificando cómo balancear estas dos necesidades.
¿Cómo podrá la gente demostrar los conocimientos adquiridos en School of Data? ¿Han pensado en las Open Badges de la Fundación Mozilla o algún sistema similar?Open Badges
Tendremos varios mecanismos, porque nos dirigimos a colectivos que tienen muy diferentes necesidades. Y sí, hemos considerado muchos mecanismos. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo la necesidad de un periodista que la de un estudiante que quiere acreditarlo en su currículum . Y no sólo para los estudiantes, sino también para los profesores, ‘sherpas’, etc.
¿Cuántos cursos piensan ofrecer y cuánta gente esperan alcanzar en los primeros años?
Tenemos 25 cursos actualmente y hay más de 2.000 personas sólo en la lista de correo, pero los usuarios no tienen que registrarse, por lo que el número de estudiantes será muy superior, y ahora se están abriendo sitios en otros idiomas. Español es el primer idioma al que se están traduciendo los contenidos.
¿Qué tipo de organizaciones pueden sumarse a School of Data o cualquiera de los otros programas de la OKFN? ¿Cómo pueden estas organizaciones colaborar con vosotros?
Estamos totalmente abiertos a colaborar con otras organizaciones y con otras redes de entidades que tengan una misión compatible con la de Open Knowledge Foundation. De hecho se está utilizando el caso del idioma español de Escuela de Datos para pilotar este tipo de relaciones. Ellos pueden poner profesores (‘sherpas’), materiales, promoción, o conexión con otras comunidades que puedan estar interesadas, por ejemplo. Pueden contactar en schoolofdata(arroba)okfn(punto)org.
Finalmente, ¿cómo imagina School of Data dentro de cinco años?
La verdad es que estamos empezando, pero tenemos la impresión de que estamos ante un proyecto gigantesco, expandiendo mucho en los contenidos y en los tipos de actividades que podemos incluir. Desde luego será mucho más masivo. Y por supuesto tendremos una relación con muchas otras organizaciones.
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Alberto Abella, Presidente del capítulo español de la OKFN.
“Era el momento”
¿Cuándo, bajo qué contexto, con qué objetivo y quiénes decidisteis abrir el capítulo español de la OKFN?
Tras la coincidencia en el Okfestival en Helsinki en septiembre de 2012, donde estuvimos Enric Senabre, Javier Creus, Helen Darbishire, yo y otras personas y tras conversaciones sobre algún primer intento con David Cabo, hubo un núcleo de personas que pensamos que era el momento. También hay que agradecer a Simona Levi por la primera logística y a Daniel Dietrich por su apoyo desde el capítulo alemán. Y a muchas otras personas que seguro que estoy olvidando. Todo el proceso de creación y de ejecución lo tenemos documentado aquí. Ahora mismo hay unas 160 personas apuntadas en la lista de correo y tenemos unos 800 seguidores en nuestro twitter.
¿Cuál es la relación de los capítulos nacionales con la OKFN global? ¿Participais en las decisiones de los programas globales o solamente aplicais y gestionais?
Hay una reunión periódica cada seis meses, precisamente los pasados 13 y 14 julio hemos tenido la de verano en Cambridge. En esta reunión se alinean las estrategias y se comparten experiencias. Los capítulos nacionales tenemos bastante independencia de acción siempre que estemos alineados con los principios globales. Hay mucha realimentación y cooperación entre grupos y hacia la coordinación general. Además hay un council donde los grupos locales gestionamos cómo 'manejar' la expansión, hay ya 35 países activos y crecemos a un ritmo muy elevado, calculamos otros 20 países en 6 meses, y la admisión de nuevos grupos, desde que se inician como ambassadors, hasta que ya son iniciativas y hasta que se convierten en capítulos.
¿Cuál es la diferencia entre School of Data en español y en inglés, aparte del idioma? ¿Encontraremos los mismos contenidos, profesores, etc. o serán distintos?
Sí, ahora mismo prácticamente todos los contenidos están disponibles en los dos idiomas, pero los ‘sherpas’ (profesores) son distintos. Seguramente siga así porque es muy práctico y rápido traducir contenidos en los dos sentidos porque con poco esfuerzo se consigue mucho. Se puede acceder en español y obtener información extendida.
¿Cómo se financia el capítulo español de la OKFN?
Somos una organización extremadamente transparente e innovadora. Tanto que puedes ver nuestras cuentas en tiempo real aquí. Ya podían hacerlo otras organizaciones que todos tenemos en la cabeza. Participar en el grupo español es gratuito en todas las actividades y el pago de la cuota, de 25 euros al año, básicamente sólo da derecho de voto en las elecciones y descuentos en los eventos de pago. De momento nuestras fuentes de financiación son los socios, el pago de entradas en alguno de los eventos y donaciones de otros organismos para la organización de actividades. Pero seguro que ampliaremos en el futuro estas fuentes, como por ejemplo participando en proyectos de investigación y desarrollo u organizando referenciales de conocimiento abierto.
Hay quien dice que es el nuevo petróleo. Al igual que el combustible fósil, los datos siempre han estado ahí. El oro negro cambió el mundo a principios del siglo XX: revolucionó el transporte y la industria y con ello, la producción, distribución y el consumo planetario. La clave fue encontrar su utilidad y, después, aprender a procesarlo. Lo mismo está pasando un siglo después con los datos. El avance de las TIC y la constante mejora en la educación y el acceso a la información por parte de la ciudadanía está creando un enorme mercado abierto donde cada vez más datos salen a flote, como el petróleo a presión tras perforar la corteza.
Todavía existen pozos ciegos, enormes (y oscuros) almacenes de datos públicos protegidos por todo tipo de intereses. De estos encontramos abundantes 'reservas' en España, el “único país de Europa con más de un millón de habitantes que no cuenta con una ley de acceso a la información o ley de transparencia”, según se denuncia en la web Tuderechoasaber.es, donde sus impulsores, Civio -con gran foco en proyectos basados en datos- y Acess Info Europe, tratan de canalizar las peticiones de información ciudadana hacia las instituciones. Casi siempre el surtidor está seco.