La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Por qué los tiburones (casi) no tienen cáncer

Darío Pescador

3 de mayo de 2022 22:44 h

0

El Homo sapiens lleva sobre este planeta apenas unos 300.000 años. En comparación, hace 450 millones de años ya había tiburones. Estaban ahí antes de los primeros dinosaurios y todavía están con nosotros. 

Los tiburones son animales poderosos y sus grandes bocas repletas de dientes nos provocan un miedo primitivo. Esto hace que circulen muchos mitos sobre ellos. Las películas nos han hecho pensar que los tiburones comen seres humanos cuando tienen ocasión, pero en realidad apenas hay unas decenas de ataques al año y la mayoría son por error, ya que no somos comida de tiburones. Mucha más gente muere ahogada en su bañera que devorada por un tiburón.

Uno de los mitos más interesantes es que los tiburones nunca tienen cáncer. Parte de la responsabilidad del mito se debe a un libro publicado en 1992 con este mismo título. El autor, William Lane, fue condenado por publicidad falsa, ya afirmaba que los suplementos de cartílago de tiburón podían tratar el cáncer. Los estudios han demostrado que estas afirmaciones no tienen fundamento y, sin embargo, consiguieron que durante años se vendiera el cartílago de tiburón como suplemento, agravando la situación de estos animales, amenazados por sobrepesca.

Cáncer y tiburones

Pero, ¿los tiburones tienen cáncer o no? La verdad es que los tiburones sí tienen cáncer. El primer ejemplar con tumores se encontró en 1908. Sin embargo, es cierto que sufren menos cáncer que otros animales.

Hay varios motivos para la mayor resistencia de los tiburones al cáncer. El primero es que los tiburones no tienen huesos, sino cartílagos. En animales como los seres humanos, los huesos son fábricas donde se producen las células del sistema inmunitario, y desde ahí se liberan en el torrente sanguíneo. Este proceso es relativamente lento.

Sin embargo los tiburones, que no tienen huesos, fabrican sus defensas en el bazo y la glándula del timo, con lo que pasan mucho más rápido al torrente sanguíneo, y les permite reaccionar con más rapidez ante infecciones y pequeños tumores.

El otro motivo es que los cartílagos no tienen vasos sanguíneos. Los tiburones tienen en sus cartílagos un compuesto llamado inhibidor de la angiogenina. La angiogenina estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos en un tejido. Algo que viene muy bien si te estás curando de una herida, pero es un desastre cuando las células cancerosas la utilizan para que crezca un tumor. 

Desde hace tres décadas los investigadores están buscando la forma de inhibir la angiogenina de forma localizada para que los tumores se queden sin riego sanguíneo y desaparezcan. Por desgracia, todavía no hay resultados prometedores en esta dirección. Pero aunque los hubiera, no hay ningún motivo para tomar cartílago de tiburón, por el mismo motivo que si tienes el pelo graso, no te bebes el champú. No funciona así.

La sobrepesca y el aleteo de tiburones, que consiste en cortarles las aletas para hacer la famosa sopa, y devolverlos al mar para que mueran, están llevando a estos magníficos animales al borde de la extinción. Los tiburones son imprescindibles para el ecosistema del océano y la supervivencia del planeta. Necesitamos protegerlos.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.