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El gobierno valenciano afronta el sellado de millones de toneladas de basura

Hace 20 años, desde que fue cerrado en 1996, el vertedero de La Basseta Blanca, en Riba-roja de Túria, al que fue a parar durante una década la basura del área metropolitana de Valencia, espera su sellado. Este mes de agosto han comenzado, por fin, los sondeos para determinar la profundidad y características de los millones de toneladas acumulados en él. Y el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Àlvaro, ha insistido con ese motivo en que es fundamental “el sellado de este y de otros antiguos vertederos que durante décadas han sido abandonados y sin ningún control ambiental ”.

La Basseta Blanca es el ejemplo de las nuevas prioridades de la Generalitat Valenciana en materia ambiental. El Pacte del Botànic, que dio pie a la formación del gobierno del PSPV-PSOE y Compromís, apoyado desde las Corts Valencianes por Podemos, se limita a plantear una “gestión sostenible de residuos”. La escueta declaración de intenciones esconde, sin embargo, una tarea ingente en materia de ordenación de los planes zonales, que fueron en ocasiones, como en el 'caso Brugal', centro de sonoros escándalos de corrupción, y también en materia de regeneración.

La Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, que dirige Elena Cebrián, un departamento gestionado por la rama verde de Compromís que representa Verds-Equo, incide en el cambio de paradigma y la reducción de residuos en origen, por lo que plantea iniciativas como la de implatar el retorno de envases y otras medidas. Al mismo tiempo,, se ve obligada a actuar para planificar nuevas instalaciones y plantas de tratamiento, al tiempo que recupera espacios degradados precisamente por años y años de política poco acorde con las directrices de la Unión Europea, una política que consistió en sacar de las ciudades toneladas y toneladas de basura como fuera.

El sellado de vertederos no puede quedar en manos de los ayuntamientos en solitario, ha señalado Àlvaro, que respondió a la reclamación del alcalde de Riba-roja, el socialista Robert Raga, de una efectiva colaboración entre instituciones para resolver de una vez el problema de un vertedero que ha causado filtraciones de lixiviados y alrededor del cual ha habido denuncias de vertidos furtivos e incotrolados que todavía investiga la Fiscalía.

“No se puede dejar el mantenimiento post-clausura de estas instalaciones antiguas a los ayuntamientos en solitario, ni ir haciendo obras sueltas de sellado o de mejora medioambiental cada año”, indicó el secretario autonómico, que visitó Basseta Blanca el pasado viernes. Un plan autonómico denominado 'De nord a sud' prevé el sellado de una treintena de vertederos a lo largo de todo el País Valenciano. Presupuestado en 20 millones de euros, el plan se ha puesto en marcha entre otros puntos críticos de la geografía de la basura, en el enorme y polémico basurero de La Murada, en Orihuela, centro del 'caso Brugal' y de la trama corrupta orquestada alrededor del plan zonal de residuos de La Vega Baja.

Las catas iniciales, para las que aporta la Generalitat alrededor de 70.000 euros, son imprescindibles para ajustar el definitivo proyecto de sellado del vertedero de La Basseta Blanca, que ha de resolver, no solo su adecuada cobertura con tierra y su revegetación, sino su previa imperabilización, el drenaje de efluentes contaminantes y la eliminación de gases emanados de la descomposición de la basura.

“Estas y otras obras que se están preparando en otros puntos de la Comunitat Valenciana dentro del Plan autonómico de sellado de vertederos, para este 2016, son el ejemplo de cómo no debió ser nunca la gestión de los residuos urbanos”, sentenció Julià Àlvaro en su visita a Basseta Blanca.