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¿Es el nuestro un país para viejos?

La cuatro veces oscarizada película de los hermanos Coen No es país para viejos (2007), road movie ambientada en los años 80, no es exactamente una película sobre el envejecimiento aunque sí nos muestra a un lacónico sheriff a punto de jubilarse. No obstante, la película da juego para empezar esta reflexión. El título del film fue tomado por los Coen del primer verso de un poema de W.B. Yeats, Sailing to Byzantium. La composición es un lamento poético por la manera en que los jóvenes ignoran la sabiduría del pasado y la de los viejos. El titulo No country for old men, fue traducido en América Latina por Sin lugar para los débiles, quizás porque se consideró que igual daba decir “viejo”, que “débil” o “persona mayor”. Pero no es lo mismo; las palabras que se utilizan modifican las ideas que tenemos de las cosas y los estereotipos asociados a la vejez son, en su mayoría, negativos. Falta todavía trabajar mucho para reducir la imagen estereotipada de las personas mayores y visibilizar más su contribución social pasada y presente.

Cada vez va a ser mayor el grupo de personas mayores de 65 años. Conforme vayan llegando a la edad actual de jubilación las personas que nacieron durante el llamado baby boom español, va a ser indiscutible la necesidad de nuevos y diferentes recursos que permitan a las personas envejecer participando de la vida social y comunitaria como cualquier otro grupo de edad. Ni deben ni pueden ser marginadas ni invisibles. Todavía hay mucho por hacer para desterrar el edadismo -entendido como la actitud discriminatoria relacionada con la elevada edad- y la infantilización con la que muchas personas mayores son tratadas. Falta también implementar más modelos de cuidados centrados en el buen trato, el respeto y la dignidad de las personas mayores. Centrados en la Persona, así con mayúscula.

¿Es España un país para viejos? ¿Es Valencia una ciudad preparada para las necesidades de las personas en proceso de envejecimiento que cuente con ellos y fomente su participación como ciudadanos activos? La respuesta es que, a mi entender, es necesario definir mejor, conocer mejor las políticas de envejecimiento activo para mejorar ese proceso.

No es un problema particular de nuestro país. La población mayor en Europa y en el mundo está aumentando, tal y como nos recuerdan los datos del Informe Mundial de Envejecimiento de la OMS (2015). Esto nos plantea nuevos retos a todos. España está entre los países más envejecidos del mundo –en 2015, el 18,5% de la población española tenía 65 o más años-, siendo superada solamente por Japón, Alemania e Italia. En cuanto a Valencia, al analizar las características específicas de su población vemos que supera la media española: el 19,92% tienen más de 65 años (156.835 personas). En ese grupo de edad, la distribución por género es de aproximadamente seis mujeres para cada cuatro varones. Cuando miramos a los de 85 o más años, esa proporción pasa a ser de aproximadamente siete mujeres por cada tres varones.

Otro cambio sociodemográfico que se viene advirtiendo en la UE en los últimos años es una creciente tendencia hacia los hogares unipersonales encabezados por personas mayores, lo que se ve también en España. La opción de seguir viviendo en el hogar propio tras el fallecimiento del cónyuge en la vejez, aunque eso suponga vivir solo, es una realidad en expansión frente a la opción de mudarse con los hijos o irse a vivir en una institución (un 22,4% de los mayores de 65 años viven solos, y un 34,2% de los de 85 y más). Si desagregamos los datos por género, el 40,9% de las mujeres de 85 años o más viven solas, frente al 21,4% de varones de la misma edad.

Un Plan de Acción de Envejecimiento ¿Global?

Un Plan de Acción de Envejecimiento ¿Global?El año 2012 fue declarado Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional, una buena ocasión para reflexionar sobre el hecho de que en Europa vivimos más y con más salud que nunca y para asumir las oportunidades que ello representa. Este año europeo sirvió también como ejemplo para que en otros lugares del mundo se iniciasen nuevas acciones y nuevas políticas para ayudar a los ciudadanos a envejecer mejor y con mayor calidad de vida. En 1982, se había celebrado en Viena la I Asamblea Mundial del Envejecimiento; en Abril de 2002, representantes de los Gobiernos de todos los países del mundo se encontraron en España para celebrar la II Asamblea Mundial del Envejecimiento, que dio lugar a la Declaración de Madrid.

Juntos decidieron adoptar un Plan de Acción Global, con el fin de responder a las oportunidades y desafíos del envejecimiento poblacional en el siglo XXI y promover el desarrollo de una Sociedad para todas las Edades. El plan, comúnmente conocido como MIPAA es un marco de trabajo, una lista de compromisos a cumplir por los Estados miembros de Naciones Unidas. Buscando reflexionar sobre la longevidad y el envejecimiento poblacional, la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento se presenta, incuestionablemente, como una de los más importantes esfuerzos colectivos por conseguir un envejecimiento más digno. De aquella asamblea emergen directrices y metas a alcanzar en todo el planeta. Posteriormente, en Viena, en 2012, volvieron a reunirse los Estados para revisar los logros alcanzados tras 30 años de trabajo (1982-2012).

El envejecimiento poblacional es -de manera explícita- uno de los fenómenos más relevantes de nuestro tiempo, y ello ofrece diversas oportunidades y, también, importantes desafíos. Es por ello que UNECE trabaja para desarrollar un marco que sirva de base para las políticas de envejecimiento de la región.

Envejecimiento activo

Envejecimiento activoEl envejecimiento activo implica conseguir que las personas mayores permanezcan autónomas e independientes el mayor tiempo posible, lo que exige implementar medidas de mejora del entorno individual y colectivo, en referencia a vivienda, asistencia técnica, cambios en el entorno que faciliten la permanencia de las personas en sus hogares habituales y que permitan la consolidación de vínculos intergeneracionales. Las nuevas tendencias en la intervención social centrada en la persona se basan en principios fundamentales como la autonomía, la participación, la individualidad, la inclusión social, la independencia y la continuidad en la atención.

Según este modelo, los ciudadanos deben tener acceso a los apoyos que precisan de manera continuada y adaptada permanentemente a las circunstancias cambiantes durante su ciclo de vida. Por ello, en la Unión Europea se están financiando desde 2008 proyectos tecnológicos que ayuden a la vida cotidiana y permitan a las personas permanecer en sus entornos el mayor tiempo posible, de forma autónoma e independiente. Son los Ambient Assisted Living destinados a mejorar las condiciones de vida de las personas, su salud y bienestar social; fortaleciendo así, además, la base industrial de Europa a través del desarrollo y uso de TIC que respondan a las necesidades de las personas mayores, desde un punto de vista multidisciplinar.

La oportunidad de este programa se debe a la importancia creciente de las necesidades sociales y sanitarias derivadas del envejecimiento de la población europea y los cuidados de larga duración, en donde se incluye también el cuidado a los cuidadores, como ya nos advierte la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. El resultado de todo ello es empezar a reconocer la importancia de la participación activa del adulto mayor para darle mejor visibilidad e incrementar su protagonismo en el proceso de planificación, elaboración, monitorización y acompañamiento de las políticas públicas que actúan en el área del envejecimiento.

El International Longevity Center de Brasil editó en 2015 el informe Envejecimiento activo: un marco político ante la revolución de la longevidad. En él se indica que el envejecimiento converge con otras tendencias globales que afectan a los individuos a lo largo de la vida, como la revolución tecnológica y, dentro de ésta, el desarrollo de sistemas para la gestión de la salud, el autocuidado, la atención domiciliaria y el fomento de la vida activa que permiten y mantienen la independencia y la participación. Tal y como indica el informe, el envejecimiento es un potente motor para la innovación tecnológica.

Desarrollado en el contexto del Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional, en 2013 se publicó el Índice de Envejecimiento Activo (AAI), una nueva herramienta de análisis que tiene como objetivo ayudar a desarrollar políticas para un envejecimiento activo y saludable. Se trata de una instrumento estadístico lanzado por la Comisión Europea y la Comisión Económica para Europa desarrollada a partir de la literatura publicada por organismos internacionales como OMS, EUROSTAT, UNECE, OCDE, con el fin de conocer el “estado de envejecimiento activo y sus índices” en los diferentes países.

El IMSERSO viene colaborando desde 2012 con las Comunidades Autónomas, con los Ayuntamientos, con los profesionales, y con los técnicos, ofreciendo ejemplos de buenas prácticas en aprendizaje a lo largo de la vida, salud y condiciones de vida, sensibilización social, programas intergeneracionales, y participación social en el ámbito nacional e internacional. El Libro Blanco del Envejecimiento Activo del IMSERSO recogió muchas ideas y planteó propuestas para desarrollar y hacer posible que las personas puedan participar en los proyectos que deseen. Los proyectos intergeneracionales dirigidos a unir a grupos de distintas edades para hacer cosas en común, la realización de actividades conjuntas, o los proyectos centrados en que una de las generaciones ofrezca una ayuda concreta a la otra, son un buen ejemplo de programas de envejecimiento activo que sirven para mostrar esa imagen positiva de las personas mayores.

No se trata de desarrollar iniciativas que duren un solo día -como El día de los abuelos en el colegio o una Caminata saludable, de dos horas al año- sino de poner en marcha proyectos a largo plazo que sean evaluados, cambios de modelo que realmente sirvan para alcanzar objetivos importantes. Programas de voluntariado senior (como el de Federació d’Associacions de Gent Gran de CataluñaNagusilan en San Sebastián o CONFEMAC en Sevilla, voluntariado de museos de Aulas de la Tercera Edad, el voluntariado de Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados, primera confederación de mayores del país, que cuenta con más de 3.000 asociaciones adheridas y más de 1.500.000 asociados de todas las Comunidades Autónomas), programas intergeneracionales de recuperación de la memoria histórica como el de Hartu Emanak en Bilbao, el programa Sabiex en Elche para la promoción de envejecimiento activo y saludable, son sólo unos ejemplos de lo mucho que se ha avanzado en algunas ciudades españolas y de las que deberíamos aprender en Valencia.

A nivel europeo y también en España existen proyectos dirigidos a fomentar la transmisión de experiencias de vida y valores desde las personas mayores a los niños en edad escolar; proyectos de emprendimiento o de mentorización; proyectos que tienen como objetivo fomentar el intercambio de experiencias entre personas de todas las generaciones, a lo largo de todo el ciclo vital; algunos de ellos se han pensado para acompañar a personas mayores que viven y se sienten solas; y otros, dirigidos a mostrar otras alternativas de futuro a adolescentes en riesgo de fracaso escolar y de exclusión social. La red EMIL, European Map of Intergenerational Learning recoge casi todas ellas. Los programas intergeneracionales proporcionan una vía para trabajar el envejecimiento activo y la solidaridad intergeneracional en una Sociedad para todas las edades.

Atender a las personas

Relacionados directamente con el paradigma del envejecimiento activo han surgido políticas, programas y marcos de referencia como el programa de la OMS Ciudades Amigables con las Personas Mayores o el modelo de Atención Integral Centrada en la Persona (AICP) [y no en las organizaciones], un nuevo modelo de atención que responde a las demandas de las personas mayores, priorizando su autodeterminación, las relaciones interpersonales, la inclusión social y teniendo siempre en cuenta los deseos de cada una de ellas. Es un modelo novedoso en España coordinado desde la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, que pretende avanzar en la calidad de vida de los mayores, al igual que ya lo han hecho otros países del Norte de Europa, más avanzados en esta materia. También la asociación WeDo constituida por un amplio rango de organizaciones y personas, todas ellas comprometidas con la promoción de un Marco Europeo de Calidad para los servicios de cuidado de larga duración; el trabajo para la mejora de la calidad de los servicios de cuidado de larga duración; y compartir experiencias y buenas prácticas en dicho ámbito.

Y en Valencia ¿qué ha sucedido? Hasta la fecha, diferentes proyectos han caminado en solitario. En 2016 se ha creado la Mesa de Envejecimiento Activo que, por primera vez, ha reunido a diferentes entidades, asociaciones y profesionales especializados en el trabajo con personas mayores o dedicados a reivindicar sus derechos, a ayudar a las más vulnerables, o a promover programas de diferentes tipos (Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología, FEVATED, Amics de la Gent Major, IaioFlautas,…) con el fin de unir esfuerzos y crear sinergias. Y el pasado 28 de abril, el gobierno de la capital valenciana ha anunciado el comienzo del proceso para hacer de Valencia una ciudad amigable con las personas mayores. El marco de trabajo de Ciudades Amigables de la OMS podrá ofrecer a la ciudad líneas de acción estratégicas en ocho áreas diferentes: espacios al aire libre y edificios, vivienda, transporte, empleo y participación, seguridad, servicios sociales y de salud, comunicación e información, respeto e inclusión social, redes y apoyo social, y participación social. Como se trata de un programa “bottom-up”, se espera contar en todas sus fases de desarrollo con la implicación y la participación de las personas mayores y la ciudadanía en general. Con las aportaciones de todos podremos ayudar a que la ciudad de Valencia sí sea “una ciudad para viejos”.

* Sacramento Pinazo-Hernandis es Presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología y Profesora de Psicología Social en la Universidad de Valencia

La cuatro veces oscarizada película de los hermanos Coen No es país para viejos (2007), road movie ambientada en los años 80, no es exactamente una película sobre el envejecimiento aunque sí nos muestra a un lacónico sheriff a punto de jubilarse. No obstante, la película da juego para empezar esta reflexión. El título del film fue tomado por los Coen del primer verso de un poema de W.B. Yeats, Sailing to Byzantium. La composición es un lamento poético por la manera en que los jóvenes ignoran la sabiduría del pasado y la de los viejos. El titulo No country for old men, fue traducido en América Latina por Sin lugar para los débiles, quizás porque se consideró que igual daba decir “viejo”, que “débil” o “persona mayor”. Pero no es lo mismo; las palabras que se utilizan modifican las ideas que tenemos de las cosas y los estereotipos asociados a la vejez son, en su mayoría, negativos. Falta todavía trabajar mucho para reducir la imagen estereotipada de las personas mayores y visibilizar más su contribución social pasada y presente.

Cada vez va a ser mayor el grupo de personas mayores de 65 años. Conforme vayan llegando a la edad actual de jubilación las personas que nacieron durante el llamado baby boom español, va a ser indiscutible la necesidad de nuevos y diferentes recursos que permitan a las personas envejecer participando de la vida social y comunitaria como cualquier otro grupo de edad. Ni deben ni pueden ser marginadas ni invisibles. Todavía hay mucho por hacer para desterrar el edadismo -entendido como la actitud discriminatoria relacionada con la elevada edad- y la infantilización con la que muchas personas mayores son tratadas. Falta también implementar más modelos de cuidados centrados en el buen trato, el respeto y la dignidad de las personas mayores. Centrados en la Persona, así con mayúscula.