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Aziz Ullah, refugiado afgano en España: “Nos sentimos completamente abandonados, Estados Unidos y la OTAN nos han traicionado”

Borja Ramírez

València —
18 de agosto de 2021 22:21 h

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La toma por parte de los talibanes de la ciudad de Kabul, capital de Afganistán y hogar de casi cuatro millones y medio de personas, ha supuesto el broche final al espectacular derrumbe del Gobierno afgano, que comenzaba a precipitarse hace apenas diez días ante la ofensiva de los integristas. Finalizan, por tanto, de la peor manera posible dos décadas de intervención internacional con los Estados Unidos a la cabeza y surgen muchas dudas. ¿De qué han servido los miles de millones de dólares del contribuyente americano invertidos según el propio Joe Biden? ¿Por qué han muerto las más de 240.000 víctimas del conflicto?

Otra de las preguntas clave, quizá la que más, es qué va a pasar ahora con los afganos que, hasta hace una semana, vivían bajo el paraguas del Gobierno afgano y la Comunidad Internacional. Las imágenes de las cientos de personas agolpadas en las pistas de aterrizaje del aeropuerto de Kabul, tratando desesperadamente de subir a un avión para escapar del país, dan un ejemplo del pánico a lo que vendrá. Sin embargo, esas personas representan tan sólo una fracción de la población, la de aquellos que han podido permitirse pagar el billete de avión. Detrás, quedan millones de hombres y mujeres abandonados a su suerte.

Aziz Ullah llegó a España el 2 de noviembre de 2007, tras huir de Afganistán a través de la frontera con Irán. De ahí cruzó a Turquía, después a Grecia, Italia, Francia y finalmente llegó a València, donde reside en la actualidad. En su caso, se vio obligado a abandonar el país debido a problemas relacionados con que sus hermanos y tíos formaban parte del Gobierno. Aziz sabe lo que es ser un refugiado y tiene claro lo que supone la llegada al poder de los talibanes.

“La vida cambiará para todos, principalmente para las mujeres y los jóvenes. Las mujeres perderán los derechos que habían conseguido, los talibanes no quieren que las mujeres trabajen en público, quieren que se queden en casa y no permitirán en absoluto que salgan de ahí. Sabemos que los talibanes están empezando a buscar a las niñas que ya han cumplido doce años (edad casadera para ellos) y a las viudas, para entregarlas en matrimonio a sus miembros y soldados. Todo empezará en cuanto nadie mire”, cuenta el afgano.

A través de sus redes y de los recientemente capturados estudios de televisión en Kabul, los talibanes insisten en lanzar un mensaje de perdón y seguridad hacia aquellos que, hasta hace horas, eran sus enemigos. Para Aziz, sin embargo, que los integristas muestren su verdadero rostro es sólo cuestión de tiempo. Explica que los afganos piensan que nadie los va a ayudar, y que los talibanes estrecharán el cerco poco a poco hasta que, una vez se aseguren en el poder, “empezarán a imponer su justicia”.

Apenas tres meses tras el comienzo de la retirada estadounidense de Afganistán, el presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonaba el país para “evitar un derramamiento de sangre”. Según el portavoz de la Embajada rusa en Kabul, Nikita Ishchenko, la comitiva de Ghani estaba formada por “cuatro coches llenos de dinero e intentaron meter otra parte en un helicóptero. No tenía suficiente capacidad y parte del dinero se quedó tirada en la pista”.

“El ejército no negoció, fue el presidente quién se rindió por ellos”, afirma Aziz. “Básicamente, se ha llevado todo lo que ha podido. Con todo el dinero que ha entrado en Afganistán… si ese dinero hubiese entrado en cualquier otro país, ya no habría pobres. Pero en Afganistán un 80% de la población vive en la pobreza”, se lamenta. Uno de los mayores dramas, explica resignado, es que mucha gente estaba en contra del Gobierno porque había “demasiada corrupción”. Pero que la población vivía “atrapada entre un gobierno corrupto y los talibanes”.

Durante las últimas horas, sin embargo, el cerco se ha cerrado por completo y las opciones se reducen a que “en las pistas los americanos te matan, pero si sales fuera los talibanes disparan para que vuelvas dentro”. Las notas con amenazas de un inminente castigo de los fundamentalistas comienzan a llegar, al tiempo que los helicópteros despegan.

“Los afganos nos sentimos completamente abandonados, Estados Unidos y la OTAN nos han traicionado. Han pasado 20 años en Afganistán para acabar entregando el poder a los talibanes. No es que la cosa hasta ahora estuviera bien, pero se podía vivir. Ahora nos dejan un país destrozado y nos abandonan. Todo el mundo está desolado y desesperado”, se lamenta Aziz.

El temporal se acerca a Europa

En medio de una tormenta para tratar de evacuar al personal diplomático del aeropuerto de Kabul, los gobiernos europeos ponen ya sus miras en la más que probable crisis de refugiados en ciernes. Turquía, Irán y Pakistán, países próximos a Afganistán, se preparan desde hace días para hacer frente a un flujo de inmigrantes que, desde la Organización Internacional para las Migraciones, se cifra en más de 30.000 refugiados diarios.

A principios de este mes, a pesar de la situación ya dramática, los ministros de Interior de Austria, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Grecia o Bélgica, enviaban una carta conjunta a la Comisión Europea pidiendo no detener la deportación de solicitantes de asilo afganos rechazados porque enviaría una “señal incorrecta”.