Análisis

'Altas Comisiones' de la Generalitat Valenciana

Hay premios que honran a los galardonados y premiados que prestigian a los premios. Un grupo selecto de ungidos con las condecoraciones que se conceden con motivo del 9 d’Octubre otorgan un extraordinario caché a estos reconocimientos institucionales por sus aportaciones en I+D+i en el campo de la delincuencia de guante blanco. En esas están cuatro agraciados con las Altas Distinciones: los expresidentes valencianos Eduardo Zaplana y José Luis Olivas, el exministro y expresidente balear Jaume Matas y el rey emérito, Juan Carlos I. 

A base de delitos fiscales, en el caso del monarca, de prevaricar, falsificar documentos o cobrar mordidas, estas insignes personalidades amasaron un interesante patrimonio. Todos han sido premiados por el Consell del PP, en los años 2002 (Zaplana), 2003 (Matas), 2004 (Olivas) y 2007, caso del monarca. Los cuatro recibieron la Alta Distinción de la Generalitat porque los gobiernos de Olivas (quien homenajeó a Zaplana) y de Francisco Camps entendieron que su perfil era el de personas que habían prestado un “gran servicio en defensa de los intereses generales y peculiares de la Comunitat Valenciana”. Ese es el espíritu de estos galardones, según consta en el decreto 28/1986 con el que el Consell estableció estos ya tradicionales premios que con toda la pompa y solemnidad se entregan cada año en el Saló de Corts del Palau de la Generalitat.

Peleados con la ley

Los cuatro premiados comparten la afición de infringir las leyes. Tres han sido condenados conjuntamente a 16 años y 5 meses de prisión. A Zaplana le han caído 10 años y 5 meses por blanqueo, cohecho y falsedad documental; a Olivas se le impuso en 2017 una pena de año y medio de cárcel por falsificar una factura, y el también zaplanista Jaume Matas fue dos veces sentenciado. Una primera, por el caso Palma Arena (nueve meses de prisión), y la segunda, por el escándalo Nóos, por el que le cayeron tres años y ocho meses de cárcel por prevaricación y fraude. A las penas de pasar una temporada entre rejas, hay que sumar 24 años y 10 meses de inhabilitación para empleo y cargo público. 

Entre todos se apropiaron de casi 200 millones de euros en mordidas. 20,6 se llevó Zaplana de las concesiones de las ITV a firmas de Vicente Cotino y familia. Olivas facturó, a través de su consultora Imarol S.L, 580.000 euros a este mismo empresario, cuyas firma Asedes Capital controlaba el 25% de Proyectos Eólicos Valencianos, concesionaria del Plan Eólico. La reventa de las ITV y de esta participación generó a los Cotino 86,5 millones de plusvalías. 

Cinco delitos fiscales reales

Por su parte, el rey emérito trabajó al por mayor y se embolsó más de 176 millones en mordidas. No ha sido judicialmente condenado, ni siquiera juzgado, porque los al menos cinco delitos fiscales acreditados se cometieron de 2008 a 2012. Antes de junio de 2014, fecha de su abdicación, y, por tanto, gozaba de inviolabilidad, tanto en sus actuaciones como monarca como en la esfera privada, según se recordaba en el decreto de archivo de la investigación de la Fiscalía. El monarca tuvo que hacer, con todo, una regularización de sus obligaciones fiscales y aportar 5.095.148 euros a la Agencia Tributaria. 

También se benefició de la prescripción de un posible delito de cohecho, por las comisiones que recibió en cuentas extranjeras. Percibió 100 millones de dólares (unos 66 millones de euros al cambio de entonces) del rey Abdallah, de Arabia Saudí, en agosto de 2008. El dinero se ingresó en una cuenta del banco suizo Mirabaud a nombre de la fundación Lucum, de la que era titular el entonces rey de España y beneficiario, su hijo Felipe VI. 

Ese pago al rey Juan Carlos I, investigado por el fiscal suizo Ives Bertossa, fue una comisión por haber mediado en la adjudicación del AVE Medina-La Meca al consorcio de empresas Al-Shoula, con participación de las españolas ADIF, Talgo, Indra, OHL, Abengoa o Renfe, entre otras. Una obra que se presupuestó en 6.700 millones de euros. Además, el rey emérito recibió un ingreso de 1,8 millones del Sultán de Bahrein y un millón de euros de un empresario mexicano. Sin contar los 12 millones que le detectaron en una cuenta en Jersey (Islas del Canal).

Reconocimientos variados y de prestigio

Las Altas Distinciones de la Generalitat han reconocido trayectorias de notables científicos, músicos, escritores o profesionales de distintos ámbitos. Como Adela Cortina, Avelino Corma, Pedro Cavadas, Alejandra Soler, Francisco Brines, Pere Maria Orts, Joan Manuel Serrat, Raimon... Y también personas de todo signo político desde Manuel Broseta y Vicente González Lizondo a Carmen Alborch o Joan Fuster. No figuran, de momento, en el palmarés ninguno de los cuatro ex consellers del PP condenados por corrupción: Rafael Blasco, Serafín Castellano, Luis Rosado y Milagrosa Martínez. 

Actualmente, ninguno de los premios del 9 d’Octubre, que se otorgan en distintas modalidades, tiene dotación económica. El presidente Alberto Fabra suprimió esa “estrena” prenavideña en su labor de desguace de la Generalitat, tras la Gran Depresión de 2008. El mismo Fabra retiró a Matas la condición de embajador honorífico de la Comunitat Valenciana en marzo de 2012, cuando se hizo pública la primera sentencia de condena. Fue despojado de ese honor nueve años después de que le concedieran el título por su amistad con Zaplana. Un afecto que se labró cuando Matas cursó Empresariales en la Universitat de València. Y Zaplana estudiaba Derecho. Bueno, estaba matriculado. 

Una causa judicial pendiente

El currículum conjunto de estos cuatro distinguidos galardonados el día de la Comunitat Valenciana puede seguir engordando. Porque a Olivas le queda una causa pendiente con la justicia: el caso Gran Coral Caribe. Se le procesará, junto a otros directivos de Bancaja y Banco de Valencia, por un quebranto de 750 millones de euros en la concesión de créditos sin garantías a los empresarios de Benidorm Vicente Ferri y José Salvador Baldó para ese proyecto inmobiliario en el Caribe mexicano. Estos promotores dieron un pelotazo de 250 millones entre 2005 y 2009.

El más notable, el rey

El más ilustre de la larga lista de distinguidos con esos premios es Felipe VI. Recibió la Alta Distinción en 2014. El actual rey era beneficiario del dinero de la citada fundación Lucum, al que llegaron las comisiones de Riad para su padre. El monarca renunció a ese dinero el 14 de marzo de 2020. En plena pandemia. Y un año después de conocer que era heredero de esos fondos.