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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Arquitecto y diputado socialista: los hilos sobre la historia de los edificios señeros de Valencia que han triunfado en Twitter

El diputado socialista de las Corts Valencianes David Calvo (Valencia, 1982) era uno de los pocos candidatos en las listas electorales que no tenía redes sociales. Durante el primer confinamiento por la crisis sanitaria de la pandemia de la COVID-19 se abrió una cuenta en Twitter y ahora los hilos que escribe cada domingo sobre edificios señeros de Valencia han triunfado entre los usuarios. “Para contar la historia de los edificios hay que estar dispuestos a escucharlos y saber qué hay detrás de ellos”, dice por teléfono e este diario.

El diputado autonómico, que se define como un “arquitecto que temporalmente hace política”, confiesa su hartazgo de que a la capital valenciana se la identifique con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el megalómano (y ruinoso) proyecto pilotado por el arquitecto Santiago Calatrava. 

“La buena arquitectura, que está ligada con la función, siempre tiene un porqué, por eso soy muy critico con la Ciudad de las Artes y las Ciencias”, explica Calvo. “Si es para ser el telón de fondo de un book o de un anuncio, sí que es buena arquitectura porque está sujeta a la función, pero es que la función era que fuese una ciudad de la ciencia y la tecnología”, agrega. Aunque reconoce que es una “batalla que está perdida”.

Para aportar su granito de arena, el arquitecto y diputado se ha centrado en varios edificios de la ciudad y sus alrededores, como la sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar, la Universidad Laboral de Cheste, el Espai Verd, el Colegio Alemán o La Pagoda.

“Una forma de viajar sin salir de la ciudad es hacer este viaje de examinar edificios de arquitectura contemporánea”, defiende Calvo. “Está generando un hábito chulo, que la gente lea la historia cada domingo y comprenda el emplazamiento y la orientación del edificio”, añade.

“Ahora”, recuerda el arquitecto, “estamos con la arquitectura bioclimática y no hay ejercicio más sostenible que orientar bien un edificio. En los 60 y 70, cuando no había mecanismos mas complejos para edificios bioclimáticos, se agarraban al material más barato que había: el sol y la orientación”.

Calvo se nutre para sus hilos de los manuales de la carrera —estudió Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia—, de su propia biblioteca y de fotos antiguas que circulan en la red.

Tras el éxito de sus hilos de los domingos, recibe cada vez más peticiones de usuarios para que analice nuevos edificios. “Aunque me he centrado en los años 60, 70 y 80, hay ejemplos de arquitectura contemporánea que me interesan. El Veles e Vents me parece un edificio exquisito”, destaca el diputado socialista. 

¿Cuáles serán los próximos hilos? Aunque Calvo va improvisando sus nuevas aportaciones, apunta a la Finca Roja: “Es un ejemplo de arquitectura de los años 30 brutal”. “Los edificios hablan si sabes la historia que hay detrás”, advierte.