El 3 de julio de 2006 se producía en València el accidente de metro más grave que nunca ha tenido lugar en Europa, un siniestro que causó la muerte de 43 personas y heridas a otras 47. El 27 de enero de 2020, trece años y medio después, la titular del juzgado de lo Penal número 6 de València condenaba a cuatro exdirectivos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) –empresa que gestiona el metro–.
Se trata de Juan José Gimeno Barberá, Vicente Antonio Contreras, Francisco García Sigüenza y Sebastián Argente, que se declararon culpables de un delito contra los derechos de los trabajadores en concurso ideal con 43 delitos de homicidio por imprudencia grave profesional y 36 delitos de lesiones también por imprudencia grave profesional. Por el contrario, absolvía a la exgerente de la empresa pública Marisa Gracia y a los otros directivos Manuel Sansano, Luis Miguel Domingo Alepuz, Salvador Orts Pardo y a la propia FGV.
Este sábado se cumplen quince años de aquel suceso. “Es una fecha para el recuerdo”, apunta Rosa Garrote, la última presidenta de la asociación de víctimas AVM3J que protagonizó su última concentración en la plaza de la Virgen de València el 3 de marzo del año pasado, 4.992 días después del accidente y apenas unas semanas después de conocerse la sentencia judicial. En esta ocasión, la efeméride se afronta, según dice, “con otro ánimo, más tranquilo, más sereno, después de dejar atrás nuestro papel reivindicativo y de lucha en busca de justicia”.
En el juicio los directivos de Ferrocarrils reconocieran su responsabilidad, “que en su mano estuvo el haber subsanado las deficiencias que existían en la línea”. “Algo que para nosotros es muy significativo, ya que pone en valor el papel de la asociación y nos da la razón en lo que nosotros veníamos reclamando”, explica Garrote. “El accidente tuvo lugar por las malas decisiones de unos directivos, no por culpa del conductor”, insiste, y añade: “No nos servía que se responsabilizara al conductor y la justicia nos dio la razón”.
Los familiares y las víctimas se muestran “completamente satisfechas” con la resolución judicial, “que es incuestionable, porque además los directivos reconocieron su responsabilidad, lo que nos carga de razón”.
La lucha ha cesado
Encaran este decimoquinto aniversario de una forma más serena y tranquila: “La lucha ha cesado gracias a una sentencia que nos ha permitido pasar página y cerrar heridas”. Tal y como explica Garrote, era preciso cerrar la fase de duelo. “Mientras estábamos luchando eso era imposible. Ahora la herida empieza a cicatrizar y podemos asumir nuestras pérdidas una vez hemos acabado con el duelo”, sostiene la que fue portavoz de la AVM3J, que recuerda la enorme carga psicológica que comportaron todos esos años de lucha.
“Ahora, el dolor personal lo llevamos cada uno, pero es importante que no se olvide el accidente, que no caiga en el olvido aquella mala gestión pública [una comisión parlamentaria en las Corts concluyó que hubo responsabilidades políticas por parte del Gobierno autonómico del popular Francisco Camps] para que algo así no se vuelva a repetir jamás”, concluye Garrote.