Los volcanes tienen la gran capacidad de ser extremadamente destructores y, a su vez, continuar creando. Alrededor de dos millones de años después de la última erupción del volcán de Agrás, en la localidad Cofrentes, veinticinco toneladas de su lava han sido trasladadas en camión hasta el IVAM de València para transformarse en una obra de arte e invitar al público a reflexionar sobre los vínculos con la naturaleza, focalizándose en descubrir qué materiales pisamos, qué recursos nos rodean, y también criticar la explotación y los usos de los suelos.
La instalación Volcán de Agrás. Derechos mineros de Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) se podrá visitar hasta el 27 de octubre en la Galería 6 del museo. El director del IVAM, José Miguel G. Cortés, describe a Almarcegui como “una artista atípica” que, “en lugar de construir un edificio se interesa más por las partes y los materiales que lo componen”, así como “por los lugares deshabitados, solares, las tierras de nadie y lo oculto, que a veces no sabemos que existe porque está bajo tierra”.
La muestra está dividida en dos partes. La primera da acceso a una gran montaña con 25 toneladas de lava, cenizas y piedras -que recuerda en su forma a un volcán- y, tras subir las escaleras, se expone el proceso que Almarcegui siguió para obtener los derechos de exploración, investigación y explotación de una parcela de la zona. Desde los años 80, la cementera Asland ha extraído materiales para la construcción, provocando la alteración de su aspecto.
Almarcegui está especializada en desarrollar proyectos en lugares abandonados de los que consigue los derechos para protegerlos. “Los derechos de exploración no se compran como los terrenos, se trata de una concesión y debes demostrar que hay un interés”, explica la artista. La petición se realizó con la intención de visibilizar un volcán “desconocido” para los valencianos y también dialogar sobre los derechos mineros.
La artista, que vive y trabaja en Rotterdam, critica que cualquier empresa multinacional pueda comprar los derechos de explotación de un territorio cuando el subsuelo continúa siendo de dominio público. De hecho, los derechos de una cuadrícula minera se extienden hasta el mismo centro de la tierra, según ha comentado la artista, que tiene los derechos de explotación “en exclusiva” durante un año prorrogable a dos.
“La obra está muy al límite de lo que se puede hacer en un museo o institución”, apunta. No obstante, califica como “un sueño” conseguir los derechos del volcán de Agrás por un tiempo y a la vez paralizar la explotación del territorio. Almarcegui cuenta con una larga trayectoria profesional y ha participado en Bienales en Venecia (2013), Sao Paulo (2016), Sevilla (2006), Liverpool (2004), Atenas (2009) o Teipei (2009).
La instalación va acompañada de dos actividades paralelas: una conversación entre Lara Almarcegui y Mariana Cànepa sobre la exhibición el 11 de julio a las 19.00 horas, así como un recorrido al proyecto el 12 de julio a las 19.30 horas por parte de la artista.
Los volcanes tienen la gran capacidad de ser extremadamente destructores y, a su vez, continuar creando. Alrededor de dos millones de años después de la última erupción del volcán de Agrás, en la localidad Cofrentes, veinticinco toneladas de su lava han sido trasladadas en camión hasta el IVAM de València para transformarse en una obra de arte e invitar al público a reflexionar sobre los vínculos con la naturaleza, focalizándose en descubrir qué materiales pisamos, qué recursos nos rodean, y también criticar la explotación y los usos de los suelos.
La instalación Volcán de Agrás. Derechos mineros de Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) se podrá visitar hasta el 27 de octubre en la Galería 6 del museo. El director del IVAM, José Miguel G. Cortés, describe a Almarcegui como “una artista atípica” que, “en lugar de construir un edificio se interesa más por las partes y los materiales que lo componen”, así como “por los lugares deshabitados, solares, las tierras de nadie y lo oculto, que a veces no sabemos que existe porque está bajo tierra”.