La crítica al supuesto pancatalanismo de la izquierda valenciana es uno de los pilares sobre los que Toni Cantó está construyendo su campaña en la Comunitat Valenciana. El diputado de Ciudadanos y precandidato a la Generalitat -a falta de primarias- quiere importar el discurso que la formación utiliza en Catalunya y que, en algún, caso sustenta en informaciones falsas. Algo en lo que ya es reincidente
Uno de sus argumentos más recurrentes es la persecución del castellano en la enseñanza valenciana. “Estoy harto de que nuestros hijos no puedan estudiar ni una sola hora en castellano en muchos colegios de la Comunitat Valenciana”, dijo el domingo en un acto público en Valencia. El diputado utilizó el lunes para justificar sus afirmaciones en un encuentro con periodistas un colegio a modo de ejemplo de ausencia del castellano que resulta que imparte enseñanza en las dos lenguas oficiales.
El partido ha salido este martes en defensa del candidato aludiendo a que se refiere a 204 centros de infantil en programas experimentales. En esta etapa de educación no obligatoria, en la que no se estructura la docencia en asignaturas, se han implementado proyectos aprobados por los consejos escolares de cada centro, que utilizan un 90% de las horas en valenciano y un 10% en inglés a petición de los padres. En la Comunitat Valenciana hay más de 1.300 colegios y en todos se da como mínimo un 25% de las horas lectivas en castellano, como marca la ley. El modelo plurilingüe del Gobierno del Botànic prescinde de las antiguas líneas educativas -castellano y valenciano- y de la inmersión lingüística para pasar a un modelo trilingüe con unos mínimos de enseñanza en cada lengua.
Otra crítica educativa al Gobierno valenciano sin base se refiere a las aulas prefabricadas. “Se han quitado menos barracones que en la época popular”. El diputado realizó estas declaraciones en un acto que recogió la agencia EFE. Según los datos de Educación, se ha reducido a la mitad el número de alumnos que estudian en aulas prefabricadas, pasando de 8.000 a 4.000. La Generalitat aprobó en 2017 el Pla Edificant, que prevé la construcción de 200 colegios públicos y la reforma de 500 entre 2018 y 2021. Desde el inicio de la legislatura se han producido 700 actuaciones en centros públicos.
À Punt le parece a Cantó un capricho muy caro. El candidato de Ciudadanos llegó a afirmar, en el mismo canal que critica por sectario, que la televisión pública cuesta 9.000 euros por cada persona que la ve. Según los Presupuestos de la Generalitat, À Punt cuesta 11 euros por habitante. Si a lo que se refiere es a la audiencia, tampoco cuadran las cifras. Según la cantidad mencionada por Cantó, sólo habría unos 6.000 espectadores de À Punt en la Comunitat Valenciana, cuando las agencias de medición indican datos muy superiores.
Las afirmaciones erróneas de Cantó no son nuevas y, de hecho, constituyen casi un clásico en las redes. “La mayoría de denuncias por violencia de género son falsas” escribió cuando era diputado de UPyD (dejó el partido en 2015 con los carteles de candidato a la Generalitat en las calles), para defender que las estadísticas están sesgadas. La Fiscalía solo ha probado desde 2009 que 92 denuncias son falsas, 131 si se cuentan las que están en tramitación, frente a 1,2 millones de denuncias aceptadas. Horas más tarde, el diputado se disculpó por utilizar fuentes erróneas.
Cantó tiene el gatillo fácil en Twitter. Por ello confundió una campaña publicitaria privada con una del Ayuntamiento de Valencia. “Al tripartito valenciano no le gusta el flamenco”, escribió en su cuenta de Twitter, a propósito de una campaña de la empresa Aftershare para los premios Jaume I que aludía a los tópicos españoles para reivindicar la ciencia. Albert Rivera se hizo eco de la misma afirmación, que fue desmentida por el responsable de la agencia, Risto Mejide.