Desde que en 2018 se pusiera en marcha la primera edición del programa GenT, un plan impulsado por el president Ximo Puig para frenar el exilio y repatriar talento científico valenciano, la Generalitat -incluyendo la convocatoria de 2023- ha contratado a un total de 230 investigadores e investigadoras valencianas, muchos de ellos desarrollaban sus trabajos fuera de nuestro territorio. Se calcula que unos 1.300 científicos se marcharon de la Comunitat Valenciana durante la crisis económica provocada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
En concreto, este año se contratará a 38 personas -se han recibido 150 solicitudes-, que se sumarán a las 192 que ya desarrollan sus investigaciones en universidades e instituciones valencianas desde que se puso en marcha este plan, hace ya cinco años. El plan cuenta con una dotación global de 15,4 millones de euros para este ejercicio, una cantidad casi cuatro veces superior a la consignada en 2018. Para este año se ha creado una nueva línea dotada con 650.000 euros destinada a mantener el apoyo al personal que se ha estabilizado en su centro de destino.
La convocatoria de 2023 contempla veinte subvenciones Idegent, destinadas a la contratación de personal investigador doctor de excelencia; nueve subvenciones Cdeigent, para la contratación de doctores y doctoras internacionales con experiencia internacional; y otras nueve subvenciones Sejigent para la contratación de investigadores e investigadoras juniors.
En aquella primera convocatoria, dotada con 4,1 millones de euros y en la que se contemplaban contratos de hasta 70.000 euros anuales, la Generalitat contrató a 40 científicos, 25 de ellos investigadores de localidades como Corbera, Sax, Benifaió, Castellón, Valencia, Novelda o Elche que retornaron para trabajar en entidades valencianas. El programa contó con un presupuesto de 12 millones de euros el pasado año.
Algunas investigaciones
Entre los trabajos que se desarrollan gracias a este programa, se encuentra Jacobo López, que investiga el origen de la masa de los neutrinos y por qué vivimos en un universo hecho de materia sin prácticamente rastro alguno de antimateria; Fernando Maestre ha trasladado su investigación sobre los impactos del cambio climático en las zonas áridas del planeta a la Universidad de Alicante; Jorge González desentraña las funciones biológicas de los ácidos nucleicos inusuales y su aplicación como dianas terapéuticas en el tratamiento del cáncer y los trastornos neurodegenerativos; Víctor Gómez trabaja en las comunicaciones del futuro y en el concepto de mundo conectado.
José J. Baldoví se encarga de diseñar y estudiar las propiedades que tendrán los materiales del futuro; Verónica Nieves investiga, junto a su unidad, los efectos del cambio climático en los océanos mediante inteligencia artificial; Guillem Pérez Jordá trata de averiguar cuándo y cómo, a lo largo del primer milenio, los agricultores comenzaron a cultivar frutales y hacer vino y aceite en el territorio valenciano; Fernando Hueso estudia investiga nuevas herramientas para el monitoreo preciso de la terapia de protones en tratamientos oncológicos.
Y también encontramos a Salva Ardid, que pretende incorporar mecanismos biológicos del cerebro a los algoritmos de Inteligencia Artificial para que el aprendizaje sea más flexible, robusto y explicable; Rosa Adam busca nuevas aplicaciones del grafeno como catalizador; Félix Leroy pretende desarrollar nuevos tratamientos para aliviar la interacción social asociada a las enfermedades psiquiátricas; Justo Martín-Albo, que estudia si las propiedades únicas del neutrino son las responsables de las condiciones actuales del universo; Javier Resta, que se diseña los aceleradores de partículas del futuro; Josep Canet, que profundiza en los fundamentos de la interacción luz-materia a nanoescala; o Juan Herrero, que investiga algunos de los problemas del modelo actual de física de partículas, como la naturaleza de la materia oscura y el origen de las masas de los neutrinos.
Tal y como reconocen algunos de estos investigadores, este programa de excelencia les ha permitido realizar sus investigaciones, o continuarlas, en el territorio valenciano, en unas condiciones muy competitivas, con una financiación adecuada y apoyo institucional.
Contraste con otras medidas similares
El éxito de esta iniciativa contrasta con el resultado de otras medidas similares desarrolladas en España, como las becas María Zambrano. Algunos de los científicos atraídos a España por estas ayudas públicas han renunciado a ellas por la falta de perspectivas por opciones más estables y mejor pagadas, al tiempo que aseguran sentirse engañados, ya que las condiciones que les dan las universidades difieren de las que les prometieron.