Cero responsables

Como tantas otras materias objeto de manipulación en la lamentable trayectoria informativa de Canal 9 durante los años de hierro del control del PP, las informaciones sobre el accidente del metro ocurrido en 2006 en Valencia pasaron a lo largo del tiempo por muchas manos y hoy nadie se siente involucrado en su factura. Tampoco se sienten culpables los exdirectivos de la cadena (no digamos los políticos) de la línea editorial (por llamarla de alguna manera) seguida con las víctimas del suceso y su protesta, en lo que fue una auténtica estrategia del silencio.

La comisión de investigación del accidente creada en las Corts Valencianes gracias a la nueva mayoría parlamentaria, que ha hecho desfilar a personajes todopoderosos entonces en las instituciones (como Camps y Cotino, dado que Barberá ha cogido la costumbre de no dar la cara) y a mandamases en Ràdio Televisió Valenciana (Pedro García y Lola Johnson, sin ir más lejos), ha confirmado algo que las víctimas del accidente ya sabían: 43 muertos, 47 heridos, 0 responsables.

El espectáculo, no por previsible, resulta menos siniestro. Un Camps patético negó haber hecho nada mal y dijo no saber nada de instrucciones impartidas a Canal 9 o a los técnicos y directivos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana que acudieron a la infame comisión exprés que montó el PP tras el descarrilamiento y cerró en pocas semanas. Según la entonces gerente de la empresa pública que gestiona el metro de Valencia, Marisa Garcia, no hubo intención de aleccionar a nadie cuando una consultora pasó por escrito a los comparecientes antes de acudir a las Corts “reflexiones” consistentes en sostener “que lo ocurrido ha sido un accidente, cuya causa ha sido el exceso de velocidad”, y que “no puede ser atribuido a ninguna deficiencia técnica ni a ninguna dejación de responsabilidad”.

En efecto, de responsabilidad, ni una. Aunque periodistas de Canal 9 como Frederic Ferri hayan detallado el clima de control y tergiversación reinante en la televisión pública respecto de aquel accidente tan inoportuno que vino a ensombrecer solo unos días la triunfal visita de Benedicto XVI a Valencia -“la cobertura del Papa era intocable”, explicó en unas declaraciones que le honran-, el exdirector general ha asegurado a los parlamentarios que “hubo rigor” al tratar los hechos “en lugar de especular”. Y Lola Johnson ha ido un poco más lejos: “Nosotros no hacíamos lo que otros, nosotros hacíamos periodismo”.

Era un periodismo sui generis. “Sólo una versión tuvo derecho a ser expuesta”, señala el informe elaborado por la Unió de Periodistes Valencians para la comisión parlamentaria sobre la información que Canal 9 hizo del accidente y que condensa la intencionalidad de la cobertura en un ejemplo: el espacio en el que la televisión autonómica resumió los acontecimientos más importantes de ese año dedicó nueve minutos a la visita del Papa y solo uno al accidente del metro. Claro que lo omitido, lo ignorado o lo tergiversado seguramente procedía de “la utilización política que otros hacían del accidente”, en sintomática fórmula esgrimida por Johnson, siempre dispuesta a encontrar las responsabilidades que se sacude de encima en adversarios reales o ficticios, aunque fuesen enemigos sobrevenidos, muy a su pesar, como esos familiares de víctimas tan molestos que clamaban desde una plaza y casi no existieron para Canal 9 cuando ella lo dirigía.

Y no puede alegar el PP ni pueden hacerlo sus comisarios políticos en la radiotelevisión pública que la deriva pasara desapercibida. Ya en 2002, la Unió de Periodistes había otorgado al comité de redacción de Canal 9, cuando todavía existía, uno de sus premios Libertad de Expresión por denunciar la manipulación en la cadena. La propia RTVV informó del hecho.. omitiendo el motivo, como si hubiera recibido el reconocimiento la propia empresa. Decía Susan Sontag que la mentira es la forma más simple de autodefensa.