El cementerio de Calp desalojó 18 nichos con fallecidos que tenían derecho a ocuparlos un siglo para realizar nuevos enterramientos
En el cementerio municipal de Calp hay descansos que no son eternos. En la parte antigua del camposanto se habrían desalojado al menos 18 nichos con fallecidos a lo largo de las dos últimas décadas, aunque en realidad tenían derecho a ocupar esas tumbas durante un siglo, con el fin de enterrar después a otra persona que acababa de morir. A veces con pocas horas o días de diferencia. El último caso acaeció durante la última semana de enero de este año, cuando se realizó la exhumación de uno de esos cuerpos por la mañana para enterrar de forma inmediata, esa misma tarde, a otra persona recién fallecida.
Pero desde 2000 se han producido más casos, como poco hasta esos 18, si bien ese número podría ser superior. Las personas que fueron exhumadas habían sido enterradas entre las décadas de 1960 y 1980 en la parte vieja del recinto –según la infografía entre los grupos 1 y 11– donde, hasta principios de los años noventa, todos los nichos habían sido adjudicados a perpetuidad, lo que con la legislación actual se traduce a que tenían derecho a reposar en esas tumbas durante 99 años. O sea, al menos hasta 2060.
Sin embargo no fue así. Esas personas, que en la mayoría de los casos eran de origen extranjero y poco conocidas en Calp, fueron desalojadas de los nichos para enterrar en su lugar a otros vecinos del municipio que, también algunas veces, tenían a otros familiares en la misma parte del cementerio.
Se trata de cuanto menos un procedimiento anómalo: toda vez que los restos mortales tenían derecho a permanecer allí durante casi un siglo, así que la razón de que fueran exhumados no puede deberse a una extinción de la titularidad de los nichos; según la normativa, únicamente podría haberse debido a causas de interés público y con una orden decretada por el alcalde. Pero no parece el caso. En realidad, desde 2000 las personas que han sido desalojadas en esta parte del cementerio de Calp son al menos veinte, pero los restos de dos de esos ciudadanos se trasladaron a sus países de origen; el problema viene con los otros 18.
Una buena prueba de que en la zona más antigua del camposanto no había lugar para nuevos enterramientos los nichos tomados casi a perpetuidad fue el hecho de que a partir de 2000 el espacio mortuorio tuviera que expandirse con dos nuevas zonas de tumbas, al norte y al sur del recinto original. Por eso, y como parece lógico, el trámite ordinario debería ser enterrar a los difuntos por orden de llegada en los nichos disponibles en las partes nuevas del cementerio porque en la antiguo no había sitio. De ahí que llame tanto la atención que en este último haya sin embargo personas enterradas con posterioridad a 2000.
Es más, a pesar de esas dos ampliaciones, sigue sin haber demasiado sitio en el camposanto calpino. No en balde, el ayuntamiento contempla de forma inminente una nueva ampliación del cementerio: la memoria del proyecto ya se ha redactado, aunque aún falta que pase por el pleno de la actual corporación.
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