Un alcalde indignado por el abandono institucional tras las inundaciones: “No he tenido ni una pareja de la Guardia Civil”

Un grito de ayuda ante el abandono en medio de las inundaciones. Esto es lo que ha hecho el alcalde de Daya Vieja, José Vicente Fernández (Compromís) con un vídeo a través del cual se ha quejado de la falta de ayuda institucional que ha tenido el municipio de la comarca de la Vega Baja.

Fernández, en un vídeo lanzado este fin de semana, ha criticado el planeamiento urbanístico de la ciudad (gobernada durante 40 años por la derecha) afirmando que “Daya Vieja se ha convertido, gracias a las carreteras y a las urbanizaciones, en una auténtica balsa”, estancamiento de aguas que no se puede aliviar porque los municipios de alrededor están en una situación similar.

Continúa asegurando: “No he tenido ayuda nada más que de los vecinos, y ahora de Rojales -un municipio vecino-, no he tenido ni una pareja de la Guardia Civil, me he cansado de llamar al 112 durante toda la noche. Quizá podríamos haber hecho algo más, pero ahora solo podemos dejar pasar el agua”.

Concluye que “el pueblo de Daya Vieja ha hecho todo lo que estaba en su mano, hemos hecho diques de contención. Ha sido inútil, no podemos hacer nada más... Pido ayuda, por si llega el momento, tener que evacuar a la gente... Lo siento”, concluye entre sollozos de impotencia.

Ante este grito de ayuda, Daya Vieja recibió la ayuda de voluntarios de la Policía Municipal de Rojales, varios de cuyos agentes se desplazaron a la localidad para colaborar en tareas de ayuda. Los agentes, en un comunicado, han explicado que “tras conseguir llegar al centro del pueblo, pudimos constatar que no había nadie haciéndose cargo de la situación”, por lo que los agentes voluntarios se dedicaron a organizar los recursos que allí se encontraban en esos momentos y a señalizar las vías para evitar daños en personas y vehículos.

Posteriormente acudieron efectivos de bomberos, de la UME (Unidad Militar de Emergencias) y del Ejército de Tierra, así como Guardia Civil, que se hicieron cargo del dispositivo.

Este abandono contrasta con el desembarco de recursos y de representantes institucionales y políticos en Orihuela, la capital de la comarca, que también se encontraba en la misma situación crítica de inundaciones.