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Sobre este blog

Queremos conocer, potenciar y explorar las ventajas y contradicciones de toda una red de nuevos proyectos que utilizan Internet para visibilizarse y desarrollarse de manera sostenible y para el bien común. Canal de economía social, por Pau Llop y Goteo.org

Periodismo pirata

La tecnología abre nuevas rutas al periodismo. Composición libre a partir del emblema de The Pirate Bay y una fotografía sobre pantalla con código CSS. (cc) P.Ll.

Pau Llop

¿He leído bien? ¿Periodismo pirata? Durante muchos años ya, y todavía hoy, buena parte de los medios de comunicación tradicionales traen en su menú informativo este adjetivo, pirata. Es común encontrarlo servido con invisibles virutas de intereses privados (por ejemplo, que la empresa editora tenga intereses en la industria audiovisual o musical) y sobre grueso lecho de conexiones P2P, cuyos usuarios comparten sus copias, con lo mal visto que está pedir un plato a medias. Esos tres caracteres, P2P (peer to peer, de igual a igual), constituyen quizá la guarnición más común del plato pirata. Ocurre que de un tiempo a esta parte esos medios y su forma cerrada y vertical de construir ese tipo de periodismo están en crisis, y que nuevas formas de hacer periodismo van surgiendo y precisamente se parecen cada vez más a ese P2P que viejos portadistas ilustran con parche en el ojo y pata de palo.

Hace casi siete años, en una entrevista para mi entonces recién estrenado blog, le preguntaba a Dan Gillmor (padre del término 'periodismo ciudadano') por la posibilidad de un “periodismo P2P”. Esto es lo que me contestó: “Es esencial para el futuro de la distribución de noticias. Necesitamos proteger el P2P de ser destruido por los grandes medios y por los intereses del copyright”. Aunque no todo ha ido a la velocidad que soñábamos algunos (en la entrevista -2006- le pongo en escenarios de 2010...), el P2P no sólo ha sobrevivido, pese a que Gillmor acertó en las intenciones de los grandes medios y del lobby de los derechos de autor, sino que su influencia no ha parado de crecer. Ya se puede hablar de una dinámica humana que va más allá de un tipo concreto de conexiones entre redes de telecomunicaciones, que hace que The Economist escriba hace unas horas que “es tiempo de preocuparse sobre la economía del compartir” y que la música o los libros no sean ya los nichos casi únicos, llegando al transporte, la educación, el alojamiento, los electrodomésticos y hasta las finanzas. ¿Cómo no llegar a ese ejercicio que es contar, precisamente, todo eso?

Periodismo: valor de uso y valor de cambio

Bien, ¿pero qué hacemos realmente cuando adjetivamos P2P a algo? Según Michael Bauwens, teórico de redes y cofundador de la P2P Foundation, estamos diciendo que ese algo produce valor de uso mediante la libre cooperación de productores (por ejemplo, programadores) que tienen acceso al capital distribuido (por ej, el conocimiento). Su producto (p.ej, un software, WordPress) no es valor de cambio para un mercado, sino valor de uso para una comunidad de usuarios (los blogueros). Además, ese algo está dirigido por la propia comunidad de productores (los propios desarrolladores), y no por la distribución del mercado o la jerarquía corporativa. Y por último, hacen al valor de uso libremente accesible sobre una base universal, mediante nuevos regímenes de propiedad común (en este ejemplo, la GPL). Se trata de un “tercer modo de propiedad”, diferente de la propiedad privada o la propiedad pública o estatal.

Ahora pensemos en el periodismo. Primero en el de los aquellos medios del menú informativo pirata. Se trata de un periodismo concebido para competir en un mercado, donde además de un valor de uso, los medios están produciendo un valor de cambio, con lo que venden un producto con el objetivo de generar una ganancia. Este esquema, que es perfectamente lícito y que de hecho ha posibilitado hasta hoy que hubiera un (mejor o peor) periodismo (más o menos) libre, ya no funciona. Y ya no lo hace porque el valor de cambio se ha desplomado debido al imposible encaje del modelo de negocio de estos medios (basado en la escasez de información y el control del canal de difusión) en la socioeconomía digital actualimposible encaje del modelo de negocio de estos medios, de la que son absolutamente dependientes (más que un fabricante de chocolatinas, que se comen) al producir un bien intelectual.

Privatizando la realidad misma

No obstante, la de los medios es una industria que todavía atesora mucha influencia en la política tradicional (que pasa por un proceso similar) y por ello nos encontramos cosas como que haya editores que se arroguen la propiedad de la realidad, de los hechos mismos. Es el caso de los editores alemanes, que después del “éxito” de sus colegas franceses, le están dando vueltas a intentar hacer pagar por la cita breve, titular y entradilla, que hacen servicios como Google News, pero también como Menéame, donde podemos -además de jerarquizar la información- discutir aquellas noticias cuyos medios nos niegan la posibilidad de comentar en sus propios sitios, o como Fixmedia, que nos permite corregirlas si tienen errores o ampliar si van escasas de datos o fuentes (disclaimer: soy parte del equipo impulsor de Fixmedia). El titular y el lead de una noticia, si ésta está bien hecha, deben condensar las famosas '5 W' (quién, qué, dónde, cuándo y por qué). Son los hechos en sí mismos. Es lo mínimo indispensable para que, a partir de ahí, entre todos podamos reconstruir de la forma más contrastada y verídica posible lo sucedido. Al arrogarse algo tan básico como “propiedad”, esos medios tratan de privatizar un bien común indiscutible: la realidad. La vida. Lo que pasa.

Requisitos para un periodismo P2P

Pese a esa pérdida del valor de cambio, el consecuente miedo y esta posición a la defensiva de los medios tradicionales que acabamos de ver, el valor de uso del periodismo sigue intacto, de hecho me atrevería a decir que es incluso hoy más alto que nunca, habida cuenta del ingente volumen de información pendiente de contrastar que pulula por la red, cual chatarra espacial en su órbita, y, sobre todo, por la necesidad social de periodismo en un momento de enormes cambios de toda índole que necesitan ser contados, explicados, desmenuzados, reconstruidos y discutidos.

¿Hay entonces lugar para satisfacer ese valor de uso del periodismo, para llenarlo? Veamos si se dan las condiciones: Uno de los requisitos para el P2P, según Bauwens, es la existencia de una infraestructura tecnológica que opere en procesos entre iguales y posibilite el acceso distribuido al capital 'fijo'. Esa infraestructura es Internet y el capital fijo es el conocimiento: el ya compilado en la red (wikipedia, artículos, tesis, fuentes directas, etc.) y el “real”, los hechos que son captados in situ por el intelecto y/o los dispositivos (smartphone hoy en día) de cualquier persona, y que luego comparte en dicha red (no digamos ya qué pasará cuando en lugar de smartphones llevemos unas Google Glass).

Otra condición, siempre según Bauwens, es la existencia de una infraestructura de software para la cooperación autónoma global. En su texto, escrito también en 2006, Bauwens habla al respecto de una “web 2.0 aún por establecerse”. Ni siquiera existía Twitter. Es seguro que todavía no estamos ante la evolución definitiva de ese software de cooperación autónoma global para hacer periodismo P2P, aunque se le busca, y mucho. Por ejemplo, desde las diferentes iniciativas de la Knight Foundation, como sus concursos de News Challenge o su colaboración con la Fundación Mozilla en su Open News, desde donde seleccionan a innovadores 'tecnólogos' para 'emportarlos' en redacciones de medios tradicionales a ver si pueden ayudarles desde dentro, o desde su otra pata, Source, una comunidad distribuida de programadores buscando colaborativamente soluciones para ese periodismo con valor de uso pero sin valor de cambio. En España pronto veremos iniciativas parecidas, pero acorde a nuestro peso, que por desgracia en la arena digital es demasiado pequeño si lo relacionamos con la presencia de nuestro idioma en la red.

Un último requisito a resaltar sería la existencia de una mínima infraestructura legal, licencias de uso que protejan al valor del uso común de una apropiación o privatización unidireccional y que permitan al mismo tiempo características virales para replicarse y diseminarse. Esto lo otorgan ya las licencias como la GPL o las de Creative Commons, más acordes al contenido periodístico.

Buscando la disrupción

Como vemos, tenemos la infraestructura necesaria (Internet) a pleno rendimiento, si bien es importante seguir ampliando la penetración social de esta tecnología, pues sigue estando por debajo de la de otros medios como la TV. Precisamente la TV será, casi con seguirdad, la ventana por la que internet acabará llegando donde todavía no lo hace. Tenemos también una mínima estructura legal con las licencias libres. Por otro lado, tenemos una industria periodística que hace aguas, un sistema político-económico que también y un montón creciente de periodistas expulsados de sus trabajos asalariados. Lo tenemos casi todo.

En cuanto a la infraestructura de software habrá quien diga que ya lo tenemos todo también: twitter, facebook, decenas de sistemas de blogging, etc. De hecho no son pocas las webs y las web-apps diseñadas específicamente para favorecer un periodismo distribuido, al margen del valor de cambio: Bottup, por ejemplo, lleva desde 2007 editando profesionalmente las noticias de ciudadanos de todo el mundo. Una persona escribe una noticia y un periodista profesional de Bottup la edita (contrasta, verifica, amplía, corrige, etc.) y publica y difunde. Ha producido así ya más de 8.000 noticias de más de 1.200 ciudadanos (disclaimer: soy cofundador de Bottup). Hay más, inició el camino la surcoreana OhMyNews y desde entonces han surgido cientos de modelos. Pero no hemos llegado todavía, en mi opinión, al software disruptivo. A nada como lo que supuso eBay o Amazon para el e-commerce (por cierto, ambos modelos fagocitan en parte el P2P: eBay posibilita la compraventa P2P a cambio de suculentas comisiones y Amazon se construyó sobre las recomendaciones P2P de sus usuarios). O nada como el sistema wiki para la elaboración de conocimiento “no caducable”, como sí son las noticias. Existe un Wikinews, pero en mi opinión no es esto lo que buscamos.

No obstante estamos en la senda. En España han surgido los últimos meses muchos nuevos proyectos que comienzan a reunir alguna de las características que debemos esperar del periodismo P2P: transparencia (el director de este diario publicaba el otro día las cuentas), comunidad (precisamente dichas cuentas ya sostienen este proyecto gracias a sus personas socias) o compromiso (proyectos como Vía52 pueden hacer periodismo gracias a su comunidad de crowdfunders; La Parada, de Vúdeo, propone un innovador periodismo audiovisual participado; e incluso periodistas independientes como Jordi Pérez Colomé pueden decir que uno de sus 'jefes' o editores tiene cientos de caras, la de las personas que les pagan sus viajes para hacer reportajes).

La flota del periodismo pirata se está formando ahora mismo. El mar ya está ahí, los peces y los tesoros también. Solo falta pulir las naves y zarpamos. Es muy probable que durante el viaje, una vez iniciado, descubramos nuevos territorios, zonas ignotas para el periodismo que hemos conocido hasta hoy, temas o enfoques tabú cuyo procesamiento periodístico nos lleve a conquistar nuevos territorios para la democracia y una organización social más justa.

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Este artículo está escrito como parte y apoyo al WikiSprint P2P global con motivo de la Sharing Commons Spring de Barcelona, que se celebrará el 20 y 21 de marzo.WikiSprint P2PSharing Commons Spring de Barcelona

Ya que estamos y como una cosa es pregonar y otra dar trigo, este artículo está disponible también en un PAD para que cualquier persona pueda editarlo públicamente.este artículo está disponible también en un PAD para que cualquier persona pueda editarlo públicamente

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